Equipa a su hotel a costa del Congreso

Por Redacción > Quequi

 

La diputada local Laura Beristain Navarrete, es una de las que más descuidadamente se ha beneficiado del desenfrenado uso de recursos que cunde en el Congreso del Estado, al colocar a su pareja sentimental como “asesora”, amueblar su casa con dinero del erario e incluso edificar un hotel boutique, en gran parte con el presupuesto del Poder Legislativo.

Su descaro llega al grado de que hasta los colchones que compra los paga el Poder Legislativo.

La opacidad y el dispendio que predominan en la XV Legislatura, encabezada por el panista Eduardo Martínez Arcila, ha permitido que la mayoría de los legisladores se “sirvan con la cuchara grande”, llenando la nómina de sus aviadores y facturando todo gasto, grandes e insignificantes, al Poder Legislativo.

Quien ha hecho gala abierta de esto es Laura Beristain Navarrete, acostumbrada a beneficiarse del erario. Su último proyecto es la edificación de un hotel boutique junto a su centro cultural “Caracol Marino AC”, en Quinta Avenida con calle 80. La construcción supera con mucho a lo permitido en la zona, pero esto ya había sido arreglado con las autoridades municipales pasadas, cuando era regidora.

A través de esta regiduría y de su hermana, la senadora Luz María Beristain, Laura ya tenía acceso a varias plazas y dinero discrecional, pero todo esto se empequeñece con la enorme bolsa de recursos que está utilizando a su antojo desde su curul.

Desde la primera semana que asumió, se dedicó a amueblar su nueva casa en Chetumal con dinero público que de inmediato repartió Martínez Arcila, cargando decenas de facturas de enseres domésticos, además de realizar compras con el efectivo entregado, incluyendo un refrigerador, varios ventiladores y hasta los colchones.

Lo mismo aplicó, pero en mayor escala, para su futuro hotel, para el que compró 12 colchones a la sucursal de Telebodega, de los que la mitad se facturaron al Congreso del Estado, como lo indican incluso las etiquetas que les colocaron.

La compostura de los dos vehículos que posee Laura Esther también se carga al erario. Sin embargo, no todo puede ser comprado directamente. Para hacerse de otros artículos, ha recurrido a diversas tretas.

Para comprar las computadoras del futuro hotel, Beristain solicitó a sus subalternos y a las redes del PRD sus credenciales, para incluirlos en la lista de “beneficiados” de la partida de gestión social del Congreso, justificando así la compra de los equipos, que jamás fueron entregados, sino apropiados por la propia diputada. Cinco hijos de su personal de mantenimiento cooperaron con sus IFEs para este desvío.

“A todos los del Caracol Marino le piden copia de su credencial, supuestamente para incluirlos en apoyos, pero la gente no sabe que lo que les dan es una fracción de lo que obtienen del Congreso”, comentó una fuente, bajo condición de anonimato. “Laura también saca dinero con aviadores en el Senado y en el Ayuntamiento, los que sólo firman, pero no reciben este salario”.

Clara muestra de esta forma de operar, como este medio ya lo había dado a conocer, es su lista de asesores, donde tiene dada de alta a su pareja sentimental, Karla Robles Miranda, con ingresos de 189 mil pesos. También figuran su abogado, Alberto Gabanini Sotomayor, con 98 mil pesos, la suegra de éste, Geny Herrera Serrano, y el secretario de su hermano (Juan Carlos Beristain), Alberto Trejo Villalobos. Estos últimos sólo viajan a Chetumal cada 15 días a cobrar y a entregar este sobre a Laura Beristain.

La voracidad de esta diputada también hace que facture al Congreso los viajes del arquitecto del hotel, el uruguayo Andrés Altesor Buriano, quien llega de México todos los meses para supervisar el avance de la obra.

Para el día a día, tenía a la arquitecto local Verónica Novelo, quien trabajaba de cerca con el contratista Fidel Hernández, aunque recientemente hubo un quiebre con la diputada, por diferencias económicas.

Este ofensivo acaparamiento de dinero, gran parte usado para la construcción del hotel boutique cuyo costo se estima entre los 15 y 20 millones, contrasta con la austeridad extrema que Beristain le impone a sus colaboradores, como los del centro cultural (en realidad una excusa para bajar recursos municipales y federales). Pese a contar con un fondo discrecional de “gestión social”, a la gente que acude en su ayuda la envía al DIF, prefiriéndose embolsar este dinero.

No por nada su campaña fue parcialmente financiada desde el Senado de la República, llegando la operadora financiera Blanca Bolaños desde la capital del país. Los Beristain están ansiosos de posicionar su marca y los ampulosos recursos de la Legislatura servirán de mucho en la disputa de 2018, para intentar desbancar a la actual presidenta municipal, y atajar las pretensiones del diputado independiente, Juan Carlos Pereyra.

 

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