Inmobiliaria propicia invasiones

 

Decenas de personas defraudadas viven en temor de perder su patrimonio en Villas del Arte, ante la amenaza de que estas casas en litigio vuelvan a ser invadidas, ante la mala fe de Metrofinanciera, que de forma selectiva heredó este fraccionamiento, pero sólo para cobrarle a quienes tenían sus casas terminadas, pero olvidarse de aquellos cuyas viviendas estaban pendientes.

Este desarrollo, ubicado en el lado sur de la ciudad, fue promovido por la constructora Acbir, financiada por la empresa española Crédito Inmobiliario. Las seis primeras casas muestras se inauguraron en 2007 y para 2008, cientos de personas habían dado su anticipo para que les construyeran su futuro hogar.

El complejo habitacional comprendía de 450 a 500 casas para un nivel de clase media alta, con acabados finos, de dos pisos y con amplio espacio en la parte delantera y trasera de cada lote.

En 2009 comenzaron los problemas al desaparecer Crédito Inmobiliario. Acbir continuó edificando, pero con un clásico esquema de “pirámide”: de los anticipos de las últimas casas vendidas, pagaba la construcción de quienes ya esperaban la entrega. Sin embargo, se generalizaron los retrasos, dejó de entrar el dinero y la empresa se fue a la quiebra.

El tramo de la tercera etapa que comprende 25 casas estaba diseñado para que cada inmueble contara con un local comercial, pero la empresa a cargo del proyecto no lo terminó.

En su lugar entró Metrofinanciera, que heredó la cartera de Crédito Inmobiliario y vino a Cancún a “hacerse cargo” del desarrollo fallido. La empresa se puso en contacto con todos, quienes ya tenían su casa entregada y quienes habían dado montos de hasta 200 mil pesos, pero tenían todavía una casa en obra negra. A los primeros les exigió que les dieran sus mensualidades a ellos, en tanto que a los segundos les prometió terminarles sus casas; de esta manera muchos también le aportaron dinero.

Esto nunca sucedió, por lo que siguió una lluvia de demandas, ante Profeco y vía tribunales, por lo que todas estas casas quedaron embargadas, sin que se vea una solución, porque exigen su dinero los defraudados, los bancos con los que Acbir sacó créditos y otros deudores.

La situación quedó en un limbo aún más profundo, debido a que Metrofinanciera cambió su razón social y representante legal, treta con la que procuran deslindarse de la deuda que tienen con todas las familias defraudadas en Villas del Arte, además de otros desarrollos inacabados, como el polémico InHouse, señaló Ricardo Romero.

“Lo que se tiene que hacer es rematar esas casas, pero cada una tiene diferentes embargos. No se puede vender ni rentar, porque no la escrituraron. Sólo recibieron los anticipos”, declaró.

 

LA INVASIÓN

Enteradas de esta situación, pseudoabogadas vieron a este desarrollo inacabado como un blanco perfecto para un despojo. Ante la falta de certidumbre legal sobre las casas no escrituradas, decidieron extender documentos falsos de posesión legítima a quienes quisieran comprarlos.

La venta de estos documentos ocurrió en la zona de “El Crucero”, a cualquier transeúnte interesado le ofrecían impunidad para invadir una casa en una zona de alta plusvalía, por la módica suma de ocho mil pesos.

Juntado el grupo, decenas de invasores ingresaron a estas casas, derribando puertas, rompiendo ventanas y forzando cerraduras, machete en mano.

Rápidamente, los invasores se dieron a la tarea de deshierbar los jardines abandonados hace años y a espantar con amenazas a los vecinos que se acercaban a ver qué ocurría.  Con toda confianza, colocaron los sellos de aseguramiento que habían comprado, que les brindaría inmunidad ante cualquier intento de desalojo.

Sin embargo, cometieron un craso error: producto de la Reforma Penal, la Procuraduría General de Justicia, la que supuestamente había expedido estos sellos, dejó de existir, para dar lugar a la Fiscalía General del Estado.

Al ser llamada la fuerza pública por los propietarios defraudados, rápidamente se vio que los papeles y sellos presentados eran falsos, por lo que fueron desalojados.

“Ya tenemos indicios de quiénes crearon estos sellos apócrifos, que demeritan a la institución, es una investigación abierta”, indicó el fiscal, Arturo Álvarez Escalera.

En tanto, Metrofinanciera, que continúa cobrando mensualidades a quienes sí lograron escriturar su casa (aunque algunos, sabedores del cambio de razón social, dejaron de hacerlo), se niega a darle solución a este asunto, demoliendo las ahora inhabitables casas, y devolviendo el dinero defraudado, para eliminar este foco de mala imagen y limbo legal.

Por Juan Manuel Trinidad > Quequi

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