EL BESTIARIO SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY

Juana Bacallao, la ‘Mata Hari’ cubana

Esta bailarina, a sus 94 años, “viuda” del vasco Alejandro Carral, el “Rey de las Vedettes españolas”, espía en Cancún, Miami y La Habana para la no reelección de Donald Trump…

SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY

El último romance secreto, clandestino y habanero del industrial pavonero de Eibar, la ciudad armera del país Vasco, en España, y amante de “artistas” que protagonizaban el teatro argentino en plena dictadura de Francisco Franco, tuvo como principal protagonista a la “Mata Hari del Gato Tuerto”. Este teatro argentino exhibía por los pueblos ibéricos revistas musicales de chicas ligeras de ropa y de bailarines afeminados. Era el no va más en las noches de desmadre. Eran tiempos difíciles en las relaciones con la “Madre Patria”, al igual que los que siguieron a la desaparición de la Unión Soviética, cuando España estaba dirigida por el presidente conservador del Partido Popular (PP), José María Aznar. Este “Gato Tuerto”, cercano al Hotel Nacional, en pleno Vedado, fue en su día cuartel general del ambiente de La Habana, no lejano a reales y virtuales servicios de inteligencia internacionales e intelectuales cubanos. Juana Bacallao tiene “fichado” al actual presidente estadounidense… “Quieren hacer daño a mi nación caribeña verde olivo. Lo van a tener difícil Donald Trump y su amigo abogado y ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, conmigo. Soy, ante todo, Juana La Cubana…”

La saga sobre el pago que hizo el abogado de Donald Trump a la actriz porno Stormy Daniels por su silencio se vuelve aún más confusa. El presidente de Estados Unidos cuestiona la afirmación que hizo el exalcalde neoyorquino Rudy Giuliani, quien aseguró que el empresario había reembolsado los 130 mil dólares a su abogado personal, Michael Cohen, con los que compraron el silencio de Daniels sobre una supuesta aventura sexual con Trump. “Tiene que enterarse aún los detalles”, afirmó el presidente en un par de ocasiones a la prensa antes de volar a Dallas (Texas) para intervenir ante la Asociación Nacional del Rifle. El propio Giuliani emitió enseguida una nota aclarativa tratando de limitar daños. Trump dijo que Giuliani es “un gran tipo”, pero precisó que “lleva solo un día” ejerciendo como su nuevo abogado. La versión oficial de Cohen, reiterada ante un juez, es que él “facilitó” el pago y que el entonces candidato a presidente no conocía la operación y no le reembolsó el dinero. De esta forma desvincula por completo a Trump de un asunto que no solo le puede dejar de mentiroso, sino que puede haber incurrido en delito contra las normas de financiación de campañas. El presidente aprovechó poco después para cargar contra los medios, al decir que “no ha cambiado la historia” y que lo único que buscan es “sacar porquería”. Rudy Giuliani, por su parte, emitió poco después una declaración resumida en tres puntos tratando de aclarar lo que dijo durante los últimos días, dando así un evidente paso atrás. “Mis referencias no describían lo que entendí que sabía el presidente”, dice, “si no lo que conocía yo del asunto”. Volvió a insistir en que no se violaron las reglas de financiación electoral y que el pago de Cohen se hizo para proteger la familia del presidente. Mantiene así que el dinero no estaba conectado con fondos de la campaña de Donald. El desembolso se realizó en octubre de 2016, a días del paso por las urnas. “Rudy sabe que esto es una caza de brujas”, insistió el presidente, “ha visto bastantes de estas. Es terrible”. También dijo que Giuliani está “poniendo su corazón” al manejar todos los entresijos legales del presidente.

Rudy Giuliani hizo la revelación del reembolso, durante una entrevista con la cadena Fox News. Explicó incluso que se hizo en 12 pagos de 35 mil dólares. La afirmación entraba en plena contradicción con todo lo que había dicho hasta ahora Michael Cohen y el propio Donald Trump así como la Casa Blanca. En una serie de tuits, Trump confirmó la versión de Giuliani. Este, por su parte, dijo a los medios tras la entrevista que Trump estaba en sintonía con su versión y que ambos la habían pactado días antes. El presidente dijo a los periodistas que revisaran sus declaraciones para comprobar que no había modificado su argumento. Giuliani volvió a ser entrevistado por la cadena NBC y se limitó a decir que estaba trabajando duro con Trump para establecer una “estrategia consistente”. Dijo que el presidente se había enterado del reembolso a Cohen hacía solo una semana y que eso explicaba por qué no lo había reconocido antes públicamente. “Creo que no se dio cuenta hasta que nosotros, por su equipo de asesores legales, le puso al corriente del papeleo”, afirmó, “por eso es”. Trump insistía en que todo este revuelo mediático “es muy malo para el país” y acusó a los medios de “estar contándolo todo mal”. El presidente recordó que ganó las elecciones por méritos propios y con comodidad frente a Hillary Clinton. Concluyó diciendo también que quiere hablar con el exfiscal especial de la trama rusa, Robert Mueller, porque no hizo nada ni hubo obstrucción, “nadie quiere hacerlo más que yo pero tengo que saber que vamos a ser tratados justamente”. Estas informaciones nos las hizo llegar nuestra colaboradora Juan Bacallao. “Son ‘fake news’, pero no importa. Es mi regalo al inquilino de la Casa Blanca…”.

La conocida también como la “Venus negra del Gato Tuerto” fue el último “romance” secreto, clandestino y habanero del “Padre de las Vedettes españolas”. El vasco, originario de Eibar, Guipúzcoa, en el Norte de España, dejó de forjar una leyenda de arlote, hombre de poco fuste, burlonesco y entrañable, que ahogaba su dolor en lo más escondido de su alma… “Empecé a perseguir a las artistas por culpa de la mujer que no me quiso. Las cornadas de los toros, las heridas de la guerra, las crudas de las ‘farras’ se curan. Pero las de los ojos de una mujer, no…”. La culpa la tuvo, Juana “La Cubana”, la primera estrella de Cuba, con permiso de Rosita Fornés. Fascinante, único, irrepetible Carral. Tal vez la tuya sea la más bella historia de amor imposible jamás contada. Fuiste capaz de perderte en el espacio como un átomo, recorriendo casi 10 mil kilómetros tras el duende de Juan Bacallao. Ella, desde entonces, lleva algo de ti. Una de esas setecientas “txapelas” (boinas vascas) que compraste a lo largo de tu larga vida. Te quiere… ¿sabes? Te quiere. Y también Lina Morgan, y Norma Duval, y Tania Doris, y Sara, la Saritíssima Montiel, y Carmen Sevilla, y la Bibí Anderssen, la “chica” del director de cine manchego, Pedro Almodóvar, quien sigue dando que hablar con su nueva película “Dolor y Gloria”.

Te preparaban un gran homenaje como el ‘Rey de las Vedettes Españolas’. Desapareciste. Regresaste a tu Eibar, en el País Vasco. Estuvimos juntos comiendo unos ‘bocatas’ de anchoas con guindillas en el Bodegón Rusky. Más tarde, junto con el pintor Paulino Larrañaga, mis amigas Isabel y Cristina Aldalur, el fundador de Kein Group, Roberto Ruiz Sarasqueta, y mis sobrinos Leyre y Andoni, terminamos cenando una merluza con kokotxas en el restaurante Iñaxio, junto con el ‘chef’ José Navas y su inseparable y minimalista esposa Belén. Días después te dimos un ‘hasta luego’ en la Parroquia de San Andrés, con los sacerdotes Pedro Celaya y Jesús Sanmiguel. Tus vedettes se enteraron de tu muerte y nos hicieron llegar su pesar. Eras para ellas como un verdadero padre. Supiste darles lo que otros hombres nunca lo lograron: generosas dosis de cariño. Todo ha sido posible gracias a aquella novia estúpida -me dijiste su nombre, la conozco, pero seguiré respetando nuestro acuerdo de secreto-, que te dejó para casarse con otro que es más estúpido que ella. Te lo puedo asegurar. Te obligó a lanzarte como un ‘kamikaze’ suicida tras las coristas. ¿Qué hubiera sido de ti sin aquella herida humillante y cruel en un pueblo guipuzcoano cubierto de nieblas y lloviznas interminables y bendecido por aquel cura Pedro Zingotita que se ponía en las afueras de la parroquia y obligaba a las jovencitas, a regresar a sus casas para cambiar sus ‘demoníacos’ pantalones que marcaban demasiado las ‘curvas’ delanteras y traseras, por unas faldas decentes que taparan holgadamente sus rodillas -más bien parecían unas ‘burkas’ vascas-?

Créeme te hubieras convertido en un marido anodino, aburrido, parapateado tras un periódico o ahora en unas redes sociales, para evitar la cara desnuda de lo cotidiano. Es más, nunca hubieras degustado el excitante y amargo sabor de la noche, el sueño bajo una farola, el olor de las rosas de los camerinos, el bouquet del champán o cava en madrugada, el beso tierno y sincero de una muchacha de revista. Por todo ello muchos te envidiaban, aunque te hayan dedicado ahora años después un pasodoble. Hasta el periodista más tonto sabe que “escribir es llorar”, como decía Mariano José Larra. Contigo esto no es posible, y con su última ‘novia’, Juana ‘La Cubana’, menos. Cualquier día de estos reiremos como payasos tristes y locos, sin ‘platanitos’ mexicanos que causan ira y dolor, bajo la sombra de tus genialidades. Si es preciso, incluso, con humor negro. El negro es inevitable en esta historia Alejandro. Tú, pavonero, fumador obsesivo compulsivo de los ‘incancerígenos’ Farias, y con tu libre y salvaje boina.

Edgard Allan Poe escribió sus “Historias de Terror e Imaginación”, sin saber de tu existencia. No sabe lo que se perdió. Si está ahora al lado tuyo cuéntale Alejandro lo de aquel domingo de diciembre en Cestona. ¿Recuerdas? Gipuzkoa y todo el País Vasco estaban asolados por los sádicos asesinatos cometidos en el bar ‘Carabanchel’ de Vitoria. La de periódicos que se vendieron entonces, sobre todo ‘El Caso’, matutino romántico de la ‘crónica roja’. Me consta que tú estabas bastante harto de todo aquello. El mundo vasco se había vuelto monotemático. Fuiste a una carnicería. Compraste un kilo de hígado. Te embadurnaste hasta la calva y la ‘txapela’ con el material. Pediste prestada el hacha al carnicero -“es sólo un momento”, dijiste- y con la ropa machada entraste en el bar más cercano gritando “¡He matado a diez y puedo matar a media Euskadi. Hay mucho cabrón suelto!” Dios mío, ¡Qué fue aquello! El personal salía por las ventanas, mientras tú, tranquilamente encendías tu tercer ‘Farias’ del día. Eran otros tiempos. “Locuras de juventud”, según tú. Años después, ya tenías bastante con emborrachar de champán a un burro en los ‘Sanfermines’, las fiestas de Pamplona, Navarra. “Estaba con un americano de barbas, me dijo que era Ernest Hemingway y compartimos unos ‘Moet’ con Platero”. En su Eibar natal nadie ignora tu ilustre condición de hijo de la muy ejemplar ciudad. Durante muchos años le restaste protagonismo al mismísimo pintor Ignacio Zuloaga, icono del lugar. Incluso te atreviste a dormir alguna siesta veraniega bajo la efigie de la estatua frente a la Parroquia de San Andrés. Hace unos meses te dedicaron un rancio pasodoble titulado “Alejandro Carral”. Conociéndote sé que te hace más ilusión la canción de Lady Gaga, ‘Alejandro’…

Alejandro Carral era conocido en Eibar por sus amores imposibles en una sociedad de amores eternos, por sus gamberradas de juventud y sus visitas de fin de semana a las ‘Cortes’ de Bilbao, el barrio autorizado de putas de Bilbao, por parte de la Sección Femenina de la Falange Española de Pilar Primo de Rivera y sus ‘mojigatas’. Había allí unos bares donde no faltaban actuaciones de vodevil. No de ellos tenía nombre de felino, no era tuerto como otro que conocerías años más tarde en la capital cubana, sino negro como la ‘Juana’ que conociste en un gato tuerto: ‘El Gato Negro’ (Katu Beltz). Allí se encontraba con vecinos eibarreses, todos ellos ejemplares maridos y padres de familia, como lo exigía Pedro Zingotita. Estas ‘escapadas” nocturnas a la capital vizcaína venían precedidas de largas jornadas de trabajo de hasta veinte horas diarias en su empresa familiar, muy cerca de Errebal y su Plaza del Mercado y el bar ‘Trinquete’. En un viejo y oscuro local -un tanto gótico a lo Tim Burton, nos hacía recordar la peluquería de Jhonny Depp en Sweeney Todd: El barbero diabólico de Fleet Street’ y la fábrica de hamburguesa ‘humana’ situada en su sótano- había una decena de bañeras llenas de líquidos negros, escopetas y armas. Esos líquidos negros eran el producto final de una complicada mezcla de elementos químicos. La ‘receta’ era secreto de familia. Alejandro era a la vez el bardo Asurancetúrix y el jefe de la aldea Abracúrcix del mundo de Astérix y Obélix de los Uderzo y Goscinny. Hasta su muerte mantuvo el secreto del ajiaco cubano, o pozole mexicano o porrusalda vasco.

El pavonado consiste en la aplicación de una capa superficial de óxido abrillantado, compuesto principalmente por óxido férrico de color azulado, negro o café, con el que se cubren las piezas de acero para mejorar su aspecto y evitar su corrosión. Los orígenes del pavonado son un tanto inciertos, remontándose a cerca de tres siglos. Lo que sí se conocía es que calentando el acero hasta alcanzar un tono azulado y sumergiéndolo en aceite, aumentaba considerablemente su resistencia a la herrumbre. Existen dos métodos de pavonado: el ácido y el alcalino. El ácido es sin duda el método que proporciona mejor calidad, durabilidad y aspecto. Pero requiere mucho tiempo para lograr el resultado deseado. Se obtiene mediante la aplicación de ácidos que proporcionan una oxidación superficial de gran adherencia y durabilidad. En cambio el alcalino es mucho más fácil de lograr y en muy poco tiempo, por lo que es el método utilizado habitualmente. Alejandro Carral utilizó siempre el ácido. Su ‘buenhacer’ traspasó las fronteras de España. Eibar era conocida mundialmente como la ciudad armera. En sus buenos tiempos hubo más de trescientas fábricas de escopetas funcionando junto a una firma de pistolas, “Star”. Una de estas armas se hizo famosa un 22 de noviembre de 1963, cuando Lee Harvey Oswald asesinó en Dallas al presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, y después fue abatido a su vez por Jack Ruby. Todos los fabricantes vascos de armas, cuando recibían un encargo especial sabían que tenían que pasar por las ‘bañaderas’ de Carral.

“En una ocasión vino un escopetero con unos clientes de Alemania -nos contaba en una deliciosa tertulia ‘ruskyana’- y me pidieron que les dijera cómo lograba aquella perfección en el trabajo, con una mezcla que lograba un pavonado único. Los dos eran químicos, recién graduados. No llegaban a los 30 años. Yo saqué la mano de mi bolsillo e introduje el dedo índice en la mezcla. Después me lo llevé a la boca y lo chupé. Los invitados no quisieron seguir allí. Parece que se asustaron ante un trabajo tan artesanal. Antes de irse me preguntaron si ni tenía el estómago con úlceras o perforaciones. Les dije que no. Cuando se fueron fui al lavabo a limpiarme el dedo índice. Ellos no saben que en la bañera metí el dedo índice, pero en la boca, el medio. Uno puede ser en la vida un poco loco Santiago, pero nunca un imbécil. Ellos pretendían con sus cinco años de carrera saber más de química que uno que lleva toda una vida en ésto, desde que tenía diez años… El óxico férrico era para mí más familiar que una gaseosa Pitusa o una Coca Cola…”.

Alejandro Carral, hombre religioso, perteneciente a la familia tradicionalista carlista católica española, nunca siguió a rajatabla las consignas marcadas por la Iglesia de Franco. “He intentado cumplir con el sexto mandamiento. Nunca lo logré. Lo que sí te puedo decir es que nunca a ninguna mujer le he pedido ir al cuarto a hacer el amor. Siempre me lo han pedido ellas. Incluso cuando iba a ‘Las Cortes’ de Bilbao, se me acercaba una chica y me pedía un trago y otro y otro, yo seguía esperando a que ella me dijera para subir a la habitación. Ya era hora, le decía, estaba ya mojado…”. Este hombre irrepetible no gustaba jamás de hacer ostentación de sus ligues. Este principio lo mantuvo a rajatabla son sus vedettes, acostumbradas a los chismes de la prensa del corazón…, y como no con la que se encontró un fin de año de 1985, en las ‘Cañitas’ del Hotel Habana Libre, en la capital cubana. Allí estaba Juana Bacallao, quien ‘aceleró’ si cabe aún más la irresistible atracción del eibarrés por las coristas. En este caso había un elemento que aceleró, con total seguridad, el encuentro: la negritud. El negro era una constante en la vida de Alejandro. Una boina voló hasta la entrada del cabaret ‘Caribe’, donde los clientes dejaron de dirigir sus miradas al escenario donde actuaban ‘Los Van Van’. El ambiente, el ‘feeling’ lo protagonizaron aquella noche Juana y Alejandro. El ‘gaito’ Carral quedó ‘enganchado’ de la ‘niche’ Bacallao. “Esa negra ha logrado que cicatrizara la herida de un cruel abandono de mi primera y única novia vasca. En una semana Juana La Cubana ha hecho que deje a un lado todas esas ideas ridículas que nos metían desde niños los frailes y curas y monjas de nuestro País Vasco…”, me confesaba Alejandro. “Me voy a España y regreso para quedarme con mi negrita…”. No pudo cumplir sus deseos. Sus restos mortales quedaron en su Euskadi, pero sus espíritus hacen cola todas las noches para ver en ‘El Gato Tuerto’ a su Juana ‘La Cubana’. Ella lo sabe. Una noche de estas volverá a volar una boina vasca sobre el escenario. Será la tuya, Alejandro.

Nunca te conté que conocía personalmente a Juana Bacallao y que ella fue la artista invitada en una fiesta que hicimos en el municipio habanero de Santa Fe, al lado de la Marina Hemingway, en la inauguración de un proyecto empresarial editorial que cumple ahora 25 años en el Caribe, y que tiene su reflejo en el GRUPO EL BESTARIO, Periodismo, sin más, con sede en Cancún. Alain Bravo Rodríguez, empresario fundador de ‘Alumaxi’ y ‘Maxividrio’, colaboraba por entonces con nosotros en la gestión de las revistas ‘Mar Caribe’, ‘Récord’ y ‘Habanera’. Era la persona que se encargó de traerle hasta el improvisado escenario. Con ella compartimos varias veces en otras ‘actividades’ como dicen los cubanos, en el Hotel Capri, al lado del Salón Rojo; en casa de nuestro amigo Gustavo Mesa, en Centro Habana; con Néstor Milí, director de la revista musical ‘Tropicana Internacional’, donde escribía también Leonardo Padura, autor de ‘El hombre que amaba a los perros’… No me extraña que acabara con tus penas Alejandro. Juana ‘La Cubana’ es sinónimo de ‘sabrosura’.

Estos días han subido a las redes sociales unas imágenes de una supuesta boda de Juana Bacallao. Todo ha sido un montaje para un ‘reality show’ para un programa de Alexis Valdés en La Habana. “Mi próxima boda de verdad será con Alejandro en la eternidad, donde no hay amores imposibles…”, dicen que comenta Juana Bacallao. En Twitter y Facebook subieron un ‘meme’ de desamor entre Juana ‘La Cubana’ y Donald Trump. “Me gustó mucho vuestra columna sobre el nuevo presidente estadounidense Donald Trump, el rubio Idi Amín Dadá. Este especulador de Nueva York no va a poder echar por tierra el reencuentro de dos pueblos vecinos como son Estados Unidos y Cuba. El tiempo le va a poner en su sitio y le va a bajar esa chusmería. Me ha gustado el fotomontaje que han subido a las redes, pues mi gesto es bien clarito de rechazo a este personaje siniestro de la América profunda…”. Juana es muy cubana. Donald no es consciente de esta ‘arma secreta’ de Cuba, México, España y Latinoamérica, ‘pavoneada’ en el taller de Alejandro, en la muy ejemplar ciudad de Eibar, en el País Vasco, en plena Unión Europea. La conocen ya como ‘Mata Hari del Gato Tuerto’…

Mata Hari fue una famosa bailarina, cortesana y espía holandesa. Con las danzas brahmánicas y orientales triunfó en Europa. Durante la Primera Guerra Mundial realizó labores de espionaje a favor de Alemania, por lo que fue detenida por las fuerzas francesas, declarada culpable de espionaje y traición, condenada a muerte y ejecutada por fusilamiento el 15 de octubre de 1917 en la Fortaleza de Vincennes. La palabra matahari proviene del idioma malayo y significa “Sol”, y literalmente “Ojo del día”. En 1914 estalló la contienda militar, y la conmoción envolvió a Europa. En ese año se encontraba actuando en Berlín, donde tenía como amante al jefe de la policía local, quien la contactó con un hombre clave: Eugen Kraemer, cónsul alemán en Ámsterdam y jefe de la inteligencia alemana. Al año siguiente volvió a Holanda, pero el tren de vida al cual se había acostumbrado la fue hundiendo. En medio de la crisis, y viéndose mayor para continuar con su trabajo de bailarina, aceptó que Kraemer pagara sus deudas a cambio de información. Así adquirió su tercera identidad: la del agente H-21, aliada de las fuerzas prusianas. De vuelta a París conoció al capitán Georges Ladoux, oficial del contraespionaje francés. Si bien el militar no le tenía mucha confianza, la utilizó para conseguir datos sobre las fuerzas prusianas. Seguro de su actividad de espía a favor del enemigo, Ladoux posteriormente decidió mantenerla secretamente vigilada. En 1916, se enamoró de Vadim Maslov, un joven oficial ruso de 23 años que estaba al servicio de Francia, y que fue gravemente herido en el frente francés perdiendo un ojo. Ella acudió al buró de las autoridades francesas dirigido por el capitán Ladoux para conseguir un visado especial para el tránsito por el territorio en guerra, que era necesario para visitar a su amante en el hospital de campaña donde se encontraba. Es sabido que ella aceptó el encargo hecho por Ladoux de espiar para la república francesa al embajador alemán en Madrid como su joven amante se lo había propuesto, pero no resultó demasiado útil. De hecho, se cree que esta fue una trampa que Ladoux le tendió para para poder probar que era una espía y entregarla a las autoridades francesas. Durante su estancia en el frente, fue abordada por los alemanes que le ofrecieron dinero a cambio de que revelase los secretos que conocía de los franceces, ella aceptó pero solo dio información trivial. El 13 de febrero de 1917, fue detenida por las autoridades francesas en su habitación del hotel Elysèe Palace de París; ella pidió que se le diera tiempo para ducharse y cambiarse, pero al cabo de unos minutos, regresó completamente desnuda y repartiendo bombones a sus captores en un casco prusiano que uno de sus amantes le había regalado hacía años, en una acción fallida por disuadirlos. Fue acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y de haber sido la causa de la muerte de miles de soldados. Su amante Vadim Maslov habló de ella en términos de “mujer aventurera”, una vez que supo de su encarcelamiento. Fue sometida a juicio en Francia el 24 de julio de 1917, durante el cual afloraron muchas de las mentiras y engaños que había contado sobre su vida, lo cual fue empleado para desacreditarla. “¿Una ramera?, ¡sí!, pero una traidora, ¡jamás!”. Frase atribuida a Mata Hari durante el juicio. Fue declarada culpable de espionaje y alta traición sin pruebas concluyentes y basadas en hipótesis no probadas que hoy en día (principios del siglo XXI) serían insostenibles en un juicio moderno. De hecho, una asociación de su ciudad natal solicitó al Ministerio de Justicia francés una revisión póstuma del caso, pero esta petición no fue atendida.

La tesis más extendida sobre Mata Hari es que, aunque reveló algunos datos sobre algunos movimientos militares alemanes, como el desembarco nocturno de algunos oficiales del káiser en Marruecos, y que comunicó al enemigo movimientos de tropas francesas que conocía por la prensa de Madrid y París, no parece que Mata Hari fuera una espía importante, pese a que llegó a ser acusada por Francia de haber sido entrenada en una escuela en los Países Bajos para tal fin. En aquellos momentos, Mata Hari era más bien una cortesana que aceptó encargos de este tipo para mantener su nivel de vida y después para poder visitar, en territorio de guerra, a su joven amado herido en combate. Quienes han estudiado este personaje dicen que, en realidad, se tomó esta labor como un juego, no siendo plenamente consciente del riesgo. Conociéndole a Juana Bacallao creo que los inconscientes y los que están en riesgo, en este final del 2019 y comienzos del 2020, son el actual presidente norteamericano Donald Trump y su nuevo abogado y ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani. El nombre de Juan Bacallao es Neris Amelia Martínez Salazar. Una artista popular cubana, nacida jasce 94 años, un lejano 26 de mayo de 1925, en la ciudad de La Habana, Cuba. Sus armas, la guaracha y el son cubano. En ‘Radio Bemba’, la red social popular de los barrios capitalinos, se filtró el rumor que cuando los espías estadounidenses ‘trumpistas’ leen de los cantares, bailes y amores de la agente de la ‘Inteligencia Cubana’,  Juana Bacallao, bien en Cancún, Miami o La Habana, sufren de depresiones endógenas reactivas con tendencia a la traición.

@BestiarioCancun

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