La deforma protestante y las abominaciones

MISIÓN EVANGÉLICA

Por SJ. Carlos César González Cruz

El mes de octubre, conocido también en el calendario litúrgico como el mes de la reforma protestante, en el cual recordamos que Martín Lutero clavó sus 95 artículos en la catedral de Wittenberg en 1517. Los pueblos que en ese entonces bajaban para el comercio en fecha importante de 1 y 2 de noviembre, fiesta religiosa de los fieles difuntos, se veían obligados a asistir a la iglesia, encontrándose con esta tesis bien argumentada del Dr. Martín Lutero el 31 de octubre de 1517.

Lo medular de esta tesis era la declaración de los abusos del clero en la venta de las llamadas “indulgencias” las cuales eran unos certificados firmados por el papa, que garantizaban reducir el castigo en el purgatorio de los familiares muertos. En el deseo y anhelo que se tenía de que la iglesia “volviera a la forma de la iglesia de cristo”, surgió lo que se llamó el movimiento de reforma del S. XVI. Un lema de las Iglesias surgidas en esta Reforma fue “Ecclesia reformata semper reformanda est secundum verbum Dei”. (Frase en latín) “La Iglesia reformada que siempre debe reformarse, debe hacerlo siguiendo la Palabra de Dios, o en la búsqueda de fidelidad a la Palabra de Dios”.

Con el paso de los años hasta nuestros días, tenemos hoy en el fervor religioso.  El establecimiento de “iglesias deformadas de algunas abominaciones”.

La feligresía se las iglesias de hoy ya no lee la Palabra, no tiene definidas las doctrinas cardinales de su fe, ni los católicos saben por qué son católicos ni los protestantes saben por qué son protestantes. Si en la edad media se vendían los favores de Dios a través de las indulgencias, hoy los protestantes también los venden por las unción mágica y místicas de las declaraciones y decretos de “los apóstoles de la súper fe”.

Alguien al ver esto dijo: __ Nos urge un Martín Lutero contemporáneo __

Mientras que la iglesia católica está tan fragmentada en diversas órdenes religiosas, los protestantes también lo están en diversas denominaciones, los cuales alardean su calidad religiosa: “Asambleas de Dios”, “Iglesia del Evangelio completo”, “Iglesia de Cristo”, “Iglesia de los santos de los últimos días”, “Testigos de Jehová”, “Iglesia conservadora”, “Iglesia Piedra angular”, “Iglesia apostólica” Etcétera.

¿Puede una persona tener la seguridad de su salvación? ¿Los favores de Dios se compran? ¿Tiene costo el bautismo y la santa comunión? ¿Qué tan importante es la oración mágica y la unción del clérigo en mi vida? ¿Si soy miembro de una iglesia, con ello me iré al cielo? ¿Es la salvación por fe o por obras, o por ambas? ¡Cuantas preguntas hay como estas que tienen una clara respuesta en la Biblia! Lo lamentable es que, por no leerla, los seres humanos son fácil de engañar.

¡Bendiciones queridos amigos y hermanos del camino, del buen camino de Dios! SJ. Carlos César González Cruz.

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