Expolicías asaltantes

 

un comando armado in­gresó, la madrugada de ayer, a una vivienda a la fuerza, maniató a su ocu­pante y desvalijó el lugar de todo lo que tenía valor, en lo que viene siendo el tercer caso idéntico en menos de una semana en Cancún, sospechándose de exagentes policia­cos como los autores.

Un joven de 29 años, fue desper­tado encañonado por un grupo de sujetos que se introdujo en su depar­tamento, en Paseos del Mar, ubicado en la Región 229, y que procedió a amarrarlo de pies y manos y de des­pojarle de todas sus pertenencias va­liosas, incluida su televisor, teléfono celular, incluso muebles, plancha y licuadora.

Cuando terminaron con su “lim­pieza”, los ladrones amordazaron a su víctima, a la que colocaron boca aba­jo en su departamento vacío, para, de inmediato, darse a la fuga.

El agraviado tardó más de una hora en liberarse y pedir auxilio, acu­diendo al lugar policías municipales, quienes a su vez llamaron a agentes de la Policía Judicial para que realiza­ran las investigaciones respectivas.

Este caso es el último en una serie con idéntico “modus operandi”, siem­pre con un grupo dividido en dos, que utiliza logística, habla en clave y se muestra diestra en el uso de armas, lo que hace sospechar a las autorida­des que se trata de policías cesados o exconvictos, ya sean municipales o judiciales.

El pasado martes, hombres arma­dos ingresaron a una casa en la Re­gión 96, de donde extrajeron 300 mil pesos en alhajas y efectivo. Uno de los sujetos, llamó a la puerta y preguntó por un vehículo en venta y, cuando se distrajo la dueña de la casa, entró al hogar, pistola en mano, junto con otros tres, quienes la ataron a ella y su marido, a quien además golpearon.

Tres días después, el viernes, suje­tos armados despojaron a una pareja de 700 mil pesos, que acababan de retirar para pagar la nómina de su empresa, en Residencial Santa Fe. Uno de los sujetos esperó afuera del domicilio, hasta el arribo del dueño de la casa. Cuando su esposa salió a abrirle la reja, el ladrón desenfun­dó su pistola y la obligó a permitir el ingreso del grupo, que con base en amenazas y golpes, lograron hacerlos confesar el lugar donde guardaban su dinero y objetos de valor. También fueron abandonados amarrados y amordazados.

SU FORMACIÓN

Fuentes policiacas señalan que el grupo no ha dejado una sola huella en ninguno de los atracos, además que trabajan en pares. Dos se enfocan en maniatar a sus víctimas, golpearlas y hacerlas hablar, mientras que otros dos revi­san el lugar y roban. Los “golpes”, al parecer, son estudiados previamente, con vigilancia a los domicilios para conocer sus movimientos. Los asaltan­tes se ven diestros para utilizar las armas en el momento de amedrentar y resguardarlas en el momento de reti­rarse, señalan testigos.

“Hablan, gritan y actúan como po­licías”, comentó una de las víctimas, quien fue despojada de una fuerte suma de dinero. Por ello, las autori­dades se han centrado en expolicías, ya sea quienes han sido despedidos, o quienes fueron encarcelados pero que ya se encuentran en libertad.

Por Ramón Uresti y Juan Manuel Trinidad > Quequi

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