Héroes mexicanos: engrandecimiento y orgullo paralímpico
Por Dylan Vera Silva
Quequi
Comenzamos a contar la historia de lo que se viene el siguiente año, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. En efecto es la mayor justa deportiva del mundo y me atrevo a decir que es la edición más deseada, incluso después de la justa de Londres 1948 posterior a la 2 Guerra Mundial.
Es un privilegio contarles el camino deportivo e ilustrar con el contexto político, histórico y de competencia, que tiene la delegación mexicana. Pero cuando faltan medallas, cuando no se han conseguido los resultados esperados como en Rio 2016, que recordemos, nos posicionamos en el lugar #61 con 5 medallas y desafortunadamente con un saldo de cero preseas doradas, algo que no ocurría desde Atenas 2004. ¿Quiénes son los que sacan la casta en la adversidad y ponen el deporte mexicano en las nubes?
Con 15 medallas, contando 4 del metal más brillante de los 3 tipos disponibles, en Rio 2016, el equipo paralímpico conformado por 69 atletas fue el que se echó al hombro todo el peso mediático, para sacarnos una sonrisa a todos los mexicanos.
Pero antes de emocionarnos con la historia de amor, llanto, orgullo y en algunos casos particulares, de tragedia y superación de la delegación mexicana paralímpica, hay que dejar claro que no se está haciendo una comparación entre lo que una y otra gana, si no, busco complementar la grandeza del deporte mexicano, que parece que es olvidada hasta que los metales se ganan. Hay que educarnos en el deporte y entender que también tenemos la opción paralímpica y que se siente, desde la perspectiva de un amante de los deportes, que le hace falta más ruido.
Pero, ¿De dónde viene la iniciativa de integrar el deporte paralímpico en Juegos Olímpicos? Esta idea nace a partir de la necesidad humana, de su ambición y ganas de continuar creciendo a pesar de las circunstancias. Fue el Doctor Ludwig Guttman, exiliado de Alemania al inicio de la Segunda Guerra Mundial, quien fundó la unidad espinal, que usaba el deporte como herramienta de recuperación física y psicológica, siendo la segunda, una característica básica para los atletas de alto rendimiento hasta la actualidad.
Los juegos que sentaron la base para la coordinación entre el Comité Olímpico Internacional (COP) y el Comité Paralímpico Internacional (CPI) actual, fueron impulsados por el Dr. Guttman y que coincidieron con la ceremonia inaugural de los juegos de Londres 1948, llamados, “Juegos de Stoke Mandeville” con la participación de 16 soldados (mujeres y hombres) con lesión medular.
Con este antecedente se llevaron a cabo los primeros juegos Paralímpicos oficiales, llevados a la acción en Roma 1960. En ese entonces el término usado era el de olimpiadas para minusválidos, mismo que partiendo dede su raíz etimológica, nos lleva por un sendero de conceptos negativos derivados del latín “minus” que quiere decir “menos”, sin embargo aunque ya se tenía este conocimiento, fue hasta la década de los 80 que el término fue cambiado por el que conocemos en la actualidad.
Al parecer todo iba bien en el desarrollo y forma en la que se incluían y se otorgaban las oportunidades a los atletas con condiciones diferentes, sin embargo, derivado de razones poco claras, los Juegos Paralímpicos no compartieron sede con los juegos Olímpicos en diversas ocasiones, bastantes a mi parecer, considerando que los atletas Paralímpicos nunca dejaron la intensidad y la competitividad, ofreciendo un espectáculo digno de una justa internacional.
Una edición que no se compartió y que pudo habernos regalado grandes experiencias y sobre todo un avance enorme en la cultura, hecho que debe ser lamentado en la actualidad, fue la de México 1968, en la que las olimpiadas para minusválidos se llevaron a cabo en Tel-Aviv, Israel. Una situación similar ocurrió con la Unión Soviética, que se negó en la edición de 1980, por lo que los juegos se llevaron a la ciudad de Arnhem, Holanda.
Parece que siempre hay una sociedad avanzada y sin la carga de prejuicios dispuesta a luchar por una causa mayor. Debo destacar que son estas ciudades en la actualidad, algunas de las referentes a lo que es tener calidad de vida e inclusión, como lo es el caso de Holanda, con una adaptación del casi 100% para personas discapacitadas en su red de transporte de acuerdo a datos de la Comisión Europea, basados en la diversidad que, nos guste o no, es parte de la cotidianidad del mundo moderno.
En 1988 llegó el cambio y la revolución tan esperada, fue en este año en la edición celebrada en Seúl, Corea del Sur que se llevaron a cabo de manera conjunta ambas ediciones, compartiendo sede e instalaciones. Ya para Barcelona 1992, se puede contar el inicio de la historia tal y como la conocemos en la actualidad pues por primera vez ambas delegaciones compartieron, sede, instalaciones, patrocinios, accesibilidad, transporte. Afortunadamente el acuerdo entre ambas organizaciones estará vigente hasta 2032 lo que garantiza la inclusión deportiva y el desarrollo.
Ahora, ya con las condiciones establecidas ¿Hace falta mayor difusión en México? Por supuesto que sí, más apoyo y mayor interés en el deporte paralímpico. Se entiende qué en México y el mundo el deporte rey es el futbol, pero de verdad, ¿No se ha generado interés en los demás deportes a causa de la gente o porque no hay difusión?
Con referentes del tamaño de Leticia Torres (Atletismo) con 4 medallas de oro en Seúl 1988, por mencionar algo de todo lo que ganó en su carrera, Gustavo Sánchez (Natación) con sus dos oros de Londres 2012, José Arnulfo Castorena (Natación) con su presea dorada en Sidney 2000, y así podría seguir con una lista inmensa de campeones.
¿Qué nos toca a los comunicadores y analistas? Voltear a ver la riqueza de nuestros atletas y que en términos políticos refiriéndonos al deporte como “soft power” usarlo como una herramienta de cambio social, y mejoría dando oportunidad a poder apreciar el máximo del deporte mexicano, justo lo que necesitamos como país.
Queridos lectores, de acuerdo al INEGI, en México tenemos alrededor de 7.1 millones de personas con alguna discapacidad, y 30 de cada 100 vivieron la discriminación de forma hiriente, ahora, ¿Imaginan si esos 30 casos se convirtieran en 30 atletas y en cientos de medallas más? Tenemos una oportunidad de mejorar, pero todos debemos contribuir, de acuerdo a nuestra posición en un cambio radical.
Que no nos sorprenda ver más noticias sobre el deporte paralímpico rumbo a Tokio 2021, pues la competencia es reñida, los obstáculos sanitarios se encuentran a la orden del día y tanto para atletas, como organizadores y medios de comunicación representa un reto, si no imposible, fuerte para vivir al máximo la mayor justa deportiva.
Referencias