JORGE GONZÁLEZ DURÁN. La Jiribilla
LOS JOAQUÍN Y CHAN SANTA CRUZ (1 DE 2)
Ayer, cerca de los cien años de edad, falleció en Cozumel don Nassim Joaquín Ibarra, patriarca de una familia poderosa en la política y en la economía. La familia Joaquín llegó primero a Carrillo Puerto, la antigua Chan Santa Cruz, en 1904, y al cabo de unos años se trasladó a Cozumel donde fincaron sus raíces y su hegemonía en los negocios y en la política. Don Nassim es historia y leyenda.
Doña Addy Joaquín, la primogénita de don Nassim, fue depositaria de un escrito de su tio Aurelio, hermano mayor de don Nassim, donde narra la llegada de la familia Joaquín a Chan santa Cruz. Doña Addy hace algunos años le entregó copia de ese escrito a este reportero. Por su valor histórico transcribo un fragmento:
“Entre los primeros fundadores de Santa Cruz de Bravo, por allá por el año de 1904 fueron mis papás, Don Pedro Joaquín y su esposa Rosa Ibarra de Joaquín, nacieron allí sus hijos Esperanza, Aurelio, Miguel y Alfredo, años después ya en la Isla de Cozumel nacieron Nassim, José y Emma”.
“Mis padres vinieron de Líbano, pasando un tiempo en La Habana; que salieron de aquellas bellas tierras en busca de dos tíos que se habían establecido en Mérida, Yucatán, y comerciaban en los principales pueblos”.
“Fue cuando mis padres, Don Pedro y Doña Rosita llegaron a Mérida, donde se dedicaron al comercio en los principales pueblos de Yucatán. Mis tíos guapos, muy alegres, muy traviesos, crearon enorme simpatía, porque eran terriblemente enamorados”.
“Tanto mi papá como mi mamá y mis tíos maternos, hablaban perfectamente bien el idioma maya, entonces por allá entre 1902 y 1904 se enunciaba la visita a Mérida, Yucatán, del general Porfirio Díaz”.
“Mérida y todo Yucatán estaba en su apogeo, era el único país del mundo que producía el henequen, ‘el Oro Verde’. Todos eran ricos, todo se importaba de Francia y los hacendados vestían elegantes filipinas de dril de lino blanco No. 100 de Inglaterra, y todos con elegantes leontinas de oro puro”.
“Las damas vestían muy elegantes, las mestizas, sí las guapísimas y muy elegantes con sus Ternos, preciosamente bordados a mano de una belleza indescriptible”.
“También todas en extrema abundancia, todas tenían una enorme cadena con un crucifijo de oro puro y sobre todo en Yucatán habían excelentes joyeros”.
Era impresionante ver en Progreso, Yucatán, la enorme cantidad de pacas de henequén para exportar a todo el mundo. (Continuará)