GERMÁN GALLEGOS CRUZ. La Mesa De Las Nauyacas

 

LA VERDAD Y LA RAZÓN, PREVALECERÁN

Atento recado a los que pueden construir y no quieren. Hace unos tres días preguntaba un contertulio de la Mesa de las Nauyacas ¿cuánto tiempo durarán en la ofensa y la calumnia los medios de comunicación que quisieran derrumbar al actual gobernador? En el peor de los casos, quizá unos dos años -coincidieron unos-. Este cuestionamiento sale a flote, porque no cejan en el ataque diario, sólo «por quítame estas pajas». No hay tregua en la «metralla», hay que pegarle día y noche, quién quita y se doblegue y nos llama para el «arreglo», pensarán algunos. Un día tuve el gusto de conocer a un caballero de buenas hechuras, cuyo nombre es Rafael Hernández, a la sazón, dos veces presidente municipal de Xalapa, Veracruz, con resultados extraordinarios en obra pública y programas sociales. De viva voz me contó que el éxito de sus dos mandatos se debió a la «frugalidad» en el gasto de publicidad en los medios de comunicación. Me comentó que los mínimos convenios que firmó se sustentaron en el precio-beneficio para la Comuna xalapense. “Los medios que tradicionalmente recurrían al golpe bajo y al chantaje, jamás tuvieron posibilidades de hacer algún servicio publicitario a nuestro Ayuntamiento. Obviamente, que esos medios excluidos por inmorales y faltos de ética, trataron de ‘masacrarme’ con sus mentiras y calumnias. No exagero si te platico que algunos me acusaron hasta de ‘antropofagia’, de ‘comerme’ niños vivos y otras ‘lindezas’. Calumniaron incluso a mi propia familia, pero jamás cedí ni un ápice. Si un día fueras a mi casa en Xalapa, te mostraría la gigantesca hemeroteca de diarios, revistas y pasquines, que conservo como un recuerdo de la vileza humana. No es nada fácil saber que tus hijos inevitablemente ven las portadas de los periódicos que te acusan de actos deleznables, sin fundamento. Pero pude soportar años de calumnias, pensando que al final de cuentas, la verdad y la razón estaban de mi lado. Las ‘carretadas’ de dinero que mis antecesores acostumbraban regalar para comprar silencio de sus fechorías, nosotros como Ayuntamiento los aplicamos a obra pública, educación, deporte, arte y cultura. Así nos ganamos la aprobación de los ciudadanos, así pudimos contrarrestar años de ofensas. Y así también pude ser dos veces presidente municipal del culto municipio de Xalapa, Veracruz. Te platico esta experiencia de vida para demostrarle al mundo que se pueden hacer muchas cosas en bien de la gente, a pesar de la perversidad y la ambición de muchos. Para mí ha sido muy satisfactorio ser poseedor del deber cumplido. Me complace recibir el reconocimiento de la gente, en el saludo sincero, en el abrazo fraternal, en la sonrisa franca de quienes fueron testigos de mi trabajo como servidor público”. Este extraordinario caballero veracruzano, don Rafael Hernández, homónimo del «Jibarito» boricua, es un ejemplo de fe inquebrantable en sus ideales. Me imagino al cristiano de fe que recita convencido: Si Dios conmigo, ¿quién contra mí? Así también imaginé a don Rafael Hernández diciendo: Tengo fe en mis ideales. ¿y quién osará derribar o  quebrantarlos? Debo comentarles que mi fortuito encuentro con el personaje de mi relato se dio en los tiempos en que él era delegado del partido político Movimiento Ciudadano en Quintana Roo.

 

SÍ SE PUEDE

Sí se pueden superar la adicciones nocivas. Una vez mi padrino Emilio Carranza, en los tiempos de mi juventud, me platicó de las dependencias emocionales que matan. ¿Cuántas veces has oído la expresión quejumbrosa de una mujer o un hombre, en el trozo de una canción o poema: Pégame, pero no me dejes? Cuando un medio de comunicación planea y ejecuta una campaña de calumnias y ofensas contra un servidor público, se inicia el «trabajo de zapa» para doblegarlo. Y más temprano que tarde está de rodillas implorando protección (salvo contadas excepciones). El tormento y el miedo de quien teme ser descubierto en actos inmorales, lo hacen extremadamente vulnerable y cede al chantaje del medio que vende caro el silencio «protector» necesario. Ahí empieza el viacrucis del gobernante, que siente como gran necesidad «llevarse» bien con quienes pueden delatarlo. ¿Por qué no terminar con esta relación patológica? Si no hay intenciones de abusos de poder ¿cuál es el miedo? Durante muchos años los grandes medios de comunicación (TV y grandes diarios) han sido los que ordenan el «son» que ha de bailar la clase gobernante. Son ellos los que construyen o destruyen carreras políticas para sacar un «provechito». Es tiempo de revisar la relación prensa-gobierno y lograr acuerdos que construyan. Que así como el ciudadano común y corriente pone su granito de arena con su esfuerzo diario en el trabajo, así estas entidades de poder deben cooperar incondicionalmente para el engrandecimiento de Quintana Roo. Insisto en el tema del cambio prometido, porque puede ser el inicio del giro espectacular hacia la moralización del quehacer político. Alguien podría llamarme iluso, pero los ejemplos que a través del tiempo he visto, me dan una esperanza de posibilidades reales; por supuesto, sólo si sigue habiendo esa voluntad política de quienes ahora gobiernan. La verdad y la razón, pueden ser el baluarte infranqueable que soporte toda arremetida de los malosos.

La frase: Poco a poco se va lejos… AA.

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