Crean una gran iniciativa para mitigar el alga

Por: Heiby Morales

Los millones de toneladas de sargazo que desde Brasil inundan el océano y se ensañan con las islas del mar Caribe, conforman un problema tan grande y complejo que requiere de soluciones contundentes y simples para ser enfrentado con eficacia.

Para no quedar aplastados por ese leviatán gigantesco de algas, ni llenarse de impotencia por la magnitud del problema, Guillermo Mendoza Harrison encontró una alternativa que involucra a la sociedad en su conjunto, pero en especial a los hoteleros, para limpiar al mar de ese desagradable color cobrizo, rescatando sus tonalidades turquesas, con un pequeño gran invento de una sargacera anfibia.

Mendoza Harrison todos los días estaba preocupado por encontrar una solución que pudiera ofrecer a los turistas playas limpias. “En Quintana Roo todos vivimos del turismo y cualquier paso que se realice para cuidarlo siempre es importante”, dijo en entrevista. Así que primero estudió la situación y analizó las diversas propuestas de solución que de buena fe, pero con pocos resultados, se han hecho.

Muestra su desacuerdo con lo que ha propuesto el presidente de la República, de querer extraer el sargazo en altamar con barcos de la Marina. Considera que el sargazo está presente desde las crónicas de Hernán Cortés, y que de esas miles de toneladas arriba a las costas quintanarroenses una ínfima cantidad mucho menor al 1%. Así que no tiene mucho caso enfrentarse a una incontrolable y gigantesca medusa de sargazo, cuando nos afectará una mínima parte. Y si dividiéramos el total de afectaciones por los 50 kilómetros de costas turísticas que hay en Benito Juárez y la parte continental de Isla Mujeres, la porción de sargazo es mucho menor. Y si todavía hiciéramos un ejercicio de cuánto sargazo llegará a cada hotel, pues la cifra queda muy diminuta, menor al 0.001%.

Bajo ese esquema, considera que hay que reducir el problema del sargazo utilizando el ingenio y la iniciativa. Y siguió con sus observaciones en las playas para ver la inutilidad de los esfuerzos de decenas de trabajadores de hoteles que en la playa recogían o enterraban el sargazo. Al otro día se enfrentaban a un problema similar o peor.

Encontró aciertos en unas rampas para extraer sargazo que con un sistema rotatorio, aunque tenían el inconveniente de que eran fijas en la playa o semifijas colocadas en alguna embarcación.

Por otro lado elogió también las barreras para contener el sargazo, analizó su funcionalidad y le frustraba cuando eran rebasadas por la gran cantidad del alga que arribaba a la costa empujada por los oleajes, las corrientes marinas o los fuertes vientos. Fue entonces que pudo cristalizar sus ideas en un proyecto claro y sencillo. Ahí nació la sargacera anfibia.

Confiesa que no esperaba ni espera apoyo gubernamental, debido a que resaltó que sus esfuerzos son impulsados por el amor que le tiene a Cancún y más en el fondo,  por la necesidad imperiosa de salvar la gallina de los huevos de oro que es esa industria sin chimeneas conocida como turismo. Así que puso manos a la obra y con sus ahorros creó un prototipo de lo que pensaba podía ser la solución. Empezó a realizar pruebas en las playas más contaminadas de Puerto Morelos y Cancún.

Realizó los ajustes necesarios que le brindó la experiencia y ahora tiene un vehículo anfibio, como un pequeño catamarán con ruedas, que entra al mar para recoger en su vientre el sargazo acumulado más allá de las barreras que se han colocado. La suavidad de su deslizamiento le permite hacer varios recorridos hasta llegar su capacidad, que en este modelo es de 80 a 100 kilogramos de carga. Se puede operar fácilmente por una o dos personas que posteriormente lo llevan a la playa donde puede rodar fácilmente por la arena y trasladar el sargazo hasta donde se encuentren los depósitos del alga. Se descarga y se vuelve a recolectar sargazo cuantas veces sea necesario. Según sus cálculos, un día normal puede recoger casi dos toneladas de sargazo acumulado en las aguas cercanas a la playa.

Considera que para combatir el sargazo, se necesita un círculo de virtud que contemple la búsqueda de cuidar al turismo desde una perspectiva de colaboración. Y es que son pequeñas máquinas, con costos inferiores a los 50 mil pesos, que pueden comprar los integrantes de la Asociación de Hoteles, para cada uno cuidar su pequeño espacio de playa, hasta lograr la limpieza de la costa. Como decía el poeta Goethe, flujos y reflujos que tomados en creciente conducen hacia el éxito.  

Para mayor información mandar correo electrónico a [email protected]

Características

– El diseño son dos flotadores, su base la lleva por debajo del agua, por lo cual el sargazo va entrando sólo a la sargacera.

– El dispositivo puede ser jalado dentro del agua por una pequeña lancha o por un par de personas.

– La sargacera está hecha con aluminio grueso, policarbonato, reja de galvanizado, entre otros materiales. 

– La sargacera saca la macroalga completamente limpia de arena.

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