Hechos en Cancún
Por Alberto Salazar y Deporte por Dentro
Con pleno orgullo justificado, el promotor Pepe Gómez, acompañado de su hijo, José A. Gómez Jr., recibió ayer en casa a los dos campeones mundiales absolutos que ha dado -hasta el momento- Quintana Roo: Rodolfo “Rudy” López y Miguel “Alacrán” Berchelt, quienes estuvieron junto a sus primeros mánagers: Ladislao “Chino” Celis y Adrián “Cubano” Núñez.
“Rudy” se coronó monarca universal de peso Pluma por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), al destronar al japonés Takashi Koshimoto en Fukuoka, el 30 de julio de 2006; en tanto, el “Alacrán” fue a California, Estados Unidos, para arrebatarle el cetro de peso Superpluma del CMB al también mexicano Francisco “Bandido” Vargas”, apenas el 28 de enero pasado.
“Para mí hacer un campeón mundial es como ver nacer a un hijo. Considero que son seres tocados por la mano de Dios”, dijo sumamente complacido Pepe Gómez, quien destacó además que Quintana Roo, mundialmente conocido por sus hermosos atractivos naturales turísticos, es también ya ubicado como una entidad que ofrece excelentes funciones de boxeo y que ha empezado a forjar campeones mundiales con reconocida capacidad.
Añadió: Mi amigo Mario Abraham Xacur, titular de la empresa “Max Boxing” llevó al título a Berchelt, hizo un trabajo extraordinario con el campeón cancunense; sin embargo, hay que puntualizar que el boxeo mexicano no tiene fronteras.
Tanto López, oriundo de la Supermanzana 48, como Berchelt, de la Región 93, ambos de la ciudad de Cancún, hicieron su aparición en esta casa editorial con sus respectivos cinturones “verde y oro” sobre sus hombros.
“Los felicito por sus logros, ustedes son ejemplos a seguir”; comentó el empresario de origen tabasqueño y precisamente, Berchelt recordó que “Rudy” López fue parte motivacional importante para buscar el título mundial. “Estuve en el aeropuerto cuando regresó a Cancún como campeón del mundo, incluso, le pedí un autógrafo y me dije ‘algún día yo también tendré un cinturón igual’”.
Berchelt, quien comenzó su andar en el boxeo en Cancún, se forjó en Yucatán y se entrenó en Hermosillo, Sonora, es muy admirado en todo el país. “Hay que dejarse querer, ser muy humilde, esa es la base para que toda la gente me apoye y me siga; esperemos hacer mi segunda defensa aquí en mi casa, en Cancún”, subrayó el “Alacrán”.
Finalmente comentó, “uno necesita tener hambre de triunfo, saber manejar el miedo y mucha disciplina para prepararse bien y jugarse la vida; sé que ahora hay jóvenes que se inspiran de mí y es que en Quintana Roo hay buenos prospectos, tenemos a Joselito Velázquez y a Joseph Aguirre, que vienen pisando fuerte”.
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Respaldo
yucateco
Por Redacción Quequi
Mario Abraham Xacur, hijo menor del añorado William Abraham Dáguer, heredó de su padre su talento por el trabajo empresarial y su afición y pasión por el boxeo, Mario está vinculado al boxeo desde su más temprana infancia por razones obvias.
Nacido el 2 de septiembre de 1969, Mario vio de cerca el gran éxito de su padre en la promoción boxística y vio desfilar por su casa y por los negocios de su señor padre a las estrellas del boxeo mundial que su progenitor apoderaba.
Así que no siéndole ajeno este deporte, conociéndolo de arriba a abajo desde niño, Mario tomó la batuta de su padre y a los 30 años tuvo a su primer campeón mundial en la persona de Gustavo «Guty» Espadas Jr., ahijado de su padre y primogénito de «Guty» Espadas Sr.
Aficionado al futbol en el que es el americanista número uno de Yucatán y, al boxeo, Mario se decantó por el deporte de las “orejas de coliflor y narices chatas” y dio seguimiento a la tradición familiar y así el viernes 14 de abril de 2000, promovió la función en la que «Guty» Jr. se convirtió en el primer hijo de campeón mundial en imitar a su padre como tal.
Curiosamente, al mismo tiempo, Mario se convirtió también en el primer promotor en la historia del boxeo mundial en imitar a su padre como apoderado de un púgil, cuyo hijo fue también monarca del orbe.
En septiembre de 2008, Mario incursionó en este mismo deporte con un nuevo sello, denominado “Max Boxing” en el que comenzó a promover figuras locales y de la región, entre ellas a un jovencito venido de Cancún, de nombre Miguel Ángel Berchelt Cervera, apodado el «Alacrán» y a quien con un trabajo fino, paciente, condujo, luego de seis años de trabajo, a convertirse en el sexto campeón mundial promovido por la familia Abraham.