Hace honor PRI a maña fraudulenta

Por Redacción > Quequi

El famoso músculo del PRI en el Estado de México es una poderosa maquinaria electoral entrenada como un ejército, capaz de mover más de 150 mil votos en unas pocas horas. Es el acto final de una campaña en la que el histórico partido lleva trabajando desde hace meses.

La movilización del electorado el día de votación supone para el PRI una movilización única en América Latina, sólo comparable al chavismo, el sandinismo de Daniel Ortega o el APRA peruano de los buenos tiempos. Y este domingo el día comenzó para miles de militantes, simpatizantes y funcionarios priistas a las 5.30, tal y como señalan las órdenes del partido.

La primera cita fue a las 7:00 en las “casa D” o “casa amiga”; viviendas del PRI habilitadas para la ocasión y ubicadas a menos de 100 metros de cada casilla o lugar de voto, donde se reunieron desde primera hora los jefes de sección.

Es una de las herramientas más efectivas de movilización. Desde aquí se organizan varias de las estrategias para arañar los últimos votos; se distribuye la organización de los vehículos para trasladar ancianos o enfermos desde primera hora, los desayunos gratuitos o se revisa el mapeo por cuadrante de cada colonia o barrio.

Una de las técnicas más habituales es la conocida como lista 1 X 10, un método habitual del chavismo. Cada militante, previo control del padrón, está encargado de llevar hasta la urna a 10 votantes. La “casa D” será también un lugar fundamental cuando caiga la noche y comience el recuento en el caso de “tener que defender el voto”. Las órdenes son transmitidas a los jefes seccionales. Para evitar errores, en los dos últimos fines de semana la militancia ha celebrado dos simulacros.

Para estos comicios, las “casas D” han sido, principalmente, cedidas por simpatizantes, porque no llegó el dinero para rentarlas, “sólo llegó para el desayuno”, explica un militante priista.

En el Estado de México 7,5 millones personas, más del 40% de la población, se benefician algún tipo de programa social, reconoció el gobernador Eruviel Ávila, durante su último Informe de Gobierno. Mucho antes del día de votación se han entregado bolsas con comida o, directamente, tarjetas para comprar. Hasta tres tarjetas distintas: “la roja”, “la fuerte” y “la rosa” se han repartido a discreción facilitando el acceso a muchos de estos programas sociales.

Una práctica que, como ha sucedido en ocasiones anteriores, terminará siendo sancionada tantas semanas después que pasará desapercibida. “Entre el 10% y el 15% del voto que mueve el PRI es cooptado”, calcula René Torres, profesor investigador de Ciencias Políticas de la Universidad Iberoamericana.

Sin embargo, de estos 15 puntos, “entre dos y tres se mueven el día de la votación gracias a estrategias como la casa D o el acarreo”, sostiene Torres. Esos dos o tres puntos, entre 150 mil y 200 mil votos, son precisamente la diferencia que mantienen en las encuestas el candidato del PRI, Alfredo del Mazo y la de Morena, Delfina Gómez, ubicados dentro del empate técnico.

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