El nepotismo eclesiástico
Misión Evangélica por Pbro. Carlos César González Cruz
“Tal vez no pueda llegar pronto, así que quiero que sepas cómo se debe vivir en la familia de Dios. Esa familia es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.” 1 Timoteo 3:15.
La Real academia española define el nepotismo como: «La utilización de un cargo para acomodar a familiares o amigos en determinados empleos, o concederles otros tipos de favores, al margen del principio de mérito y capacidad.»
Aunque estas acciones son comunes, es un delito, estipulado el artículo 220 del Código Penal Federal que lo califica como una conducta punible, es decir, reprobable, reprochable y sancionable por beneficiar algún familiar abusando del cargo que ostenta.
El nepotismo también se practica en los grupos eclesiásticos, organizaciones e iglesia misma. Se ve en el favoritismo hacia «los amigos» y familiares, a quienes se les considera, se les perdona escandalosos pecados, se les emplea dándoles cargos de importancia o participación en los ministerios más importantes del grupo religioso. En la Iglesia, el nepotismo ha sido siempre un problema que ha generado críticas y controversias y hasta divisiones o fracturas.
Las actuales iglesias de crecimiento rápido son claro ejemplo de ello, prácticamente es la familia que invierte una gran suma de dinero para la adquisición de un terreno, construyen y administran la iglesia. Contratan un pastor “empleado” que baila al son que le toquen, buscan un grupo de alabanza que también son empleados pagados, y la nueva iglesia funciona como una empresa administrada por un empresario con el maquillaje de «buenos cristianos».
Un ejemplo histórico de nepotismo en la Iglesia fue aquella práctica en la edad media, cuando los papas nombraban a sus hijos que los pasaban como sobrinos para darles cargos de cardenales o les otorgaban tierras y propiedades. Estos actos han sido vistos como una forma de corrupción y de abuso de poder dentro de las instituciones religiosas. En resumen, el nepotismo ha sido un problema histórico en el mundo eclesiástico y religioso, pero se han tomado medidas para abordarlo y prevenir su ocurrencia en la actualidad.
No olvidemos que «La iglesia es el cuerpo glorioso de Cristo» donde Jesucristo es Jefe y cabeza de ella. Una iglesia es una comunidad donde Jesucristo es el Señor de todos.
¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino! Pbro. Carlos César González Cruz.