Cuna de lobos Prisciliano Nemegyei Rodríguez.
Don voto y doña elección
* El PRI en aprietos.
* Un fraude asoma, como último recurso.
* La simpatía a la esperanza.
El tiempo avanza, imperturbable, sereno, inexorable a la cita con el destino electoral del 1 de julio. Las conjeturas aumentan de tono y circunstancias. Los candidatos pintan un país, donde la maravilla es lo mínimo. Ellos se prestan a ser salvadores de la patria. Practican la gimnasia amnésica, con magistral actuación, por no decir cinismo, olvidando con desparpajo que antes, fueron cómplices de la condiciones caóticas en que, hoy, se encuentra hundido el país. Los partidos políticos apenas pasan la prueba de calificación aceptable, mientras los candidatos se conforman en bloques representativos para insistir en ser tomados en cuenta por un electorado que comienza a descubrir la voracidad, que construyen los escalones para llegar al poder. Las campañas políticas son el «affaire» o por mejor decir, la luna de miel que logre matrimoniar a don voto con doña elección. En la medida que don voto se volqué en las ánforas, en una actitud superior y numérica, en esa misma, la pretensión matrimonial va a parir al ungido, aunque, hasta en los trajines del sufragio, existen, los violadores del fraude electoral, y podrían hacer abortar a doña elección. Otro síndrome separatista es el nefasto abstencionismo, el acarreo descarado de votantes, la compra-venta del sufragio, el manipuleo virtual, y si se requiere, las fuerzas del poder supremo, por consigna u ordenanza, pueden aquietar, con rapidez, las voces disidentes y trasladar el poder a los mismos que hoy lo detentan.
La crónica exige un análisis real y objetivo del panorama inicial de precampañas, aunque aún falten 150 días que, quizá, hoy, nos parezcan lejanos, pero la sintonía del tiempo, y sobre todo, las sorpresas, los altibajos y los acontecimientos, por venir, llegarán con rapidez. Estos son, ahora mismo, el candor prolongado de la incertidumbre. Veamos la situación; En el PRI con un candidato que “no saca a un perro de una milpa”. La timidez de su discurso es la prolongación de su persona. Trae detrás cargando como losa pesada su pasado funcional de todo lo aumentativo que acertadamente le ha pegado, en el bolsillo, a las clases populares. El tricolor ha llegado a una encrucijada, “si lo dejan es malo y si lo cambian también”. Por cierto a este instituto político lo persigue la colección de gobernadores y funcionarios, fieles representantes de una casta de impunidad y corrupción, ya que su fama de rechazo e inaceptación va en aumento cada día, y quizá la dona de su hoyo negro, que lo fulmine sea la fatídica fecha del 1 se julio.
En el bloque PRD-PAN, la situación no es distinta. Arrastran los grilletes que se ganaron a pulso al firmar y avalar las leyes de reforma que en lo más significativo se dilucida la venta del petróleo, la minería, costas y selvas y si no sucede algo nuevo, privatizaran los recursos hidráulicos. Sin contar las reformas: laboral, de salud, educación y hacendaria. Hoy por más que desean olvidar su pasado ominoso, las redes sociales, los acosan y les restriegan en sus ojos, los videos que dan fe, de lo que ellos tratan de negar. En ambos partidos, de la Revolución Democrática, como de Acción Nacional, la inconformidad, la rebeldía y las renuncias de sus miembros, los ha debilitado. Tratan de tapar el sol con un dedo, pero este es muy pequeño ante el resplandor de los yerros y las ambiciones que han quedado al desnudo por asirse al hueso del poder. Hoy quieren desligarse del PRI, pero es difícil ser creíble cuando el amor que se profesaron en el pasado, los mimetizo, los fundió en una misma esencia, perdiendo sus objetivos ideológicos, que nacieron distintos y hoy los une una sola causa: lograr a toda costa el poder supremo del país. Cada día, de estos tiempos electorales se van quedando solos, apocados, sin argumentos serios o válidos, que no sea la descalificación. Tanto el PRI, como el PAN y el PRD, cada día se alejan del electorado que con sorpresa evidente observa cómo se unen en un destino común para derribar a toda costa a quien encabeza las preferencias lectorales, actualmente, y que hoy, parece ser difícilmente lograr.
Agradezco a nuestro querido diario Quequi por darme cobijo una vez más, en la magnitud del espacio. Reitéroles mi indeclinable respeto y admiración a mi paisano Pepe Gómez, a la dirección general, coordinadores, jefes de información, talleres, voceadores, etc., por su paciencia y tolerancia a este servidor. Muchas gracias amigos.