Crónica: «El eclipse de sangre y la vaquería que devolvieron el alma a la Expomor 2025»

La noche del jueves, el cielo de José María Morelos se pintó de rojo. Un eclipse lunar, conocido como «eclipse de sangre», acompañó desde lo alto uno de los momentos más esperados por los morelenses: la vaquería que marca el inicio de la Feria de la Primavera 2025, la Expomor, que después de varios años de ausencia, regresó finalmente a su recinto oficial.


Era imposible no sentir la emoción en el ambiente. Desde temprano, familias completas llegaron al lugar, algunos vestidos de gala, otros con sombreros y sonrisas de oreja a oreja, listos para ser parte de un momento que ya había causado gran expectativa en los días previos.


Las notas de la orquesta «Xibalbá» comenzaron a sonar, rompiendo el silencio de la noche como un eco de tiempos antiguos que volvía a resonar fuerte. Al compás de la música, las mujeres, ataviadas con sus tradicionales ternos blancos bordados de flores, comenzaron a llenar de color y movimiento la pista de baile. Las jaranas, con su ritmo alegre, pusieron a vibrar los corazones de quienes observaban y de quienes se animaron a bailar.


En los últimos años, la jarana ha cobrado un nuevo auge en José María Morelos, y la noche de la vaquería fue una muestra clara de ello. Niños, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, se unieron en la danza como una gran familia que celebra no solo una fiesta, sino su identidad y sus raíces.


La luna roja parecía observar todo desde el cielo, como si también celebrara el regreso de la Expomor. Un símbolo perfecto de renovación y esperanza.


Sin embargo, entre la alegría, se notaron algunas ausencias. Viejas tradiciones que con el paso del tiempo se han modificado, rostros que ya no están y costumbres que han quedado atrás. Pero también se sintió la fuerza de una comunidad que evoluciona, que toma lo mejor de su pasado para seguir adelante.


A medida que avanzaba la noche, y mientras el eclipse seguía su curso, el orgullo de ser morelense se reflejaba en cada zapateado, en cada flor bordada que giraba al ritmo de la música. Fue una noche en la que José María Morelos se reconoció a sí mismo en sus tradiciones.


Así, la primera noche de la Expomor 2025 se convirtió en algo más que el inicio de una feria: fue un reencuentro con la esencia del pueblo, un recordatorio de que, aunque el tiempo pase y las cosas cambien, nuestra cultura sigue viva.


Mientras las luces comenzaban a apagarse y el eclipse se desvanecía, quedaba la certeza de que la vaquería sigue siendo ese lazo que nos une como comunidad, como peninsulares y, sobre todo, como morelenses.

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