Investigador de la UNAM alerta sobre situación vulnerabilidad de los arrecifes de la zona
Cancún, 27 de agosto.- El doctor Juan Pablo D’Olivo Cordero, investigador titular de la unidad académica de sistemas arrecifales de la UNAM, advirtió que las acciones actuales para enfrentar el cambio climático no están avanzando con la rapidez necesaria, lo que pone en riesgo a las regiones más afectadas, como Quintana Roo.
En el marco de la reunión mensual de trabajo de los Asociados Náuticos de Quintana Roo, el investigador destacó la creciente frecuencia de eventos climáticos extremos que afectan los arrecifes de coral a nivel global.
«Los corales necesitan varios años para recuperarse, pero con la frecuencia de los eventos climáticos que estamos viendo, uno o dos años no son suficientes para que los arrecifes se hayan recuperado por completo», señaló D’Olivo.
Según los estudios realizados en los arrecifes de la región, se ha registrado un impacto significativo, con una continua disminución de los corales sanos. En algunas áreas, hasta el 60% de los arrecifes están afectados, aunque la capacidad de recuperación varía según la ubicación y las condiciones locales.
El doctor D’Olivo también subrayó que los arrecifes de Puerto Morelos han sido particularmente afectados por eventos de blanqueamiento y enfermedades, siendo una de las zonas más golpeadas en la región.
«Estos eventos se han vuelto más frecuentes y, sumados a otros factores como el turismo, se ha visto comprometida la capacidad de recuperación de los arrecifes», explicó.
Para mitigar estos daños, el investigador hizo un llamado a reducir las emisiones de CO2 y mejorar el manejo de aguas residuales, la pesca y la implementación de zonas protegidas. Además, instó a los operadores turísticos a concienciar a los visitantes sobre la importancia de reducir la presión sobre los ecosistemas locales para ayudar en la recuperación de los arrecifes.
En cuanto a la disminución de los presupuestos del gobierno federal para atender este tipo de situaciones, D’Olivo señaló la necesidad de ejercer presión sobre las autoridades para que mantengan vivos los sistemas arrecifales.
«Es un doble juego por parte del gobierno federal. Hay que generar presión sobre los gobiernos para que tomen medidas. Lo que hagamos en nuestra vida diaria, desde el uso del automóvil hasta el transporte público, refleja lo que queremos como sociedad, y los gobiernos se ven obligados a responder», concluyó.