GERMAN GALLEGOS CRUZ. La Mesa De Las Nauyacas

 

NADA QUE ‘OFERTAR’…

 

Atento recado a Pepe Gómez, presidente del Grupo Quequi

 

A dos años de terminar su mandato el presidente, Enrique Peña Nieto, se queda sin «mercancía» que ofertar. Parece que la euforia del arranque de su administración, le hizo malbaratar todo. Las expectativas frustradas de crecimiento económico, se atascaron en el maltrecho camino del desorden. El pacto por México se quedó estancado en el intento. Sin duda, hubo una operación política de altura al doblegar la histórica arrogancia del Partido Acción Nacional (PAN), y la intransigencia patológica del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Gustavo Madero, Santiago Creel, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, arropados con la misma sábana y comiendo en el mismo plato de sus archienemigos, los priistas y su indiscutible líder máximo, el presidente, Peña Nieto. Navegaron buen tramo juntos, hasta que les cayó el «veinte», que habían sido utilizados. Ambos partidos pagaron un alto precio político por su ingenuidad, o candor. Las ligerezas de su preceder, provocaron un derrumbe electoral en la siguiente elección. Pero el caso es que mucho se esperó del pacto por México, y nada, o casi nada pasó.

Después las reformas estructurales que nos vendieron como la panacea para todos los males, incluyendo “el mal del pinto», “el mal de sambito», “el mal de ojo”, “el mal de orín”, recurro a esta vacilada, porque hasta el sol de hoy, parece una reverenda vacilada, por los insustanciales resultados. Cómo se abusa de nuestra dejadez, cómo nos han tomado la medida por agachones y miedosos. En todo este racimo de ofertas inciertas, parece haber una mediana excepción; la Reforma Hacendaria de Luis Videgaray. En lo personal reconozco, que a pesar de tremendas resistencias, evitó la quiebra de la economía del país, al aumentar sustancialmente el padrón de contribuyentes y cobrar más impuestos a los de siempre, a los cautivos, al pequeño comercio. Esta cacareada reforma, camina con múltiples «asegunes», porque deja en calidad de excepción a los grandes empresarios de México. Ellos tienen trato especial por los usos y costumbres de la política a la mexicana. Los Azcárraga, los Salinas Pliego y de Gortari, Slim, Zambrano, Larrea, Bailleres, Arambuzabala, Del Valle, Servitje, Arango, etc. ellos pagan lo que quieren, y dicen las malas lenguas, que a veces ni pagan. Con todas las arbitrariedades contra el pequeño comercio, la Reforma Hacendaria es lo más rescatable, del «Peñanietismo». Nos golpeó, y nos seguirá golpeando, pero indudablemente evito la postración de México ante los apetitos de los agiotistas del banco mundial y el Fondo Monetario Internacional.  La caída de los precios internacionales del petróleo hacía ver nubarrones de tormenta en el horizonte. Por fortuna la brincamos momentáneamente. La caída en picada del mercado petrolero, hizo zozobrar el barco de Petróleos Mexicanos, y el negocio grande que vislumbró el gobierno del presidente, Peña Nieto se deslizó al insondable abismo. Todos cantaban victoria, todos se atusaban el bigote, creyeron que la Reforma Energética era la salvación de México. En conclusión, las promesas, los compromisos, la palabra empeñada del candidato, Enrique Peña Nieto, en aquellos tiempos en que a fuerza de la publicidad televisiva le fabricaron una personalidad con perfil de triunfador, quedo en casi nada. Existe la percepción en la sociedad mexicana, que el gobierno federal se tambalea por los recurrentes errores del presidente. Ya no hay recursos, ni en retórica para entusiasmar a nadie. Existe la sensación de un vacío de poder. Qué pena que la institución presidencial se halla en barata y  en subasta, sin que cliente alguno se presente a la puja.

 

ADIÓS VIDEGARAY

 

Qué tiempos aquellos, cuando el prestigio de México en materia de política exterior, le ganó el respeto de propios y extraños. Hoy la diplomacia mexicana se fundamenta en las ocurrencias del gabinete presidencial. Bien hizo Enrique Peña Nieto en no delatar públicamente al autor de sus desatinos. Es un secreto a voces, que el súper asesor y súper Secretario de Hacienda y «Relaciones Exteriores» emboletó al presidente con una desafortunada sugerencia: Invitar al candidato republicano Donald Trump, para venir a defecar a la residencia presidencial de Los Pinos. Explicaciones que a nadie convence, sobran. Pero la realidad está a la vista de todos. El megalómano candidato a la presidencia de Estados Unidos de América, ahora se ufana de ser el artífice de la caída de Luis Videgaray. Todos vemos que no pierde oportunidad para seguir jodiendo al pueblo de México, y que si hipotéticamente llegara a ganar la elección, ningún acto de cortesía, zalamería, o entreguismo, servirían para atemperar sus fobias y rencores contra nosotros. Por eso no se puede apagar la flama de nuestro coraje, la frivolidad presidencial nos dejó mal parados ante los ojos del mundo. Pero en el recuento de los daños, pocos han tomado en cuenta la humillación intrínseca que sufrió nuestra canciller, al no ser consultada de la invitación «urgente» que le hicieron al neo nazi Donald Trump. Gracias don Luis Videgaray, gracias, pero adiós para siempre…

 

La frase: La libertad consiste en poder hacer, lo que se debe hacer…Baltazar Gracían.

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