La dama del boxeo
Tras el velatorio, hoy será el adiós de Doña Martha Saldívar con misa de cuerpo presente.
Por Redacción > Quequi
Ciudad de México. Tras realizarse el doloroso velatorio en el Panteón Francés de la Ciudad de México, donde la familia del boxeo mexicano y extranjero acudió a expresar sus condolencias por el fallecimiento de Doña Martha Saldívar de Sulaimán, este medio día se oficiará una misa de cuerpo presente, para enseguida llevarse a cabo la cremación, en el mismo recinto ubicado sobre la Calzada Legaria en la Delegación Miguel Hidalgo.
Doña Martha Saldívar Morales, quien falleció la mañana de este domingo anterior, fue sin duda, la dama más querida del boxeo y la más importante, pues detrás de los reflectores, las cámaras, las entrevistas y el glamour del boxeo, ella fue el pilar, la fuerza y el cobijo no sólo de la familia Sulaimán sino también de los boxeadores.
Y es que Doña Martha además de ser la compañera por 42 años de Don José Suliamán Chagnón, fue quien abrió las puertas de su hogar a cientos de pugilistas que tocaron a su puerta, buscando a quien entonces fuera presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB-WBC, por sus siglas en inglés), pero también quienes buscaban la amabilidad y sencillez de Doña Martha quien no solo les cocinaba y atendía, sino también les brindaba consejo, una amena charla y un cariño genuino que traspasaba las cuerdas.
Doña Martha nació en Ciudad Victoria, Tamaulipas, donde pasó una niñez y una juventud tranquila hasta que conoció a un joven dispuesto a cambiar el mundo y dejar una huella imborrable a su paso y así lo hicieron pues, juntos formaron una pareja que al pasar los años fue la columna del boxeo y es que gracias al entendimiento, la paciencia, el amor y el apoyo incondicional de Doña Martha a su esposo, él pudo dedicar gran parte de su vida y su tiempo al boxeo, mientras ella jugaba varios roles, uno de los más importantes ser mamá y papá de sus cinco hijos, ya que Don José pasaba mucho tiempo viajando.
Sin embargo, el papel de la señora Martha, era y es monumental, pues también fue la contención de su esposo en los momentos más complejos, su confidente y mejor aliada, la consejera y también ¿Por qué no decirlo?, la voz fuerte cuando sabía que algo no estaba bien.
Ella, llevaba en sus hombros a la familia Sulaimán, pero también el peso de la familia verde y oro, y es que, aunque tal vez sus apariciones en cámara o en las arenas de boxeo podrían parecer pocas para el tiempo que estuvo ligada al boxeo, ella es la mujer que más estuvo involucrada en este deporte y quien cedió en innumerables ocasiones la intimidad de su casa, e incluso de su vida, para abrirla a todo aquel que lo necesitara.