Hotel, nicho de bandidos
Cozumel. El hotel Paraíso Caribe se ha convertido en refugio de malvivientes que se drogan o esconden luego de cometer alguna fechoría; parejas van para tener relaciones sexuales e incluso indigentes acuden a dormir.
El propietario del Hotel Paraíso Caribe fue asesinado en el interior de unos departamentos y desde entonces se sigue un proceso legal en el que sus hijos también se pelean por la propiedad, que está en el total abandono y resulta un serio problema hasta de salud para los vecinos del lugar por una alberca que es criadero de mosquitos.
A unos días de cumplirse cinco años del homicidio de Luis Armando Pineda Rosales, propietario del hotel Paraíso Caribe que se ubica en la 15 avenida entre calles 10 y 12 de la colonia Centro, el caso se encuentra estancado, sin que se tenga una sola pista sobre él o los homicidas.
Mientras que el Ayuntamiento ha iniciado un proceso legal a través de edictos en periódicos a fin de convocar a la hija del difunto, Patricia Pineda o quienes sean sus legítimos propietarios a fin de que le den mantenimiento o utilidad.
Lo que alguna vez fuera un hotel de tres estrellas en la ínsula y que con la llegada de cadenas hoteleras fuera bajando de categoría hasta terminar siendo un hotel de paso, se encuentra en el total abandono, sin puertas ni ventanas.
En el patio interior del hotel la yerba ha crecido tanto que pareciera no existe construcción, mientras que la alberca está llena de agua sucia y podrida.
En fechas recientes se suscitó un conato de incendio en uno de los cuartos, cuando vándalos que se drogaban en el interior prendieron uno de los colchones, siendo sofocado por los bomberos, sin que pasara a mayores el problema.
El problema es complejo, debido a que existe un proceso legal por la disputa del predio entre los hermanos (hijos del difunto), por lo que en este momento el lugar está sin un legítimo propietario, por lo que en caso de que no exista respuesta por parte de algún familiar, el Ayuntamiento deberá de intervenir para limpiar el lugar y posteriormente cobrarle al propietario el servicio.
Por Luis Roel Itzá