
El fervor de la antropocracia
Pbro. Carlos César González Cruz.
Es difícil concentrarnos para contemplar al Dios de la Biblia y ver lo que quiere de sus criaturas.
Las personas que van a los templos, regularmente van a comprar favores o a pagarlos. Las personas, ruegan, imploran, lloran, suplican y hacen promesas condicionadas. Es su fe lo que según ellas les solucionará sus problemas. Su fe puede mover montañas”; esa fe les lleva a concentrarse para hacer “declaraciones decretando” que será hecho como han pensado y dicho.
La inspiración de ellos está en los “Hombres de la súper fe”; hombres y mujeres empoderados de la súper fe, que alcanzan todo lo que en su vida desean, ¡Muchos bienes materiales, casas, carros, dinero, viajes, una vida libre de enfermedades!
Hemos dejado atrás la época donde te hacían venir a una reunión así: ¡Ven por tu milagro! Hoy, es un tiempo donde te empoderan con la fe y con ella te seducen a sembrar mucho para cosechar al 100X1. Siembra de acuerdo a tu fe y cosecharás en abundancia. ¡Qué manera de engañarte para quitarte el dinero! Muerdes el anzuelo con tu avaricia.
Quizá estos textos alumbren nuestro entendimiento:
• Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y todo lo que en él hay. ¿Acaso he de comer carne de toros o beber sangre de machos cabríos? Ofrece a Dios sacrificio de acción de gracias, y cumple tus votos al Altísimo; e invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás. Salmo 50:12-15.
• El ayuno que a mí me agrada es que liberen a los presos encadenados injustamente, es que liberen a los esclavos, es que dejen en libertad a los maltratados y que acaben con toda injusticia; es que compartan el pan con los que tienen hambre, es que den refugio a los pobres, vistan a los que no tienen ropa, y ayuden a los demás. Isaías 58:6-7.
• ¡Obedezcan el mensaje de Dios! Si lo escuchan, pero no lo obedecen, se engañan a ustedes mismos y les pasará lo mismo que a quien se mira en un espejo: tan pronto como se va, se olvida de cómo era. Por el contrario, si ustedes ponen toda su atención en la palabra de Dios, y la obedecen siempre, serán felices en todo lo que hagan. Porque la palabra de Dios es perfecta y los libera del pecado. Si alguien se cree muy santo y no cuida sus palabras, se engaña a sí mismo y de nada le sirve tanta religiosidad. Creer en Dios el Padre es agradarlo y hacer el bien, ayudar a las viudas y a los huérfanos cuando sufren, y no dejarse vencer por la maldad del mundo. Santiago 1:22-26.
La iglesia debe planear y buscar la manera que en la familia de la fe se viva en obediencia al Reino de Dios, Justicia social e igualdad; respeto y tolerancia.
¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida!