SANTIAGO J. SANTAMARÍA. EL BESTIARIO
Creo en los Reyes Magos, papá Noel y el Olentzero, a pesar de ‘El Bronco’
“Es la temporada navideña en Willamette, Colorado, y un inesperado brote ha invadido el centro comercial Willamette Memorial Megaplex y ha rodeado el pueblo con peligrosos y mortales depredadores. Únete a Frank West y explora un vasto mundo abierto lleno de zombies peligrosos y un millón de formas de matarlos, mientras pelearás por descubrir la verdad detrás del brote… o morirás intentándolo…”. El mensaje del “Dead Rising 4”, pura mercadotecnia, no me dejó dormir apenas en las vísperas del 25 de diciembre y ahora, ocurrirá otro tanto este 6 de enero, jornadas de papá Noel o Santa Claus, Olentzero y los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar. Hace más de un mes que ya hice los pedidos pertinentes vía carta, correo electrónico, Twitter, Facebook, Washapp… También dejé caer mis preferencias en los senos familiares de hermana, hijos, nueras, yernos, consuegros, sobrinos, primos, padrinos, madrinas, amigos, amantes, nuevos e innovadores miembros de ‘estados libres asociados’ al familión…
“Aitxitxa (abuelo en vasco), me han dicho en la ikastola (colegio) que los Reyes Magos, Papa Noel y el Olentzero son los aitas (padres)”, me comenta mi nieta Amaia, de 8 años, desde Durango, ciudad próxima a Bilbao y San Sebastián, en el País Vasco, al norte de España. Esperaba estos inevitables comentarios tarde o temprano. “¿Cómo pueden estar en las noches de Navidad y Reyes en tantas casas a la vez? ¿Papa Noel qué hace para llegar a tiempo con los temporales de nieve que hay estos días en Estados Unidos y en Europa? ¿Los Reyes Magos pueden salir de sus palacios sin que les maten, pues llevan muchos años en guerra en Oriente, en Siria, Irak, Alepo, Damasco, Mosul, Palmira…? El Olentzero, que vive en las montañas vascas haciendo carbón con la leña del bosque no solía bajar a Eibar, San Sebastián y Bilbao, cuando érais niños pues los viejos Ferrocarriles Vascongados se quedaban trabados en Málzaga, cada vez que llovía o nevaba, me ha comentado la tía Leyre…”.
No me doy por vencido e intento cambiar la conversación. Pretendo, sin mucha fortuna, el prorrogar la fantasía infantil. “Tu aita (padre) Andoni, tu ama (madre) Irantzu, tus amamas (abuelas) Lourdes y Begoña y tus aitxitxas (abuelos) Félix y Yagoba (Santiago) les seguimos ayudando a estos personajes a repartir los regalos y colocarlos junto a los pinos y los belenes instalados en las chimeneas de las casas…”. Su hermano, Telmo, no entiende todavía de qué va la ‘movida’. Otro tanto está a punto de ocurrirme en Cancún, con Lucas, el tercero de mis nietos. Estos días está visitando la casa de Santa Claus en tierras estadounidenses con mi hijo Alain y su tía Claudia, y sus abuelos Sara y Jacinto, y su pediatra Jerónimo… Intuyo su interrogatorio, a la vuelta, con su mamá Romina. Marcelo, el último de los nietos en llegar al mundo no dice ni Pamplona, por ahora, acaba de cumplir el año…
Mientras tanto, el populista gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, ‘El Bronco’, está acabando con la ilusión de Santa Claus, en su Nuevo León de México. A los hijos de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado les reveló quién era el personaje del traje rojo durante la posada navideña. “Bien, chamacos, abracen a su papá cuando tengan chansa… díganle que lo quieren mucho porque el papá de ustedes es Santa Claus”. Y lo reiteró: “¿Ya sabían eso, verdad?, ja, ja, ja.”. Algunos padres presentes le respondieron, “No nos descubra, caramba”. La regó, como siempre lo hace, el mandatario ‘independiente’, quien trató de enmendar lo dicho… “No, yo digo que su papá es Santa Claus porque cada uno de ellos le da felicidad, cuida a mucha gente, el papá de ustedes es un héroe, es Batman, Superman, o el Hombre Araña. Ahora que si su papá no vuela, es porque no le salieron alas, compadre”. La cosa no paró ahí: “papá Noel existe pero es gacho, pues solo lleva regalos a los niños ricos y se olvida de los niños pobres…”. Al paso que va, Jaime Rodríguez Calderón, debe tener un inmenso almacén de calzoncillos, camisetas, calcetines y pañuelos… No tardaremos mucho tiempo en ver su tienda de ropa interior “El Bronco” en mil y un tianguis de su “Viejo León”.
En la vida es importante reservar en nuestro cerebro un pequeño espacio para nuestros sueños y fantasías infantiles, como las relacionadas con la Navidad, para nuestras ingenuidades libertarias y solidaridades adolescentes y juveniles… Ellos nos ayudarán a hacer frente a las ‘cargas administrativas’ -eternas hipotecas bancarias de Bancomer, HSBC, Banorte, Santander, Scotiabank, Banco Azteca…, pagos de la CFE, Aguakan, Zeta Gas…, prediales, mochadas y otras historias de nuestra picaresca nacional- que nos obligaron a olvidar utopías y aterrizar a una distopía mexicana de gobernadores fugitivos, políticos canallas mangando impunemente, dietas milagrosas antioxidantes, mil y un ofertas de telefonía vulnerable a los servicios de espionaje de inteligencias ignorantes, catástrofes de fuegos artificiales, cumbres de ricos magnates que se odian y aman al ritmo de la cotización del dólar y peso mexicano como Donald Trump y Carlos Slim, ‘gasolinazos’ perturbadores anunciadores de inflaciones incontrolables…, una surrealista realidad. Luis Buñuel, el cineasta aragonés, el de “Los Olvidados”, película filmada en México de antaño, no pararía de trabajar día y noche en este recién inaugurado 2017, donde no queda nada de aquel ‘Pacto por México’, una especie de ‘Pactos de la Moncloa’, que permitieron a los españoles integrarse en Europa, tras décadas de miseria, corrupción y nepotismo franquista.
Todos los niños de clase media tuvimos con la dictadura del caudillo Francisco Franco, antes de la democracia, cuarenta años de pan y catecismo, que incluso había una obra pía que se llamaba así. ‘El Bronco’ caudillo quiere una Educación General Básica o Bachillerato de niños hamletianos, cada uno con una calavera en el pupitre, para meditar, como tintero. Con las primeras lecturas a escondidas, en las copas de los árboles, el niño cambia de la circunferencia, “esa gorda”, a la elipse, principio de todo goticismo/romanticismo. Hay que dejarles que disfruten de sus fantasías…
Creo en los Reyes Magos, Papá Noel y el Olentzero, a pesar de “El Bronco”, son malos tiempos para soñar y fantasear. Hay que incorporar al verbo de tener otros como amar y compartir y enseñar a conjugarlos a nuestros niños, nuestro bien más preciado, y prepararlos para hacer oíos sordos a mensajes como los del idiota al que le gusta le apoden “El Bronco”. El diccionario de la Real Academia Española lo define: Bronco (Del latín vulgar bruncus, pedazo de rama cortada). Que es tosco o está sin desbastar, basto, rudo. Se refiere al metal que es quebradizo y no tiene elasticidad. Se aplica al sonido, voz o instrumento que es áspero y desagradable ¡qué tono tan bronco tiene el tenor! destemplado, ronco. De carácter y trato ásperos, de genio, también grosero, inculto. La ignorancia es atrevida y no es más tonto porque no se entrena. Eso lo dice el refranero popular español.
No nos olvidemos de limpiar los zapatos y dejar una copia del mensaje enviado a los Reyes Magos, junto al árbol y el Belén, haciéndonos cómplices de nuestros más pequeños. También reivindicamos nuestros derechos a que Melchor, Gaspar y Baltasar no sigan dejándonos productos Calvin Klein, ‘made in Costco’, con imágenes de futbolistas con David Beckham y Cristiano Ronaldo, iconos del libro que en 1983 escribiera el psicólogo estadounidense de Boston, Dan Kiley, “The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up (El síndrome de peter pan, la persona que nunca crece). Yo me quedo con “La arruga es bella” del modisto gallego Adolfo Domínguez. Es, tal vez, uno de los eslogan más famosos de la historia de la publicidad.
@SantiGurtubay