GERMAN GALLEGOS CRUZ. La Mesa De Las Nauyacas
¿Sufragio efectivo?
Atento recado a Pepe Gómez, presidente de Grupo Quequi.
Qué lejano quedó el eslogan de la campaña política de Francisco I. Madero, en busca de terminar con una dictadura con cuerpo y rostro: La del general Porfirio Díaz. No puede ser mera coincidencia que Porfirio Díaz, en 1871 se levantara en armas contra la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada, mediante el Plan de la Noria. No pueden ser designios de fuerzas celestiales que una vez sentado en la silla del poder, don Porfirio no dudara un instante ya en su cuarto periodo presidencial (1892-1896), modificar la ley mediante el uso de su avasallador poder, sobre un congreso entreguista y sumiso, que sin chistar aprobó la reelección indefinida. Cuando atisbamos la historia de nuestra patria, nos enteramos que nada ha cambiado, parece que viajamos en una rueda que gira horizontalmente y un rato después de las decepciones y corajes, volvemos a pasar por el mismo lugar. Sufragio efectivo, no reelección, con tamaño eslogan siguen rubricando los documentos oficiales. ¿Cuándo en nuestro país ha sido efectivo el sufragio? ¿Cuándo fue realidad la no reelección? A veces pienso, y cuando pienso me da coraje saberme parte de este hato. Con el carácter de hombre «visionario», Plutarco Elías Calles ideó «parir» el Partido Nacional Revolucionario (PNR), aduciendo que era necesario terminar con tantas revueltas que lastimaban mucho a los mexicanos. Este general sonorense no escapó a los apetitos reeleccionistas, sin que en cuerpo y alma se sentara en la silla del poder logró colocar a cuatro presidentes de la República de manera consecutiva: Álvaro Obregón, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez y Lázaro Cárdenas. No sé cuántos mexicanos de aquella época y del presente piensen que los gobiernos dictatoriales terminaron con la caída del porfiriato. No cabe duda que somos adictos contumaces al “atole con el dedo”. ¿Acaso don Plutarco Elías Calles no se reeligió por interpósita persona? ¿Nunca nos pusimos a pensar que los gobiernos priistas inamovibles en el poder eran una forma de reelección? Necesitamos que venga un Vargas Llosa para decirnos que vivimos en un régimen de dictadura perfecta o dicta blanda. La manipulación del sistema que ideó el general Calles alcanzó para hacernos creer en tiempos modernos, que una voz externa que señale los excesos y el abuso de poder del gobierno mexicano, es intromisión y atentado contra nuestra soberanía (y nos rasgamos las vestiduras). Qué bulto grande y hueco nos vendieron con su farsante eslogan oficialista de: Sufragio efectivo, no reelección. El PRI pudo mantener gobiernos dictatoriales durante más de 70 años y lo más decepcionante es que hay gente de abajo que se siente orgullosa de pertenecer al partido que ha hecho de nuestro país una vergüenza internacional. Si no, que me digan que miento, cuando hasta en competencias deportivas no ganamos ni para la honra. Por supuesto que no es culpa de nuestros deportistas, sino de los que dirigen el deporte, del gobierno en general. En fin, hay tantas cosas que exhiben al mexicano, como dejado, manipulable, telenovelero, apático y conformista -triste panorama-. Pero retomando el hilo de mi nota, pensemos ¿cuántos gobernantes traen en su corazón a un Plutarco Elías Calles o a un Porfirio Díaz que no cesan en la intención de eternizarse en el poder, imponiendo a sus amigos cercanos en la línea sucesoria para seguir gobernando tras bambalinas? ¿En qué gancho de la historia quedó trabado el anhelo democrático de Madero?
GOBIERNO FALLIDO
Dice mi padrino que no damos una. Los fracasos inocultables están sobre la mesa y a la vista de todo el mundo. El de ahora es deportivo, entre otros. Llevaron a una delegación mexicana a las Olimpiadas de Río de Janeiro con deficiencias de origen. Los países que tienen gobiernos medianamente honestos aplican recursos efectivos en la preparación de sus deportistas. En México, no. El Gobierno sale a decir en los medios de comunicación cómplices, que tenemos escuelas e instalaciones de alto rendimiento en la materia. Que se aplican cuantiosos recursos en proyectos deportivos de «largo aliento». Qué bárbaros, si los mismos deportistas, en el caso específico del otrora glorioso boxeo mexicano, dicen que desde hace seis meses no reciben apoyo alguno y que gracias a las coperachas de familiares y vecinos terminaron su mediano adiestramiento para la competencia mundial. Los resultados allí están, para que no me digan que soy pesimista o malaleche con el Gobierno. Eso sí hay que decirlo con orgullo, lo más notorio de nuestra delegación en Río de Janeiro fue el fino y elegante atuendo de Alfredo Castillo Cervantes, titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade). ¡Ah! y la presencia de su novia, que en un acto de «justicia» también ella tiene derecho al viaje «olímpico»; faltaba más. Pero como tengo que concluir con esta catarsis, debo decirles que los fracasos de nuestro deporte, de nuestra economía, nuestra educación, de nuestras instituciones de salud, justicia, seguridad pública, etc., son el reflejo de un Gobierno fallido, que nos ha mentido desde el arranque.
La frase: Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: Por honor, por dinero o por amor. Napoleón.