
Carlos César González Cruz Presbítero
Los muros más fuertes que no se ven
Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos. Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre. Sobre las ropas empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y el vino de los multados beben en la casa de sus dioses. Amos 2: 6-8.
La tía Domitila escuchaba como animadamente platicaban sus vecinos sobre estos últimos acontecimientos de las relaciones exteriores deterioradas entre México y USA; cuando estos hombres inteligentes daban sus variadas opiniones, ella con sus ojos brillosos reía como si la plática le interesara y la entendiera total y cabal.
_Y usted que opina, tía Domitila?
_Ah, yo no sé ni entiendo nada de eso, solamente sé, que con lo que gana mi viejito Tiburcio, cada vez me alcanza menos, dicen que la gasolina está carísima, que bueno que nosotros ni carro tenemos.
Muchos estamos como la tía Domitila, no entendemos muchas cosas; lo que sí entendemos es que se ha levantado un enorme muro que nos divide más, a aquellos ciudadanos de primera, de segunda y de tercera. Los seres humanos estamos comiéndonos unos a otros y no nos llenamos. Desde los altos niveles hasta los más bajos estamos sufriendo injusticias y maldades que repercuten en la economía.
Dios nos ayude a recordar que nuestro prójimo es hijo de Dios y que trae la imagen de nuestro Padre Celestial, eso lo vuelve nuestro hermanos, cuidado con repetir la misma historia de Caín y Abel.
¡Feliz fin de semana amigos y hermanos del camino, del buen camino de Dios!