
¿Es Dios culpable de lo que pasa?
Pbro. Carlos César González Cruz.
¿Puede Dios detener la maldad? ¡Qué gran e interesante pregunta! Si Dios puede detener la maldad y no lo hace, ¿Eso lo hace partícipe de ello? no lo hace, en realidad no es ni santo, ni bueno, ni justo, ni perfecto, es realmente malo. Pero si decimos que Dios no puede detener la maldad, es algo más frustrante, entonces no es poderoso, y no es Dios.
¿Por qué Dios no interviene en los actos de injusticia y de maldad? ¿Será acaso que nos quedamos sin Dios y esta vida está girando locamente sin él? ¿Hemos de gritarle para que retome el control?; ¿Acaso se olvidó de nosotros? ¿Por qué no interviene Dios?
Bueno, Dios no es culpable de las acciones de los seres humanos cuyo corazón tiene una condición mala y perversa, heredada por Adán cabeza federal del género humano; es parte de su naturaleza, el ser humano no aprende a pecar, no se vuelve pecador al pecar; en realidad el ser humano peca porque es un pecador, la maldad es la esencia, de su naturaleza.
_ ¿Y qué culpa tengo yo? _. Podríamos decir; pues, así como heredamos de nuestros padres males genéticos que nos hacen propensos a enfermedades, también heredamos, la maldad.
Todos cometemos pecado, somos malos, mentirosos, perversos y rebeldes en cierto grado. Por eso Dios envió un salvador que muriera en nuestro lugar, derramara su sangre por nuestros pecados. Él renueva nuestra naturaleza, la cambia, la regenera y nos hace gente de bien. Podemos ver la gente que ha sido transformada por la mano poderosa de Dios, es diferente, es otra, no perfecta pero diferente. Realmente Dios sí está interviniendo y restaurando al tocar los corazones.
La naturaleza de Dios es lo opuesto a nosotros, aun cuando nosotros sabiendo el bien, hacemos el mal; nos renueva y su bondad es nueva cada día.
Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás. Efesios 2:10.
¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida!