Celebran el Corpus Christi en Tizimín

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TIZIMÍN.— Siguiendo los protocolos de prevención del coronavirus, la iglesia de los Tres Reyes no dejó pasar inadvertida la celebración del Corpus Cristi ayer con una misa por la mañana y otra en la noche, ambas con sus respectivas procesiones simbólicas para bendecir la ciudad en los cuatro puntos cardinales.

En su homilía, el presbítero Pedro Echeverría López destacó que estas celebraciones representan honrar el cuerpo y la sangre de Cristo resucitado y la bendición de la ciudad, pues aunque no se pudo realizar como cada año en los altares que se instalan en los alrededores del parque principal, se cumplió desde el atrio parroquial.

El padre Echeverría recordó que la solemnidad del Corpus Christi está íntimamente ligada al Jueves Santo, a la cena del Señor, pero tiene un carácter propio, pues en la noche del Jueves Santo “se revive el misterio de Cristo que se entrega por nosotros en el pan partido y en el vino derramado, que son su cuerpo y su sangre entregados por nosotros”.

Mientras que este jueves es el mismo misterio que se presenta para ser adorado por el pueblo y el Santísimo Sacramento se lleva en procesión fuera del templo para manifestar que Cristo resucitado va delante de nosotros y nos guía hacia el reino de los cielos.

“Lo que Jesús nos entregó en la intimidad del cenáculo del Jueves Santo, hoy lo manifestamos abiertamente porque el amor de Cristo no es solo para algunos, sino que está destinado para todos”, resaltó el sacerdote.

El significado profundo del Corpus Christi lo manifiesta la misma celebración en sus componentes más importantes, que son la celebración de la misa y la procesión, la primera es en donde todo parte del amor de Cristo en la última cena, en vísperas de su pasión dio gracias y alabó a Dios, y obrando así con el poder de su amor, nos comunicó el sentido de su muerte en la Cruz que es la salvación.

“El hecho que este sacramento haya recibido el nombre de eucaristía que quiere decir: acción de gracias, expresa eso, que la conversión del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo es fruto de la entrega de amor que Cristo hizo, una donación de amor más fuerte que la muerte, que entrega en ofrenda al Padre en sacrificio que nos beneficia a todos, todo viene de Dios y Cristo el hijo de Dios agradece al padre de todo bien, de toda gracia y de toda bendición en la eucaristía, en esta celebración de acción de gracias redunda en bendiciones para todos”.

Con la procesión, dijo, que se reanuda “con la alegría de la resurrección, con él delante de nosotros, nos invita a salir de la intimidad del cenáculo para acompañarlo como discípulos en la misión, con este gesto ponemos ante estos los sufrimientos de los enfermos, la soledad de los ancianos, las inquietudes de los jóvenes, tentaciones, los miedos de nuestra vida”.

Antes de concluir la misa que concelebró con el vicario David Tejero Vega pidió que “la bendición de Dios descienda sobre nosotros, nuestras familias, de nuestra ciudad”.— ISAURO CHI DÍAZ

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