Don Cafeto Por German Gallegos Cruz

TLC, entre la estupidez y el gandallismo.

 

Atento recado al señor Trump.

 

Yo te vendo a cinco pesos el kilo de maíz y, te compro a 18 pesos el kilo de tortillas. Te vendo a cinco pesos el barril de petróleo y, te compro a 12 pesos el litro de gasolina. En ese tenor se dieron las negociaciones del tratado comercial de «marras» entre los gringos y México. Solo con un grado mayúsculo de estupidez, se puede creer que dicho tratado comercial le trajo grandes beneficios a los mexicanos. El gandallismo se observa en las ganancias ingentes que han tenido y siguen teniendo los intermediarios en la adquisición de productos manufacturados, que vienen de las fábricas e industrias petroquímicas de los paisanos del señor Trump.

Cuando el presidente Carlos Salinas De Gortari y sus «socios» anunciaron con bombo y platillo las bondades del TLC, ellos sabían de qué se trataba. El negocio grande para unos cuantos. Alguna vez se han preguntado. ¿Porque durante casi tres décadas del pernicioso tratado, no se construyó ninguna refinería de petróleo en nuestro país, no obstante de ser uno de los principales productores de petróleo del mundo? Creo que la respuesta es muy evidente. Si México hubiera optado por impulsar nuestra industria petroquímica, el negocio de la importación de combustibles se les hubiera caído a los socios del Salinismo. Las comisiones, la transportación terrestre a través de empresas especializadas, que normalmente son de políticos, no hubieran prosperado tanto. Había una cláusula no escrita en el tratado comercial: No construir refinerías, para seguir importando casi todos los combustibles, principalmente de Estados Unidos. Con razonamiento elemental, pónganse a pensar, ¿Cuáles eran las fortalezas de nuestro país en este intercambio comercial? Pomposamente anuncia el gobierno mexicano, a través de sus «heraldos», que México exporta miles de automóviles a Estados Unidos y Canadá. Carajo, ¿acaso la industria automotriz es mexicana? La Ford Motor Company,  Chevrolet, Dodge, GMC, Audi, Volkswagen, Mercedes Benz, Jeep, Kia, Mercury, Volvo, Nissan, BMW, Toyota, Isuzu,Mitsubishi, Acura, etc. ¿Cuál de las marcas anotadas son de México? Que no nos hagan creer semejantes mentiras. En nuestro país se ensamblan y en pocos casos se fabrican, por lo tanto; un carro exportado por México, es triste «maquila». Mano de obra calificada barata, muy barata. No saben cómo me da gusto que el señor Trump, le quite la «escalera» al gobierno mexicano y los deje colgados de la brocha. Eso merece estos esbirros del tío Sam.

La cancelación del tratado comercial, no es afrenta al pueblo de México, es afrenta para los pocos beneficiarios de este vergonzoso trueque. No se imaginan cuánto daño nos ha causado las negociaciones de los Salinas y socios. Se abandonó totalmente la producción agrícola. Se dejó de producir maíz, para importar el maíz de forraje, ese maíz de consumo animal allá en el norte, es el maíz que comemos los mexicanos. Ese, es uno de los «beneficios» que nos trajo el «bondadoso» tratado comercial. Lo que verdaderamente duele, es la apatía y complicidad de los priistas y personeros del gobierno. Ellos siguen creyendo que el «salinato» con su mano larga, ha traído felicidad, cuando menos a sus correligionarios e incondicionales. Nunca se enteraron que Carlos Salinas De Gortari, desmantelo al estado mexicano de las empresas estatales estratégicas, para entregarlas a un grupo de amigos y, convertirlos en ricos de concurso FORBES. Si con el término del mandato del presidente Salinas, se hubiera terminado la entrega del país, algo nos quedaría. Pero la triste historia, siguió con Zedillo, Fox, Calderon, cuyas dos administraciones panistas, fueron concertadas con el sistema político, para oxigenar un poco la podredumbre y seguir después con el presidente Enrique Peña Nieto, la subasta de los últimos activos del país. No olvidemos que las reformas estructurales, son el tiro de gracia para terminar de una vez por todas con el patrimonio nacional. Como un ciudadanos común y muy corriente, me gustaría ver la dignidad de los actuales gobernantes en un no al tratado del libre comercio, desde el lado de los mexicanos. No es justo permanecer de rodillas ante los ojos del mundo, solo por defender los intereses de unos cuantos. Parece que la postura del señor Trump, al final de cuentas, despertara al mexicano que yace debajo del nopal, ataviando con zarape de Saltillo y expresando frases de conmiseración, solo por la fatalidad de ser indio. Así nos ven los gobernantes gringos, así nos ve el «albino» de Donald Trump. Por eso es exigible al presidente Peña Nieto, al secretario Ildefonso Guajardo y al canciller Luis Videgaray, sacar la casta y ofrecer una actitud digna. Que al final de la administración actual, den muestras de hombría  y eficacia, asumiendo con responsabilidad y valor, la defensa de la poca soberanía que le queda a la patria de Juárez, Zapata, Madero y Lázaro cárdenas. Sé que esta petición puede ser un sueño «guajiro» de mi parte. Porque hay muchos agravios a la población, con las tarascadas que le da el gobierno federal, a la endeble economía de los más jodidos y pequeños empresarios; con el terrorismo fiscal, las elevadas tarifas de energía eléctrica y las gasolinas siempre a la alza. Bueno sería terminar con esta mentira histórica del tratado comercial, que nos partir madre y media. Es cuánto.

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