
El terror nocturno
Una moneda tiene dos lados, así en la vida hay dos caminos, el bien y el mal. Quien no se porta bien, se porta mal. No hay neutro, ambas cosas son contrarias. En tu vida hay paz o hay angustia, duermes bien o no puedes dormir.
¿Qué es “el terror nocturno”? Es eso que se roba tu sueño, te da inseguridad. Quien no obtiene el descanso reparador de dormir, no anda bien.
¿Cómo viene “el terror nocturno”? Una persona que no duerme, su mente parece un rehilete, no para.
Piensa, piensa y piensa. Piensa que algo malo puede venirle, algo malo puede pasarles a los suyos, piensa en lo que será su futuro. Piensa, piensa y piensa; no puede dormir, no puede detener esos pensamientos que le vuelven loco. Así viene el “terror nocturno”.
¿Cuándo viene “el terror nocturno”? Viene por pensar que no tienes nada, que no vales nada y que no mereces nada. Los pensamientos de inseguridad te traen un pánico terrible. Se roban tu tranquilidad.
¿Cómo se quita “el terror nocturno”? Se quita cuando crees en Dios, más aun, cuando le crees a él.
Confías en él y descansas en la fidelidad de sus promesas.
Observa qué dice el salmo 91:
Vivamos bajo el cuidado del Dios altísimo; pasemos la noche bajo la protección del Dios todopoderoso. Él es nuestro refugio, el Dios que nos da fuerzas, ¡el Dios en quien confiamos!
Sólo él puede librarnos de los peligros ocultos y de enfermedades mortales; sólo bajo su protección podemos vivir tranquilos, pues nunca deja de cuidarnos.
Ni de día ni de noche tendremos que preocuparnos de estar en peligro de muerte. Ni en las sombras de la noche, ni a plena luz del día, nos caerá desgracia alguna.
Tal vez a nuestra izquierda veamos caer miles de muertos; tal vez a nuestra derecha
veamos caer diez mil más, pero a nosotros nada nos pasará. Con nuestros propios ojos veremos cómo los malvados reciben su merecido.
El Dios altísimo es nuestro refugio y protección. Por eso ningún desastre vendrá sobre nuestros hogares.
Dios mismo les dirá a sus ángeles que nos cuiden por todas partes. Los ángeles nos llevarán en brazos para que no tropecemos con nada; andaremos entre leones y serpientes, ¡y los aplastaremos! Dios dice:
“Mi pueblo me ama y me conoce; por eso yo lo pondré a salvo. Cuando me llame, le responderé y estaré con él en su angustia; lo libraré y lo llenaré de honores, le daré muchos años de vida, y lo haré gozar de mi salvación”.
Repítelo todas las noches antes de dormir en voz alta, y créelo de todo corazón. ¡Paz y bendiciones a todos! Pbro. Carlos Cesar González Cruz.