Drama de ‘paracaidistas’

Por Sergio López Lara > Quequi

La necesidad de una vivienda digna, ha obligado a un buen número de familias de escasos recursos económicos a vivir en casitas improvisadas de láminas de cartón y madera, dentro de terrenos enmontados que han invadido en los que no existen los servicios más elementales como agua potable, energía eléctrica, pavimentación y mucho menos vigilancia policiaca, por lo que tienen que alumbrarse con velas, dormirse temprano para no sentir el hambre o la picadura de los mosquitos.

Solamente hace falta darse un recorrido por las colonias de reciente creación o irregulares, para poder encontrarse con estas familias, mismas que solamente están acompañadas por sus amigos fieles que son los perros callejeros que se alimentan de la basura que algunas personas tiran en los terrenos que piensan se encuentran baldíos; dentro de estos asentamientos puede hacer falta todo, menos las subagencias en donde se expenden bebidas embriagantes las 24:00 horas debido a que son un jugoso negocio para algunas personas que viven del sufrimiento y dolor en estas colonias irregulares y casas abandonadas.

De acuerdo a datos recabados se pudo establecer que en Chetumal existen alrededor de 14 colonias irregulares en las que habitan alrededor de cinco mil 600 familias, entre éstas Antorcha Campesina, Mártires Antorchistas, Santa Isabel, Carbonera, Los Monos, Ampliación Lagunitas, Los Lirios, Ampliación Proterritorio, por mencionar algunas, donde habitan infinidad de familias en casitas de lámina de cartón y madera que han improvisado en algunos terrenos llenos de maleza.

 

LLEGAN DE TODOS LADOS

La información revela que algunas otras personas se han visto en la necesidad de invadir casas habitadas en diversos fraccionamientos de Chetumal, para poder instalarse con sus familias procedentes de diversos estados de la República Mexicana como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, principalmente, además de algunos países como Honduras, El Salvador y Belice, después de que fueron abandonados por presuntos traficantes de seres humanos también conocidos como “polleros”, quienes los dejan a su suerte después de quitarles su dinero.

Por éste y otros motivos, los habitantes de estas casitas improvisadas o invadidas se niegan a hablar, debido a que tienen miedo de que sean expulsados de las mismas y no tener en qué pasar la noche, situación que ha propiciado que en reiteradas ocasiones sean víctimas de actos vandálicos y robo de sus pocas pertenencias, debido a que desde muy temprano se levantan para trabajar en lo que se pueda.

Es por ello que se ha incrementado el empleo informal como ayudantes de albañil, boleros, paleteros y venteros ambulantes, en donde reciben unos cuantos pesos; sin embargo, algunos otros han buscado lo más fácil que es delinquir, debido a que se las tienen que ingeniar para vivir y llevarles de comer a sus familias; a esta gente se les conoce como “Los fantasmas”, debido a que todo mundo sabe que existen, pero nadie los quiere ver; no obstante, existen porque son los que se levantan con el alba y se duermen por la tarde en algunos casos sin ingerir alimento, donde solamente los acompaña su fiel amigo y sus recuerdos.

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