GERMAN GALLEGOS CRUZ. Desde La Mesa De Las Nauyacas
Necesidad y oportunismo
Atento recado a los oportunistas. Es innegable que hay tremendo déficit en materia de vivienda en Quintana Roo y por supuesto que el Gobierno debe atender con prontitud y eficacia esta sentida demanda. En el discurso demagógico, el gobernante se esmera en pronunciar las palabras «adecuadas» para hacer creer a los demandantes que hay preocupación real por atender dicho problema. Nunca ha sido verdad (espero que ahora sí). Se juega perversamente con las necesidades de la gente.
Hace cosa de tres o cuatro días que invadieron tierras ajenas los que necesitan vivienda en Tulum, pero con ellos se colaron cientos de oportunistas que, teniendo propiedades en casa habitación y departamentos en renta, están tanteando que tan productivo pueden ser sus chantajes a la autoridad, disfrazándose de «pobres» para ser tomados en cuenta en un posible censo de necesitados. Esos actos de «gandallismo» desvirtúan una lucha que debiera ser legítima. Es inconcebible que los invasores, «paracaidistas» u oportunistas, etc., lleguen a los terrenos invadidos en carros del año o de reciente modelo, evidenciando la abundancia de sus haberes.
Invadir tierras ajenas es un delito, aquí y en China. Pero la invasión de tierras ajenas se ha utilizado como un recurso de manipulación política, para satisfacer diabólicos apetitos; sea para desestabilizar políticamente al gobierno en funciones, para cobrar venganzas o para afectar intereses económicos de enemigos «a muerte». El caso particular de la invasión de tierras del Gobierno del Estado (IPAE) o de propiedad privada en Tulum, tiene un sin número de sospechas de estar dirigida por personas que desean hacer zozobrar el «barco» Quintana Roo. Esta invasión de tierras se ha llevado acabo con una logística precisa, bien planeada con antelación. No es un asunto que brotó de manera espontánea por la pura necesidad. Ya se barajan algunos nombres que podrían estar moviendo los tenebrosos hilos para afectar en el mismísimo arranque a los nuevos gobernantes. Pero sería irresponsable e ilegal acusar sin pruebas; por esa razón no puedo ni debo soportar mi decir, tanteando o especulando. Ya tendremos información maciza para comentarles con seguridad quiénes son los malosos. Por ahora sólo puedo externar una opinión de las posibles consecuencias de esta falta y el probable desenlace. Nada es más deleznable en la conducta de un político, que jugar diabólicamente con las necesidades de la gente pobre. ¿Cuántos años hay que esperar para que el gobierno cumpla con una obligación fundamental con la clase trabajadora, que trae la necesidad pegada a la piel, de urgente vivienda? Es más productivo vender la reserva territorial a desarrolladores, hoteleros, placeros y parientes cercanos. Mientras que los asalariados, madres solteras, (que son muchas) sigan tratando de llenar el barril sin fondo del pago de renta por el cuartito o la palapa, donde míseramente subsisten junto a sus pequeños hijos. Eso da coraje, pero como la esperanza ha reverdecido con la llegada del nuevo gobierno, creo que los verdaderos necesitados de vivienda pronto verán el rostro de la justicia. Yo, también tengo la esperanza que a los oportunistas que se disfrazan de pobres, pronto los detecten y les toquen las golondrinas, para que no se pasen de «vivorones».
MEXICANOS SIN PATRIA…
Hace ya algunos años, don Silvano Torreblanca, mi maestro de economía política en la preparatoria número 2, de la Universidad Autónoma de Guerrero, en Acapulco, me llamó violentamente la atención cuando le dije que no había hecho la tarea el fin de semana por estar haciendo mi servicio militar. Me cuestionó sobre la inutilidad de mi «patriotismo», cuando no era dueño ni de un pedacito de tierra para edificar mi casa. Me preguntó enérgicamente: ¿A qué patria vas a defender con tu preparación militar? Si tú no tienes patria, como muchos mexicanos jodidos. La patria es de los burgueses, de los terratenientes, de los dueños de los medios de producción, no es tuya Germán. ¿Cómo pueden hacernos creer que México es nuestro, cuando ni un pedazo de tierra tenemos? (decía mi maestro Silvano Torreblanca). Aquí está la terrible injusticia. Hay muchos acaparadores de tierras, que dejan sin oportunidad a los otros. Hay exfuncionarios de administraciones estatales pasadas que se hartaron con los terrenos de mayor plusvalía en Tulum. Por eso el justo enojo de tanta gente, que no ve para cuándo tendrán un pedacito de la patria, como patrimonio para su familia. A la distancia, creo que mi maestro Silvano Torreblanca tenía razón. Ojalá y los nuevos gobernantes sean diferentes a los que se fueron, que se le hable al pueblo con la verdad, que le digan a los necesitados de vivienda, qué pueden y qué no pueden hacer. Que no se sigan burlando con un «pinche» tarjetón» que tienen que llevar a firmar mensualmente a la oficina del desaparecido Inviqroo (¿recuerdan?), para que dentro de veinte años o más tengan derecho a un terrenito. Así se las gastaban hace apenas un tiempecito los del Gobierno. Se espera una solución adecuada, sin que se tome en cuenta a los líderes vivales y a los oportunistas gandules. Es cuánto.
La frase: Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano… Martin Luther King.