Carecen de buenos hábitos

Por Raimon Rosado

Pese a ser altos los índices de mala alimentación entre la población cancunense, lo que se refleja en problemas de sobrepeso y obesidad en siete de cada 10 personas y aunque también existe un 15% de desnutrición entre la población del estado, la labor de prevención, orientación y asesoría de los profesionales médicos en Nutrición, todavía es muy subestimada, debido a que son pocas las personas que acuden  o siguen al pie de la letra las indicaciones que se les brinda para superar o anticipar las dolencias ocasionadas por desórdenes alimenticios, señaló la nutrióloga Flor Guadalupe Serrano Vázquez, quien participa en el programa de Atención a la Infancia y la Adolescencia de la Jurisdicción Sanitaria Número Dos.

Al celebrarse ayer 27 de enero, el Día Nacional del Nutriólogo, con base en lo establecido por la Asociación Nacional de Nutrición, en alusión a su fecha de registro ante la Secretaría de Relaciones Exteriores, cuyo fin es recordar la importancia de esta profesión en el cuidado sobre la alimentación, la especialista destacó que es justamente el no llevar una alimentación balanceada la causa de la que se derivan los más grandes y graves problemas de salud pública en México.

Asimismo, indicó que si bien los extremos de una mala alimentación se manifiestan mediante la  obesidad y la desnutrición, pueden darse casos en los que una persona obesa presente anemia, ya que no es lo mismo la sobrealimentación que la mala nutrición.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en México existe un déficit de especialistas en nutrición, pues sólo hay un promedio de 2.4 nutriólogos por cada mil habitantes, a lo que se añade el desinterés de la población que sí los tiene al alcance.

Destacó que gran parte de las veces, la gente acude con el nutriólogo porque algún otro médico les ha indicado que requieren someterse a regímenes específicos de alimentación, al padecer o estar propensos a alguna enfermedad grave.

“Pese a que los nutriólogos ahí estamos, los pacientes no acuden, o cuando les corresponde acudir a sus citas, las cancelan y en muchos casos, terminan por dejar de lado sus tratamientos para modificar sanamente sus hábitos de alimentación”, puntualizó.

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