LA DIOSA IXCHEL. El Castillo

Simulaciones, son lo del día

Habrá sorpresas para el fin de año y no todas agradables. Para familias en donde alguno de sus miembros recibe atención en los famosos centros Teletón, se abren posibilidades de tener otra vía de rehabilitación ante la probabilidad de ver disminuidas, cuando menos, las citas y tratamientos ahí aplicados. Como es costumbre, la crítica es la culpable de semejante crisis por la cual atraviesa esta fundación. Dice su presidente, Fernando Landeros, que han bajado sustancialmente todas las aportaciones año con año, recaudadas a través de las famosas 24 horas ininterrumpidas de transmisiones televisivas. Para el funcionario privado no caben las posibilidades de considerar “no es falta de cariño, es falta de dinero”, debido al encarecimiento de productos, a la situación económica padecida por cientos, miles de familias, e incluso la erradicación de una clase media siempre dispuesta a colaborar con las causas más nobles.

Son, según Landeros, las críticas, las calumnias, las cuales, inclusive, llevaron al despido de 761 empleados de esa fundación. Ante estos señalamientos, habrá de exigirse ser puntuales: se critica en un primer plano a las autoridades, al Gobierno, a quienes tienen la obligación de prestar todos los servicios médicos requeridos por la población, entre estos aparecen, por supuesto, hospitales de especialidades. Le sigue el hecho de aportaciones deducibles de impuestos y, por lo tanto, la labor altruista tan publicitada por los integrantes de la fundación resulta inexistente. La jornada de Teletón obliga a los empleados de todo tipo a laborar sin recibir ninguna recompensa económica por parte de Televisa, los actores y conductores, así como cantantes y músicos, deben considerarse muy honrados de participar.

Igual de honrados se sienten los de la CFE al no cobrar, por esa fecha, ni un céntimo por la energía eléctrica consumida. Sin embargo, Televisa hace su gran venta de 24 horas, como las tiendas y su venta nocturna, aunque sin ningún descuento, sino todo lo contrario, aplica tarifas mayores, por el auditorio captado, a los anunciantes quienes se pelean los mejores horarios. También las apariciones de funcionarios públicos y gobernantes son cobradas. Ninguno de esos ingresos de la empresa son aportaciones para los hospitales Teletón. Es inaceptable que se opere de esta forma y se difunda como toda una obra en beneficio ciudadano el servicio prestado por los centros CRIT.

A lo anterior se agregan otros elementos: los terrenos en donde se ubican los centros son aportaciones hechas por los gobiernos. A estas autoridades se les exige el pago de la nómina de empleados, por lo menos durante los primeros años. No hay ninguna rendición de cuentas a quienes adquieren el derecho de ser informados, ya sea por la aportación de un peso o de un millón de pesos. En el momento de la contratación de los trabajadores del CRIT se llena un formato en el cual quedan canceladas, prácticamente, la totalidad de sus prestaciones y se tienen “voceros” para que, en el caso de los cientos de despidos del último año, repercuta como eco la imposibilidad de presentar alguna queja ante las autoridades, porque siendo una prestación en beneficio de menores y de familias sin recursos, sería visto como actitudes mercenarias, crueles, sin sentimientos.

Según Landeros, será la gente quien tome la decisión del rumbo de los CRIT en diciembre, cuando tenga lugar de nueva cuenta el Teletón y ese manejo que, como puede verse, no es tan limpio como pretenden hacerlo aparecer y mucho menos alejado de la forma de hacer negocios.

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