Embarazos, vía de escape
Por Raimon Rosado>Quequi
Dentro de la compleja problemática multifactorial que implica al embarazo entre adolescentes en Quintana Roo, la cual se traduce en el nacimiento de alrededor de cinco mil niños hijos de mamás menores de 19 años, se destaca que el 40% de estas jóvenes madres, si deseó embarazarse, a consecuencia de arraigados estereotipos de género, la obtención de espacios sociales o para abandonar entornos vinculados a la violencia y desintegración familiar, señala Mayra Samaniego, vocera de la Red Quintanarroense por los Derechos Sexuales y Reproductivos de las Juventudes e integrante de la red Elige.
La especialista, hizo notar el complejo contexto que rodea a la maternidad entre adolescentes en nuestro estado, que a diferencia de otros puntos del país y del mundo donde se ha reducido, en Quintana Roo, dicha tasa subió de 69 a 77 por cada mil mujeres embarazadas, entre el 2009 y 2014, en lo que uno de sus reflejos, es el temprano inicio de la vida sexual de los jóvenes, que en promedio se da entre los 14 y los 16 años, quienes en un 30%, no utilizan métodos anticonceptivos, en su primera relación.
«Quintana Roo es un estado con población muy joven, cuyo promedio de edad está entre los 25 y 27 años, entonces eso nos lleva a tener presente un foco prioritario a este sector, en lo que se engloba el tema de embarazo entre adolescentes, que implica temas que van desde la desigualdad social y económica que orilla a la migración, muchas veces forzada por falta de oportunidades en muchas comunidades y sus vínculos con el acceso a la educación, salud y trabajo digno, entre otros.
Al mencionar que por lo regular se piensa que una adolescente que resulta embarazada en realidad no desea tener un hijo, hizo notar que el 40% de las mamás adolescentes, pese a no haber planeado embarazarse en muchos casos, al final si desean convertirse en madres, pese a no tener la madurez que requieren para ello.
Esto dijo, va más allá de la disponibilidad de métodos de anticoncepción o pláticas sobre salud sexual y reproductiva, pues aquí intervienen elementos como la búsqueda de inclusión en un contexto social, en el que prevalecen marcados estereotipos de que cuando una mujer se convierte en madre, adquiere una representatividad que como joven no posee, lo que en contraparte, trunca sus aspiraciones y posibilidades de desarrollo académico y económico.