La cercana relación de la NFL con el boxeo

Round 12 > Por Mauricio Sulaimán
(Presidente del WBC – Hijo de José Sulaimán)
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El domingo se celebró uno de los eventos más importantes del deporte a nivel mundial: El Super Bowl LVIII. Mi predicción fue que los Jefes de Kansas City ganaban 27-20, basado en la experiencia de ambos mariscales de campo, Pat Mahomes, y su grandeza, y Brock Purdy, con su novatez, y también porque normalmente las defensivas ganan los juegos, y Kansas City demostró al final de la temporada gran solidez en ese rubro.


Y San Francisco llegó al Gran Juego porque fue una gran historia, como la de Purdy, un quarterback sustituto, novato y el último jugador escogido en el Draft del 2022, el número 262, denominado como el “jugador chatarra”, y miren hasta donde llegó.
El futbol americano ha tenido grandes coincidencias a través de los años, y para mí, fue algo que me acercó siempre con mi papá.


La pasión por los Vaqueros de Dallas nació un domingo de 1976, cuando don José me sacó del campo de beisbol de la Liga Lindavista para regresarnos a casa, me sentó con él a ver el Super Bowl, entre Dallas y Pittsburgh. Esos Vaqueros, de Roger Staubach, y los Acereros, de Terry Bradshaw.
Dallas perdió en un juego cardíaco, y desde ese día me convertí en un fiel aficionado, un sufrido aficionado pues no hemos estado en un Super Tazón desde 1995, y como también soy aficionado del Cruz Azul, pues ya estoy bien curtido y acostumbrado a ver pasar la gloria, año tras año.
En uno de sus muchos viajes, don José regresó con un casco del corredor, Tony Dorsett, y fotos autografiadas por muchos Vaqueros, ese es uno de mis tesoros más preciados.
Ed Too Tall Jones, liniero de Dallas, se aventuró en el boxeo, y sostuvo seis peleas profesionales, pero se dio cuenta que los trancazos estaban más duros en el ring que en el emparrillado, y mejor colgó los guantes.


El estadio de los Vaqueros de Dallas ha sido testigo de grandes eventos boxísticos, cuando Manny Pacquiao derrotó a Joshua Clottey, y luego a Antonio Margarito. En tanto, Saúl “Canelo” Álvarez estableció el récord de asistencia en Estados Unidos para una pelea en estadio techado, con 73 mil 126 aficionados, cuando noqueó al inglés Billy Joe Saunders, en un ambiente inolvidable. También, Eroll Spence Jr. logró dos triunfos sobre Mikey García y el cubano Yordenis Ugas.
Una de las más grandes memorias de mi vida fue aquel día, en el que el dueño de los Vaqueros, Jerry Jones, viajó a México, acompañado de dos vaqueritas para promocionar el combate entre Pacquiao y Margarito. Después de la conferencia de prensa, mi papá fue invitado a una inolvidable comida en Televisión Azteca, y me le pegué, pues no me la podía perder.
Los ejecutivos de Azteca, quienes fueron los responsables de crear La Casa del Boxeo nos recibieron con la tradicional hospitalidad mexicana. Ahí estaban Rodrigo Fernández, Mauricio Majul, Carlos Díaz y Rodolfo Vargas, entre otros.


La plática de boxeo pronto se extinguió, y después de un par de tequilas, todos fuimos testigos de una de las conversaciones más interesantes que se pueda dar, pues Jerry Jones, Bob Arum y don José Sulaimán contaron todo tipo de anécdotas e historias, que nos tenían a todos con la boca abierta.
Mi papá no tomaba alcohol; de vez en cuando, una margarita, una copa de vino o un anís, después de la comida, pero ese día, Bob, decidió abrir la botella de Reserva de la Familia que le habían regalado, y le metió varios tequilas a don José.


Es bien conocido que siempre existió una distancia entre Arum y mi papá, pero ese día se disfrutaron ambos al máximo. Imagínense cómo estuvo, que cuando mi papá se paró para despedirse, Bob le plantó un beso y un gran abrazo. Nosotros dos nos salimos relativamente temprano, pero hay mucho más de esa fiesta, pues se la siguieron al regresar al hotel.
El jugador de americano es muy aficionado al boxeo, por naturaleza encuentran en nuestro deporte una pasión que los lleva a comúnmente estar presentes en las grandes carteleras del pugilismo.
En la función del año pasado en Jalisco, cuando el “Canelo” llenó el Estadio “Akron”, estuvo presente el corredor de Pittsburgh, Najee Harris, y tuve la oportunidad de invitarlo a una experiencia en la Ciudad de México, días después del combate. Lo llevé junto a sus amigos a la Cantina del Bosque, y le encantó el tequila, los tacos y las quesadillas, y se volvió loco jugando cubilete.
Le perdí la pista toda esta temporada hasta que el pasado diciembre, estaba sentado antes de empezar la pelea de Devin Haney Vs. Regis Prograis, y de repente llega un gigantón a abrazarme, era Najee, feliz de estar en el boxeo.

¿Sabías que?

El 19 de noviembre de 2017, los Patriotas de Nueva Inglaterra jugaron contra los Raiders de Oakland, en el Estadio Azteca. Tuvimos la fortuna de poder organizar el espectáculo de medio tiempo, basado en el tributo a los Héroes de México, pues tan sólo habían pasado dos meses del terremoto que sacudió a nuestra ciudad.
Mi querido Pepe Cantoral interpretó su tema: México cuenta conmigo; Manuel Mijares cantó el Himno Nacional, y hubo un desfile en el que se aclamó a los héroes, desde bomberos, enfermeras y doctores, policías y hasta deportistas destacados como: Ana María Torres, Ana Gabriela Guevara, Manuel Negrete, Carlos Mercenario, y “GGG” Golovkin, que estaba en nuestro país, y desfiló con la playera verde de la selección.

Anécdota de hoy

Fue en 1980 cuando Roberto “Manos de Piedra” Durán le dio la revancha a Sugar Ray Leonard, en el Superdome de Nueva Orleans. Días antes llegó mi papá, y me dijo: Mijito: vámonos al estadio, hay partido de la NFL y se va a promocionar la pelea. Al llegar veíamos a muchos aficionados con bolsas de papel en la cabeza, en señal de queja de lo malo que eran los Santos.
Ya sentados, don José nos dijo: No he comido nada en todo el día, ahorita regreso. Minutos más tarde, llegó con dos hot dogs, palomitas, nachos, y su coca light, por eso de la dieta.

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