EL BESTIARIO
Río, la “Ciudad de Dios” del cineasta Fernando Meirelles
Usain Bolt y Michael Phelps, las figuras de dos de los deportes más olímpicos, atletismo y natación, desplazan en los titulares a los protagonistas del caos político y social en el Brasil de Dilma Rousseff y Michel Temer y a los mosquitos del zika, que desde la inauguración de este viernes ni siquiera pican…
“Dejar de jugar con el medio ambiente”, el lema de la fiesta universal del deporte, nos hizo recordar otros momentos memorables como en Barcelona 1992, cuando el líder de Queen, Freddie Mercury, y Monserrat Caballé cantaban juntos “Barcelona”, o cuando la flemática reina Isabel II de Inglaterra saltaba de un helicóptero junto a James Bond, el agente 007, caracterizado por Daniel Craig y se posaba en Wimbledon para inaugurar Londres 2012
El jamaicano Usain buscará de nuevo desatar “su justa ira” contra los norteamericanos que le provocan; es favorito para lograr el triple-triple, tres oros más que sumar a los tres de Pekín y a los tres de Londres en los 100 y los 200 metros y el relevo. Del eterno Michael se cree que sumará al menos tres oros más a los 18 que ya ha conseguido entre Atenas 2004, Pekín y Londres, y que se apuntará con el discóbolo Al Oerter y al velocista y saltador Carl Lewis. Prostitutas y prostitutos, carteristas y “camellos” sueñan también con nuevos “records”…
Ayer viernes, por la noche en Brasil se celebró en Río de Janeiro la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos 2016. Tras muchas polémicas, por fin el mundo pudo comprobar de verdad el que los cariocas saben organizar un buen espectáculo. Porque la apertura de los Juegos Olímpicos siempre se ha utilizado como un vehículo para presumir de fortaleza social y económica, dos factores de los que ahora mismo Brasil no podría presumir precisamente. Los brasileños han demostrado que no son muy buenos guardando secretos y los detalles y rumores de la que debería ser la mayor sorpresa salpican hace días las páginas de los periódicos locales: que si habrá un símbolo gigante de la paz, que si la modelo Giselle Bündchen sufrirá un asalto, que si un prototipo de un avión de 1906 sobrevolará el estadio de Maracaná, que si Pelé o el tenista Guga Kuerten encenderán el pebetero… El futbolista lleva bastante tiempo enfermo. A pesar de la indiscreción de quién vio los ensayos y que ha obligado a los organizadores a hacer cambios de última hora, Brasil sorprendió al mundo… “Atenas fue clásica, Pekín tuvo músculo, Londres fue inteligente y la nuestra va a ser cool”, explicaba momentos antes del acto inaugural el cineasta Fernando Meirelles, director creativo del espectáculo.
La historia que Brasil quiere contar tiene mucho que ver con su historia de colonia, su música -cantaron Caetano Veloso, Gilberto Gil y Elza Soares-, su diversidad, su carácter alegre y su naturaleza, pero hubo una tecla que los organizadores tocarán durante toda la ceremonia con la intención de que el mensaje llegue a las 3 mil millones de personas que verán el espectáculo en sus televisores: dejar de jugar con el medio ambiente. “Otros países conciben sus ceremonias mirándose el ombligo, pero nosotros estamos aquí para dar un recado al mundo. Un mensaje para el futuro”, explicó Meirelles, director de la película ‘Ciudad de Dios’, que retrata la vida en una favela carioca.
Los abucheos contra el presidente en funciones Michel Temer se daban por descontados. La prensa local había revelado que los organizadores (ellos lo niegan) intentarán disimular los posibles gritos del público aumentando el volumen de la música tras la intervención de diez segundos en la que Temer declarará inaugurados los Juegos. No fue una sorpresa en un país dividido por la política y que tiene tradición en humillar a sus mandatarios. La entonces presidenta Dilma Rousseff, que enfrenta un proceso de destitución, fue insultada y abucheada por una parte de las gradas durante el Mundial de 2014. En los Panamericanos de 2007, a Luiz Inácio Lula da Silva, que estaba con la popularidad en alta, lo abuchearon tanto que ni siquiera pudo terminar su frase. Con o sin abucheos, pudo palparse un mensaje contra el odio, dejando a los cientos de millones que seguimos lo que ocurría en el histórico estadio de Maracaná con ganas de bailar. Todos nos sentimos, ayer viernes por la noche en Cancún, Riviera Maya y Quintana Roo, brasileños.
Podría haber sido esta la semana en la que Brasil se hubiera coronado en el club de las grandes potencias: próspera, pujante, capaz de organizar los Juegos Olímpicos. Cuando Río de Janeiro recibió el encargo, hace siete años, desbancando a Madrid, el tren de Brasil avanzaba imparable: creaba riqueza, aislado de la crisis financiera, con un estable Gobierno de izquierdas que había sacado de la pobreza a 45 millones de personas. Nada parecía salir mal, como confirmaba el hecho de que la empresa estatal Petrobras descubriera frente a las costas de São Paulo un importante yacimiento de petróleo y gas natural que llevó al expresidente Luis Inácio Lula da Silva a recordar el dicho nacional de que “Dios es brasileño”. Aunque lo fuera, nada podría hacer ante a la crisis global ni frente a la proverbial capacidad de los brasileños de ponerse a sí mismos la zancadilla y precipitarse por la ladera del derrotismo.
No es sólo la profunda recesión que vive el país, la peor en su historia, ni el desempleo, que ha superado la barrera del 11%. Tampoco es responsable única la crisis política, con la presidenta Dilma Rousseff apartada del ejercicio del poder por practicar maquillaje fiscal y un ejecutivo en funciones sin legitimidad ni capacidad de gobernar. Ni siquiera es la epidemia del virus del zika. Es la mezcla de todos estos factores con uno más difícil de medir, pero igualmente destructivo: el célebre complejo del perro mestizo, o complejo de vira-lata.
Fue el dramaturgo brasileño Nelson Rodrigues quien acuñó en 1950 esa expresión que hoy se usa de forma muy común, después de que su país perdiera la final de la Copa del Mundo ante Uruguay. Escribió: “El brasileño se coloca voluntariamente en una situación de inferioridad ante el mundo. El brasileño es un narciso al revés, que le escupe a su propia imagen. Esta es la verdad: no encontramos razones personales o históricas para tener autoestima”.
El mundo y las grandes compañías y agencias de marketing esperan, como en Pekín 2008, como en Londres 2012, que Michael Phelps y Usain Bolt, las figuras de dos de los deportes más olímpicos, natación y atletismo, los que nacieron competitivamente con los Juegos y deben a ellos su auge y sus leyendas, continúen acumulando triunfos. Pero, y la novedad merece subrayarse por extraordinaria, a los dos gigantes se les deberá añadir obligatoriamente la figura increíble de Simone Biles, la norteamericana que devolverá a la gimnasia al lugar que merece, el estrellato olímpico.
Río de Janeiro 2016 entra ya en la historia, es la ‘Ciudad de Dios’… El origen de los juegos olímpicos se remonta al año 776 antes de Cristo. Se llaman así porque se celebraron en la ciudad de Olimpia en honor a Zeus, dios del cielo, la tierra y de todos los dioses de la mitología griega. Desde siempre los hombres han practicado deportes para mejorar su rendimiento físico, pero esto estuvo ligado inicialmente a las necesidades de fortaleza para la caza (primero) y las batallas (segundo). Fueron los griegos quienes llevaron a su máxima conexión la práctica de deportes para un saludable estado mental, ligando así el deporte, con el alma, la educación, el espíritu y la sabiduría. El culto que los griegos antiguos realizaban al cuerpo no estaba relacionado con una concepción banal de la belleza, sino como reflejo de las condiciones del espíritu, de la fortaleza interior y de la inteligencia.
Los Juegos Olímpicos se realizaban en la ciudad de Olimpia, ciudad sagrada de relevancia política y religiosa, situada a los pies del Monte Olimpo, la montaña más alta de Grecia y la segunda de los Balcanes. En el Monte Olimpo vivían los dioses mayores, según la mitología griega. En los juegos se rendía tributo a los dioses, exaltando lo mejor de los seres humanos: capacidad artística y destreza deportiva. Durante la realización de los Juegos se decretaba la “tregua sagrada”, que ponía fin obligado a todo enfrentamiento militar que se estuviera realizando en ese momento, como así también a la fabricación de armas. En los Juegos Olímpicos, que se realizaban entre los meses de julio y septiembre, y duraban 6 días, no sólo se concretaban certámenes deportivos, sino que además se realizaban presentaciones artísticas, ceremonias y sacrificios en honor a los dioses.
En Tokio 1964, tuvimos los primeros Juegos con pirotecnia. Ahora nos parece algo de lo más normal, de hecho casi no podríamos imaginar una ceremonia de inauguración sin los fuegos de artificio, pero fueron los japoneses los primeros que los utilizaron. En 1964 y en plena recuperación económica tras la Segunda Guerra Mundial, el país nipón decidió mostrar su fortaleza y utilizó para ello toda la pólvora que pilló a mano.
Los Ángeles 1984: Etta James cantando góspel. La costa oeste de Estados Unidos organizó sus primeros Juegos Olímpicos y demostró que ya en los 80 era la capital mundial del espectáculo. Entre los momentos que siempre se recordarán está Etta James cantando ese clásico que es “When the saints go marching in”. El patriotismo de los estadounidenses en cualquier evento de estas características se multiplicó por mil al celebrarlo dentro de sus propias fronteras.
Barcelona 1992: la primera actuación con un holograma. “Barcelona” fue una canción compuesta por Freddie Mercury hace ahora treinta años y se utilizó como el himno de las olimpiadas. En la ceremonia que daba salida a los Juegos se emitió una grabación de una actuación que Freddie Mercury y Monserrat Caballé habían grabado unos años antes en las fuentes de Montjuic puesto que el vocalista de Queen había muerto unos meses antes de la celebración. Antonio Rebollo es uno de los arqueros paralímpicos más importantes del mundo y fue el encargado de encender el pebetero en Barcelona 92. Como la probabilidad de que entrara la flecha y prendiera era bajísima se decidió que la llama olímpica prendiera de manera automática al pasar la flecha por encima. Así se hizo pero nunca se contó de manera oficial.
Atlanta 1996: cuando Muhammad Ali hizo vibrar un estadio. No hay imagen más potente para la audiencia en televisión como ver a un deportista de la talla de Muhammad Ali llevando la antorcha olímpica en los últimos metros de su recorrido ya fuertemente aquejado de parkinson. Demostró que uno de los deportistas estadounidenses y afroamericanos más icónicos de todos los tiempos también era vulnerable como el resto de los mortales. Pero también que seguía luchando. Desde la eternidad siguió muy atento lo que ocurrió este viernes en Maracaná.
Atlanta 1996: el exceso de Céline Dion. Ahora la canadiense ha alcanzado el estatus de icono trash y pop, pero veinte años atrás era lo más parecido a una intérprete respetable. “The Power of the Dream” es el título de la canción excesiva y llena de gritos que interpretó la de Québec.
Atenas 2004: el alegato ecologista de Björk. “Oceania” fue el himno olímpico de aquel año. Lo interpretaba Björk, que por aquel entonces estaba obsesionada con hacer canciones con sonidos guturales y acababa de publicar “Medulla”, un álbum hecho únicamente con voces humanas. El himno no era gran cosa, pero era mejor que su disco. Además, cuando lo interpretó en la ceremonia de inauguración de las olimpiadas, estuvo a la altura del espectáculo con una actuación de mareas humanas literales y figuradas.
Beijing 2008: la muestra de poderío de China. Si hubo algo realmente espectacular en la ceremonia de apertura de Beijing, que se celebró en el estadio conocido como “El Nido”, proyectado por Herzog y De Meuron, fueron los números de baile. Millones de espectadores pudieron ver un espectáculo con 15 mil extras contratados para la ocasión. Sin duda, suponía toda una declaración de fortaleza por parte de China al mundo, cosa que demostró al ser la primera en el medallero.
Londres 2012: el retorno de las Spice Girls. En medio de un despliegue técnico apabullante las Spice Girls cantaron un medley con algunos de sus grandes éxitos. Lo hicieron subidas al techo de unos taxis negros y 100% londinenses. La coreografía la hicieron los propios coches. Sin palabras. La siempre calmada Isabel II, recta y nunca despeinada, se dejaba llevar por la alegría de la celebración en la capital inglesa y participaba junto a Daniel Craig, caracterizado como 007, en un sketch en el que tenía que saltar desde un helicóptero. Evidentemente, era una doble, pero eso no le quita emoción a la escena.
Después de los avatares del huracán “Earl” a su paso por la cercana Belice y México, estamos inmersos ya en la gran fiesta universal del deporte, el encuentro de miles de deportistas de todos los países del mundo, que entran, durante 17 días en un estado febril de excepción que solo se repite cada cuatro años, y los aficionados con ellos. Usain Bolt y Michael Phelps serán los culpables de más de un dolor muscular de quienes veamos en pantalón y camiseta de deporte sus nuevos récords, a pesar de la obligada ingesta del tradicional agua con bicarbonato.
@SantiGurtubay