
Explotan sin medida
a animales exóticos
Tulum
Por Redacción
“Tómese una foto con el changuito”, y otras invitaciones por el estilo son cosa de todos los días en el acceso a la zona arqueológica de Tulum, en donde grupos de personas, muchos de ellos con disfraces precolombinos, interceptan y hasta hostigan a visitantes para que carguen algún animal exótico, como serpientes, monos o lagartos, a cambio de una suma económica.
Puede parecer inocente, pero detrás de estos cuidadores está una red de tráfico de animales, quienes los extraen de su hábitat desde pequeños, a menudo matando a su madre, para tenerlos al sol, en constante contacto con humanos por largas horas. En algunos casos, los ejemplares son drogados para que puedan verse más dóciles.
En un sitio que recibió, tan solo en diciembre del año pasado, 171 mil visitas (más de 5 mil personas por día en promedio), el cobro de entre 200 y hasta 600 pesos por fotografía supone un muy lucrativo negocio, aunque basado en el sufrimiento de estos y muchísimos otros ejemplares, explotados hasta que ya pierden su utilidad, para ser reemplazados.
En días pasados, se hizo viral un video de cómo un grupo de estos traficantes de animales imprecaban a un turista, por ingresar a la zona arqueológica grabando. Según ellos, al hacer esto se había tomado un video con sus animales y debía pagar.
El hecho generó indignación en redes, pues se supone que hay un marco legal, tanto federal como estatal, que norma y protege a estos animales; sin embargo, de acuerdo a Miriam Tzeek, miembro de la cooperativa Tulum Sostenible, esta zona está fuera de la jurisdicción estatal, fuera del área de actuación de la Conanp e incluso del propio INAH.
“Ya ha habido varias denuncias en contra de ellos, y presentan permisos, pero los permisos se les vencen”, comentó la también ex presidente del Comité Estatal de Tortugas Marinas.
La vigilancia es prácticamente nula, y la existencia de complicidades pareciera ser altamente probable, por la tranquilidad con la que operan a vista de todos.
La situación mostrada en ese video, donde estos sujetos prácticamente acosan a los visitantes, es tristemente común, nuevamente por la falta de vigilancia.
En una visita al lugar, uno de estos exhibidores de animales accedió sin problemas a ser entrevistado, en compañía de un lémur anillado, especie originaria de la isla de Madagascar en África, sin relación alguna con la cultura maya o el motivo precolombino con los que muchos de ellos se disfrazan.