Cuando el cielo y la tierra se unieron

Pbro. Carlos César González Cruz.
Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad. Juan 1:14.


Estamos en tiempo de cuaresma, tiempo de meditación y reflexión. Bueno es pues, reflexionar sobre el ministerio de Jesucristo. Jesús no tuvo un principio divino, él es eterno, es una de las personas de la divinidad, Jesús el verbo está en el Génesis, es a través de él que se lleva a cabo la obra de creación.

Jesús tuvo un principio o inicio humano, él se encarnó, emergió como ser humano y se mostró revelando al Padre. Legitimo hijo de María, e hijo adoptivo de José. Ya en el Antiguo Testamento Dios había prohibido que se hiciera imagen de Él:


No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, a los que me aborrecen. Éxodo 20:4-5.

Pero en el Nuevo Testamento, Dios, el verbo eterno se encarna, irrumpe en nuestro mundo revelándonos al Padre amoroso. Jesús es como todos los humanos, igualito, pero tan diferente a ellos. “Él es La imagen del Dios invisible” dice Colosense 1:15.


Jesús no es un “Semi-Dios” Es Dios y hombre. Es el Dios Todopoderoso que resucita muertos, sana los enfermos, echa fuera demonios, calma la tempestad, multiplica los peces y el pan; pero es el hombre que siente compasión de la mujer viuda que va a enterrar a su hijo muerto; ama a los niños y dice que “de los tales es el reino de los cielos; Jesús el ser humano más perfecto es el que defiende la marginación y abusos contra la mujer, ejemplo de ello es la mujer hallada en adulterio. Jesús es el hombre que llora ante la desigualdad y la injusticia social.

Puedes ver en los cuatro evangelios como te narran al Dios y hombre naciendo en un humilde pesebre, huyendo del cruel Herodes en la matanza de los niños, dialogando con los maestros de la ley, hasta verlo morir en la cruz; página tras página te narran los maravillosos milagros hechos con su poder. Un retrato hermoso de cuando el cielo y la tierra se unieron para la justicia y el amor ofrecido por Dios a la humanidad. Buen tiempo es este para recordarlo.

¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida!

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