LA DIOSA IXCHEL. El Castillo

 

 

 

SABIA VIRTUD DE CONOCER EL TIEMPO

En el Sur de Quintana Roo, dos pronunciamientos han tenido gran penetración entre los ciudadanos: desarrollo y utilización de la casa de gobierno con fines muy diferentes a los dados por los gobernadores. Uno de los grandes azotes de la zona es el desempleo, seguido por la desigualdad en atenciones, en inversión, en crecimiento. De ahí que el candidato de la alianza PRI-Verde-Panal realizara una amplia exposición sobre los puntos en los cuales debe procurarse llevar a un desarrollo que los empate con el Norte, que borre esa diferencia insultante hasta en la referencia, entre unos y otros. El estado, ha dicho, es uno y como tal debe verse. No tiene por qué verse retrasada ninguna zona, ya que todo el territorio tiene potencial para crecer. Dirige las baterías hacia la realización de las convenciones medianas y pequeñas, para las cuales existe la infraestructura necesaria y con lo cual se lograría ubicar, con todas las bellezas existentes, con todo ese potencial cultural, los puntos que, ahora y desde el surgimiento de Cancún y Playa, se saben abandonados. Incentivar al campo para lograr producir lo que se consume por toneladas en los hoteles, junto con el apoyo a la producción artesanal, es otro de los proyectos a ejecutarse de inmediato. Mauricio Góngora, sabedor de las exigencias ciudadanas, de la necesidad de mantener la confianza de quienes depositen el voto en su favor el 5 de junio próximo, ha decidido dedicar la casa de gobierno a otras actividades relacionadas con la cultura, con la educación, con el apoyo a los jóvenes en diferentes áreas. No será una carga más para el erario esa manutención, por lo que es de esperarse que tampoco lo será su familia: nada que desvíe el erario entra en su agenda. El conocimiento del daño, de la necesidad, junto con el remedio y el trapito, es la fórmula.

 

Tarde les dio por acelerar la presentación de debates. Tarde, porque se está a escasos 19 días de que deban cancelarse las actividades proselitistas. Tarde, porque por ahí debieron empezar las campañas. Tarde, porque no se ha visto la existencia de proyectos y programas que realmente abarquen todos los temas que la problemática ciudadana ha expuesto de viva voz. Tarde, porque aun y cuando la autoridad electoral marcara la inexistencia de ataques virulentos y calificativos, la guerra sucia encontró tierra fértil desde principios de año. Tarde, para quienes encuentran en los ataques su única arma para presentarse ante el electorado. Tarde, ante el reconocimiento y hasta agradecimiento por evitar la basura electoral de siempre y los daños a la inteligencia, causados por los espectaculares y sus ridículos mensajes. Tarde, para quienes perdieron el tiempo y la oportunidad.

 

No hay día en el cual deje de verse el empeño por hacer del abanderado tricolor una sucesión de mandatarios anteriores. Se habla de un manejo del exgobernador Félix González sobre Roberto Borge y la imposición de su voluntad en la elección de Góngora Escalante, e incluso de candidatos a alcaldes y diputados. O sea, el senador es el máximo exponente de la política, el cerebro de todos los movimientos, el eje rector del presente y del futuro estatal y por ende de su más de un millón 200 mil ciudadanos. El hombre todopoderoso. De ser así, ¿por qué no reelegimos a semejante ejemplar masculino, orgullo de todo el reino animal y otros que componen el planeta? Porque tanta inteligencia y astucia tendría que servir para algo más que para ejercer controles ¿o no? Es absurda esta campaña en la cual se intenta demeritar tanto al mandatario actual como a quien, seguramente, será su sucesor. Ambos tienen sus virtudes y defectos. De uno ya existe un diagnóstico ciudadano, un ejercicio de gobierno con responsabilidades únicas y propias. El otro habrá de construir su propia imagen y fama. Cada quien tiene suficiente con su propio costal. Curiosamente, quienes han mostrado preocupación y deseo de construir una clase política con futuro, siempre se ven atacados, como si lo plausible fuera la improvisación, el salto de la nada. Lo mismo le pasó a Martínez Ross. Otros, ni fu, ni fa, en esa delicada misión.

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