EL BESTIARIO Santiago J. Santamaría

SANTIAGO J. SANTAMARÍA. El Bestiario

 

BARACK OBAMA Y EL “ROPE-A-DOPE” DE MOHAMMAD ALI

La táctica pugilística conocida como “rope-a-dope” y que básicamente consiste en encajar golpes hasta agotar la energía del contrario para entonces rematarle por sorpresa, la utilizó el actual presidente de los Estados Unidos frente al aspirante republicano Mitt Romney para lograr su reelección. Classius Clay derrotó a George Foreman, gracias a ella, en un combate histórico en 1974…

 El 4 de abril de 2011 anunció el inicio de su campaña de reelección presidencial para el 2012-16 y el 6 de noviembre fue reelegido para ejercer el cargo por un periodo de cuatro años más, tras vencer al candidato republicano Mitt Romney. En la víspera del Día de La Hispanidad, las encuestas eran favorables a Mitt Romney. Por primera vez, el republicano estaba aquella semana por encima de Barack Obama en la media de los sondeos realizados por “Real Clear Politics” (46,3% para el demócrata frente a un 47,4% para el republicano)… Obama  tendría que arreglar lo roto él solito en los dos próximos debates que estaban por llegar, en el estado de Nueva York (Hempstead) y en Boca Raton (Florida). Entonces se sabría si puso en práctica la táctica de dejarse golpear para luego pasar a la acción y sacar toda la artillería. De momento, él mismo declaraba que fue “demasiado educado” en su comparecencia junto a Romney. Pasó con creces las dos pruebas ganando la reelección. Puso en práctica el “rope-a-rope”.

En una calurosa noche, Foreman, que defendía su cinturón, logrado contra todo pronóstico ante Joe Frazier, no pudo con el estilo de Ali. El nuevo campeón, en toda una lección de boxeo, aguantó todos los ataques de su rival y le tumbó en el octavo asalto en una pelea que será recordada por siempre. Llevada a Kinshasa por un joven promotor llamado Don King y con la mediación de Mobutu Sese Seko, presidente de Zaire, que pagó cinco millones de dólares a cada púgil por ir a pelear a tan exótico lugar, una masa de 60 mil espectadores no dejó de gritar “Ali, bomaye” (Ali mátale) hasta que Foreman cayó tumbado ante la mirada del ya nuevo campeón y del árbitro Zach Clayton, y ya no pudo levantarse poniendo fin a un récord de 40 victorias y ninguna derrota.

El nuevo campeón, elevado a símbolo de la raza negra, se subió a las cuerdas y bajo la lluvia festejó con sus incansables fans la recuperación de un cinturón arrebatado sin haber perdido en un combate, pero sí por negarse a combatir en Vietnam. Ali era nuevamente el más grande de todos los tiempos. Sin embargo, durante muchos momentos, el público temió por una nueva derrota, tras la sufrida ante Frazier en su primer intento por recuperar el trono perdido. Ali, que contaba por entonces con 32 años, aguantó el chaparrón de golpes al que le sometió el campeón refugiado en las cuerdas.

Ese boxeo ágil, inteligente y de bailarín -“Vuela como una mariposa, pica como una abeja”, decían los cronistas deportivos de la época- no aparecía por ningún lado. Pero no era así. Ali esperaba su momento. No paraba de hablar y desconcentrar a su rival, y aguardaba que se le acabase la energía. Y su momento llegó en el octavo asalto. Una combinación con la derecha acabó con el campeón. La mejor pelea de todos los tiempos había terminado… Cuarenta años después el “rope-a-dope” de Mohammad Ali, puesto en práctica por Barack Obama, logró que un negro llegara y se mantuviera en la presidencia de los Estados Unidos.

La lista de grandes boxeadores de todos los tiempos tiene muchos nombres, la gran mayoría estadounidenses. A Ali le precedieron leyendas como Joe Louis o Rocky Marciano, el único campeón mundial de los pesos pesados profesionales que se retiró invicto. Ali, victorioso y derrotado, incluso se permitió saltar más allá del deporte. Para empezar, fue un innovador con su estilo. Nadie antes que él había boxeado con la guardia baja y un rápido juego de piernas impensable para una categoría en la que se mueven sobre los cuadriláteros moles sobre los 100 kilos. Ali no llegaba a los 95 y medía 1,91 metros en sus mejores momentos. Parecía un tipo delgado en comparación con otros rivales.

El 25 de febrero de 1964, pese al favoritismo absoluto de Sonny Liston, logró su primer título mundial. Su esgrima y rapidez en los combates se imponía y también su verborrea. Insultaba y menospreciaba a los rivales en una táctica que luego confesaría como fingido decorado de comedia y hasta acertaba el asalto en que los derrotaría. “Soy doblemente grandioso, no solo los noqueo, sino que elijo el asalto”. Su rosario de frases llenas de soberbia, ironía, inteligencia y humor, fue enorme: “Cuando eres tan grande como yo, es difícil ser humilde”; “La gente no soporta a los bocazas, pero siempre los escucha”; “No divido a los hombres entre modestos y arrogantes, sino entre los que dicen la verdad y los que mienten. No hay ningún deportista en el mundo que sepa tantas cosas como yo. Entonces ¿qué me importa si suena a modestia o inmodestia?”; “Si sueñas con ganarme es mejor que despiertes y pidas perdón”; “Debería estar en un sello postal. Es la única forma de que me puedan pegar”; “Al golf también soy el mejor, sólo que, todavía no he jugado”; “Yo fui el Elvis del boxeo, el Tarzán del boxeo, el Supermán del boxeo, el Drácula del boxeo, el gran mito del boxeo”…

Volvió a derrotar a Sonny Liston en el famoso combate del “golpe invisible”. La pelea se terminó en el mismo primer round cuando un golpe de Ali, aparentemente ordinario, se impactó en Liston, lo mandó a la lona, y este no se levantó a pesar de que parecía en condiciones para hacerlo. Ali fue captado en la imagen histórica arengando a Liston a que se levantara y siguiera peleando. Sonny era un peleador protegido por la mafia que dominaba la división de los pesados en esa época y mucho se acusó en su momento de que la pelea estaba arreglada para que Liston perdiera. La verdad probablemente nunca se sepa. El golpe existió, pero ¿fue lo suficientemente fuerte como para liquidar a Liston? Mohamma detuvo su título mundial ocho veces más hasta 1967 en que fue suspendido por negarse a ir a la guerra de Vietnam.

Esta decisión antibelicista fue su segundo gran salto a la fama mundial por encima de su clase como boxeador. “¿Por qué me piden ponerme un uniforme e ir a 10 mil millas de casa a arrojar bombas y disparar balas a gente de piel oscura mientras los negros de Louisville son tratados como perros y se les niegan los derechos humanos más simples? No voy a ir a 10 mil millas de aquí y dar la cara para ayudar a asesinar y quemar a otra pobre nación simplemente para continuar el dominio de los esclavistas blancos”. “Pregunten lo que quieran sobre la guerra de Vietnam que siempre les cantaré esta canción: ‘No tengo problemas con los vietcong… porque ningún vietcong me ha llamado nigger (la forma despectiva de negro)”.

Ali tomó postura contra la guerra incluso antes que Martin Luther King. Después lo haría casi siempre en causas justas y se convirtió en uno de los iconos legendarios para la comunidad afroamericana y negra del mundo. Con la suspensión y bordeando la cárcel por la sonada deserción perdió tres años y medio, entre los 25 y los 28, en los mejores momentos de su carrera, pero asombrosamente volvió casi como si el tiempo no hubiera pasado.

“He visto jugar a Pelé y a Maradona, a Tiger Woods, a Federer y a Nadal, a Cristiano Ronaldo y a Leo Messi. Ellos pertenecen al deporte. Ali pertenece a todos. ‘¡Soy el rey del mundo!’, clamaba, y era verdad. No solo nadie redefinió el deporte como Ali sino que nadie lo trascendió como él. Fue un gigante, una fuerza elemental de la naturaleza, un huracán humano. Falleció tras batallar en la penumbra durante tres décadas contra su enemigo más implacable, la enfermedad de Parkinson. Pero para mí, y para muchísimos más de todas las razas y todas las creencias en todos los rincones de la tierra que tuvimos la fortuna de vivir en sus años de gloria, es inmortal…”, destacaba hace unas horas el escritor inglés John Carlin, quien nos deleitara con la obra “Factor humano”, que sirvió como guión de la película “Invictus”.

Dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon, Clint trata sobre los acontecimientos en Sudáfrica antes y durante la Copa Mundial de Rugby de 1995, organizada tras el desmantelamiento del sistema segregacionista del apartheid. Freeman y Damon encarnan al presidente sudafricano Nelson Mandela y a Francois Pienaar, el capitán de los Springboks. “Invictus” fue presentada en los Estados Unidos en el 2009. El título puede ser traducido del latín como invicto o invencible, y es el título de un poema del inglés William Ernest Henley.

Cancún le homenajeó en vida. José Sulaimán, el que fuera presidente del Consejo Mundial del Boxeo -ya fallecido- y el promotor de boxeo y “alma mater” del periódico Quequi, Pepe Gómez, lograron que nuestra ciudad no sea “olvidada” por el inmortal Mohammad Ali… “Classius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escogí. No lo quería. Yo soy Mohammad Ali, un hombre libre”…, dicen que comentó en el “registro celestial” el boxeador, nacido un 17 de enero de 1942, en Louisville, Kentucky, Estados Unidos, una especie de magia, una esquizofrenia consciente, una energía tan ambigua como potente y arrolladoramente seductora. “¡Soy el rey del mundo!”. Nadie lo duda en Quintana Roo, Mohammad Ali.

 

@SantiGurtubay

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