Inaugura Trump celebración del 4 de julio
Llegó el día feriado más importante del año en Estados Unidos y Trump, quien prometió «un tremendo 3 de julio» en Dakota del Sur, ha sido cuestionado por celebrar el evento en un momento en el que los casos de Covid-19 están aumentando a niveles récord en el país. Durante el acto, el mandatario pronunció un discurso con tinte electoral, pese a que a las afueras se registraron protestas por parte de grupos indígenas que reclaman esas tierras.
El mandatario estadounidense realizó ayer viernes la apertura oficial de la celebración de la tradicional fiesta del 4 de julio, con una muestra de fuegos artificiales en el Monte Rushmore, para el que se emitieron unas 7,500 entradas y en donde no era obligatorio el distanciamiento social ni el uso de tapabocas.
La decisión de inaugurar la Celebración de Independencia allí es controversial, ya que llega en un momento en el que las estatuas de los generales confederados y los dueños de esclavos están siendo reevaluadas y, en muchos casos, derribadas en medio de las protestas contra el racismo.
«Nuestra nación está presenciando una campaña despiadada para borrar nuestra historia, difamar a nuestros héroes, borrar nuestros valores y adoctrinar a nuestros hijos. Las turbas enojadas están tratando de derribar las estatuas de nuestros fundadores, desfigurar nuestros monumentos más sagrados y desatar una ola de crímenes violentos en nuestras ciudades», señaló Trump en su discurso.
Dos de los expresidentes representados, George Washington y Thomas Jefferson, eran dueños de esclavos. «Este monumento nunca será profanado. Estos héroes nunca serán desfigurados. Su legado nunca, nunca será destruido. Sus logros nunca serán olvidados. Y el Monte Rushmore será, para siempre, como un eterno tributo a nuestros antepasados y a nuestra libertad», añadió el líder republicano.
Los grupos de nativos americanos también han criticado la visita de Trump porque, a su juicio, supone un riesgo para la salud pública ante la propagación del brote del nuevo coronavirus y reclaman el respeto del lugar donde se encuentra el monumento como una de sus áreas sagradas.
Muchos nativos estadounidenses no celebran el Día de la Independencia porque lo asocian con la colonización de sus tierras tribales y la pérdida de sus libertades culturales.
«El presidente está poniendo en riesgo a nuestros pueblos tribales para organizar una sesión de fotos en uno de nuestros sitios más sagrados», dijo Harold Frazier, líder de la tribu Sioux del río Cheyenne.
Una celebración en medio del repunte de los contagios
Las autoridades han advertido sobre una escalada en el número de los casos en territorios como Arizona, Florida y Texas, entre otros, lo que llevó a que este jueves se rompiera el récord diario nacional con más de 54,000 nuevos contagios.
Según el recuento de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos acumula 2.7 millones de contagiados y 129,114 muertos, y se mantiene desde hace ya varias semanas al frente de las estadísticas mundiales.
A pesar de ello, algunas ciudades planean continuar con las festividades y prometen hacerlo de manera responsable. «Espero que, durante el Día de la Independencia, si tienen la necesidad de celebrar, lo hagan conscientes de que no pueden estar en eventos masivos, porque se pueden infectar», declaró Bennie Thompson, el director del Departamento de Seguridad Nacional.
Entonces, ¿cuáles serán las restricciones para los festejos de este año?
De acuerdo con lo reportado por The New York Times, 80% de los espectáculos de fuegos artificiales en el país fueron cancelados. Pero, pese a las recomendaciones, cada territorio ha fijado sus propias restricciones para los festejos del Día de la Independencia.
Por ejemplo, en Los Ángeles, California, donde se han confirmado más de 12,000 casos nuevos desde el pasado viernes, el Departamento de Salud ordenó el cierre de las playas y la cancelación de los espectáculos de fuegos artificiales.
«No queremos más cierres, pero nuestros números están por las nubes», dijo el doctor Cameron Kaiser, el oficial de salud pública en el condado de Riverside, California.
En las zonas del centro del país, como Nebraska, los autoridades sugirieron que las celebraciones debían hacerse con reuniones al aire libre, pero llevando el registro de los invitados para facilitar el rastreo de posibles contagiados, indicó The New York Times.
En el sur de Florida, las autoridades de salud decidieron cerrar las playas, desde Los Cayos hasta Palm Beach, para minimizar el riesgo de contagio entre las multitudes que por esta época de verano se agolpan en el Sunshine State.
En el condado de Miami-Dade, que ha superado la barrera de los más de 1,200 nuevos casos por día, el alcalde Carlos Giménez endureció las restricciones a restaurantes y hoteles durante todo el fin de semana.
«No hay un acto más patriótico que proteger la vida de todos en nuestro condado», dijo Giménez en un comunicado.
En la capital estadounidense, Trump prometió un “gran celebración”
En Washington D.C., las autoridades siguen adelante con los planes de celebración. David Bernhardt, el secretario del Interior, anunció en un comunicado de prensa el miércoles que ya tienen preparado un «espectáculo aéreo único» y una exhibición de pirotecnia «que promete ser la más grande de la historia reciente», con más de 10,000 fuegos artificiales lanzados durante la noche.
Al igual que el año pasado, Trump presidirá el evento. Las autoridades federales aseguran estar preparadas para acoger a “una multitud considerable”. El secretario del Interior afirma que más de 300,000 máscaras estarían disponibles para los visitantes.
Sin embargo, como a muchos, los planes del presidente no parecen convencer a Muriel Bowser, la alcaldesa de la ciudad, quien -según CNN- criticó el evento insistiendo que no está de acuerdo con la idea de los funcionarios federales de salud de acoger multitudes durante la pandemia.
Con información de EFE y France24