Juguemos al Príncipe Maquiavelo
El Rincón de Abraxas
Por Benjamín Arias Acosta
Consideraciones Ligeras sobre el Uso del Poder
La necesidad de ostentar el poder deviene de los más antiguos y arraigados deseos del ser humano.
Liderar, gobernar, tiranizar, dictar, dominar, hacer que se cumpla la voluntad como un Dios, no son deseos poco reales, mucho menos escondidos, al contrario son deseos que siempre han intentado imperar en el mundo a través de la economía, de la política, de la magia, de los productos, del atletismo, el amor y vaya usted a saber qué más.
Y no es algo oscuro, al contrario, todo es tan evidente que la competencia es encarnizada, como los Juegos Olímpicos, en el que los seres humanos físicamente más perfectos a través de la constancia, la disciplina, la buena alimentación y la preparación enfocada, tratan de romper los límites establecidos por los récords mundiales cada 2 años.
La competencia para imperar es lo más fabuloso que existe en el mundo. Es fundamental recordar que la competencia honorable es la que da más valor, aunque muchas veces, se requieran de tácticas para descolocar al oponente y sacar ventaja, son hechos o circunstancias que la gente común no tiene la oportunidad de entender las razones o los orígenes por estar inmersa en la vorágine de su mundo, su sobrevivencia y solo atina a ver los resultados en forma de noticia y verdad.
En el gobierno, en el poder público, por su andamiaje jurídico y las condicionantes expresas en la ley, todo lo que sale a la luz pública sin pruebas fehacientes no existe, solo son atractores sociales, para obtener popularidad y llevar agua a su molino para desacreditar y debilitar a quien ostenta el poder.
Las cortinas de humo, las crisis, los dramas políticos, las caídas estrepitosas en los gobiernos son noticia permanente, de interés público y, sobre todo, de morbo social, de resultados preconcebidos. Para la sociedad actual no existe el buen político ni el buen gobernante, solo es parte de un “Sistema” del cual pocos tienen acceso para robar al pueblo y aprovecharse del poder.
De esta manera, les presento éstas ligeras consideraciones en el uso del poder para el interesado en dominar algo, lo que quiera, lo que desee. Tal vez parezca ficción pero tal vez sea una simple semejanza con la realidad y sea producto de la imaginación divertida del autor de este texto. Usted tiene la última palabra.
CAPÍTULO ÚNICO
Tipos de Gobernantes
Si el partido político retuvo el poder, o si hubo alternancia en el poder.
Si hubo alianza de partidos, o fue por candidatos ciudadanos.
Nicolás Maquiavelo dijo:
“Teniendo el príncipe natural menos motivos y necesidad de ofender a sus gobernados, está más amado por esto mismo; y si no tiene vicios muy irritantes que le hagan aborrecible, le amarán sus gobernados naturalmente y con razón.”
Bajo dicha premisa, tenemos que el gobernante o el futuro gobernante, o el aspirante a gobernar, debe demostrar que realmente tiene interés en el progreso y futuro de los gobernados. Debe evitar a toda costa generar acciones que ofendan y lo aborrezcan. Y de tenerlas, esconderlas lo más posible para evitar ser presa de las redes sociales y el descrédito inmediato.
Debe conservar, en cuanto se pueda y solamente quitando algunos detalles que el anterior gobierno enarbolaba, las acciones de progreso sostenido convirtiéndolas en acciones innovadoras. Como si fueran de un “teléfono inteligente” de nueva generación con más y mejores beneficios. Siempre será mejor una vuelta de tuerca muy leve a querer cambiar tornillo y tuerca.
Los vicios y las acciones irritantes, evidentes, en contra de las usanzas locales deben reducirse o enmascararse al mínimo para evitar ofensas innecesarias que devengan en pequeños incendios intestinos. Aunque “agua caliente no quema rancho” si deja escozor, no lo olviden.
Por tal razón, es útil fomentar las costumbres más arraigadas, compartirlas con los gobernados y mucho más útil es generar una sociedad participativa. Actividades que unan a la sociedad, la culturicen y generen identidad con mayor intensidad debe ser la constante para mantener interesada a la comunidad en el tiempo que dure el usufructo del poder.
Hay muchas acciones que ofenden a la sociedad, para realizarse, el gobernante debe generar la necesidad de estos y justificarlos sabiamente, con ingenio y lógica irrefutable.
Lo anterior le dará gobernabilidad y tranquilidad social por un tiempo hasta que surja una nueva incomodidad real o sea estratégicamente creada por autorización o por los enemigos.
El gobernante siempre está en campaña, debe respirar y soñar con lograr la paz social y enfocar sus fuerzas en el progreso. Se puede enmascarar las intenciones a través del marketing pero las consecuencias de la hipocresía siempre tendrán peores resultados que usando el cinismo mediático.
El cinismo mediático es una herramienta para salir al paso de hechos consumados, por la desfachatez del discurso, descontrola al ciudadano común, lo desorienta brevemente, situación que se aprovecha para darle rápido la vuelta a la página del conflicto. Las consecuencias adversas se resienten en corto tiempo.
La Luna de Miel debe extenderse lo más posible ya que es cuando las acciones de gobierno se resienten, se perdonan pero no se olvidan y se sacan los trapitos al sol al fin de la administración o nunca si se tiene buen control de crisis.
Dejar el poder en la siguiente administración es una de las cosas que más duelen en el orgullo del gobernante, genera muchas emociones y ahí radica el mayor error de todos. Por eso se recomienda que la entrega-recepción debe ser liviana y repleta de acuerdos no escritos para evitar conflictos que terminen en lugares incómodos, manchando la reputación y bloqueando el futuro político del ex gobernante.
Comprobación: Haga una revisión en redes sociales sobre las reacciones positivas, negativas, platique con sus vecinos, con sus amigos, con toda la gente que pueda, observe las acciones de su gobernante en turno y compare el resultado. De ahí, Usted podrá saber si se reelige, si tiene oportunidad su alianza o perderá sin remedio.