Cumple un siglo guardián del  tiempo

 

 

Ayer cumplió 100 años de vida Miguel Marrufo Orozco «Totoch», quien desde los 13 años de edad, cuido y daba mantenimiento al reloj público, que se encuentra en el parque Benito Juárez, mismo que le da la hora a los miles de visitantes desde que van llegando en barco a la isla; «Don Totochito» quizá como se le conoce cariñosamente, fue taquimecanógrafo en su primer empleo, jardinero y administrador de Correos de México durante 42 años, todo este tiempo, también se hacía cargo del cuidado del reloj público, que hasta la fecha sigue visitando cuando puede.

 

Icono y personaje que ya forma parte de la historia de la isla, Miguel Marrufo Orozco “Don Totochito”, nació el 5 de julio de 1916 en la isla, y se casó a los 18 años con su única esposa Noemí Castro (q.e.p.d.), con quien procreó dos hijos: Miguel y Elsy Marrufo Castro, quienes le dieron, entre los dos, cinco nietos y estos a su vez seis bisnietos.

 

Así  mismo recordó que trabajó como administrador de las instalaciones por 42 años y al mismo tiempo le daba mantenimiento al reloj público, que fue construido en 1906, para celebrar el centenario de la Independencia de México.

 

Platicó que el primer mecanismo del reloj era alemán y que funcionaba dándole cuerda y cada ocho días subía con una escalera que él mismo construyó con palos; dicha maquinaria se encuentra en el museo de la isla, ya que actualmente ha sido modernizada y se le colocaron incluso melodías que cambian en cada hora.

“Don Totochito”, indicó que la segunda maquinaria fue cambiada durante el trienio 2002-2005, por lo que el reloj público, ahora cuenta con una máquina que se construyó en Zacatlán de las Manzanas, Puebla.

 

A don Miguel Marrufo Orozco, se le han realizado varios homenajes, entregado reconocimientos e incluso se hizo una botarga del reloj público, al que se le nombro “Totochito”, por lo que se siente orgulloso de que aún lo tomen en cuenta a pesar de que ya es una persona mayor.

 

Ayer celebró sus 100 años de vida junto a sus hijos, nietos y bisnietos, convirtiéndose quizá en la persona más longeva de la isla, quien sigue visitando el reloj público del parque Benito Juárez, las veces que puede ya que su casa se encuentra a escasos 100 metros del emblemático reloj. Por Luis Roel Itza

 

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