Bloquea INAH proyectos culturales

Por más de una década, la delegada del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Adriana Velázquez Morlet, ha mantenido frenados diversos proyectos promovidos por comunidades mayas en sitios que podrían atraer turismo y recursos, pero que, en lugar de ello, son paulatinamente saqueados.
La encargada de esta dependencia federal no sólo no asigna recursos para siquiera mantener este patrimonio histórico, sino que tampoco permite iniciativas propias para conservar y detonar estos sitios, que podrían traer desarrollo económico para sus comunidades. Así, Adriana Velázquez Morlet ha promovido tres denuncias en contra de la Iglesia Católica en Sabán, por haber completado un techado hace más de un año.
Germán Arjona Chan, sacerdote asignado a este templo, señaló que la comunidad se ha indignado por estas acciones legales, por unos trabajos que en nada afectaron la estructura de esta iglesia colonial. “Según el INAH, se está destruyendo lo que es la iglesia católica, pero no es cierto. El templo de Sabán tiene techo de lámina, ahorita lo que se hizo fue completarlo”.
Lamentó el párroco que la dependencia federal haya actuado sin llevar a cabo una investigación y recalcó que si no quieren que la comunidad realice las mejoras al sitio de culto, entonces debe promover una obra de rescate del monumento arqueológico, cosa que tampoco realiza.
“Nosotros pusimos esas láminas sobre la iglesia, porque la mitad tiene, la mitad no tenia, si el INAH no quiere que se haga ese trabajo, ellos deben ir a hacerlo”, alegó.
Señaló que la comunidad católica se encuentra molesta por estas acciones de la dependencia federal, que criminalizan sin fundamentos ni investigación.
A 27 kilómetros de distancia, otra comunidad también arde en indignación contra el INAH y su delegada “vitalicia”, que mantiene sumido en engorrosos trámites burocráticos el proyecto de rescate y restauración de las fachadas de las casas coloniales de Tihosuco, una de las más importantes del estado.
Roger Oy Aké, presidente del comité ciudadano del proyecto, señaló que desde hace más de tres años se le presentó a Adriana Velázquez Morlet la iniciativa para rescatar este importante patrimonio, para el que contaron con la asesoría de expertos de la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos y para el que ya tenían hasta un patronato propuesto, pero nada se sabe.
Son cerca de 50 edificaciones que preceden a la Guerra de Castas y que, por desconocimiento de los propietarios y al no existir ningún interés de gobierno, sufren remodelaciones, por lo que se pierde su valor arquitectónico e historia.
“La verdad es que al INAH sólo le interesa la zona norte, donde ya hay desarrollo, y no para cuidar nuestro patrimonio histórico, sino para solapar a las inmobiliarias cuando destruyen yacimientos. A cambio de qué, no puedo decir”, comentó un conocido investigador, bajo condición de anonimato.
La verdad es que para nadie son un secreto los conflictos que tiene la delegada del INAH con investigadores, ya que ha durado más de 22 años en este cargo, evitando que se abran y estudien sitios arqueológicos, en especial los del sur del estado, que, al quedar en el “limbo” terminan siendo saqueados, mientras pobladores esperan en vano que algún día puedan generarles turismo.
Tales son los casos de dos asentamientos, considerados entre los más importantes del sur de la entidad: Chakanbakán e Ichkabal, en Othón P. Blanco y Bacalar.
El primero, a 90 kilómetros de Chetumal por el entronque de Caobas, cuenta con 300 hectáreas, en las que contiene más de 2 mil 500 estructuras mayas, incluidas seis estatuas de gran envergadura y una cancha de Juego de Pelota.
Aunque supuestamente cerrado al público, abundan las fotos en internet de turistas sobre estas estructuras, sin supervisión alguna ni derrama para las comunidades cercanas. Situación similar se registra con el sitio arqueológico Ichkabal en donde la delegada no ha puesto de su parte para expropiar las tierras y abrir al público este lugar, en donde se encuentran más de dos mil sitios arqueológicos, pese a que los ejidatarios de Bacalar han manifestado su mejor disposición para abrir este lugar a la brevedad posible.
El gobierno federal e incluso instancias internacionales como la Unesco destinan importantes sumas para el mantenimiento del patrimonio maya; sin embargo, sólo se mantienen los lugares emblemáticos, como Tulum, cuyos gastos se “pagan solos” por concepto de entrada.
Para miles de descendientes de estos vestigios que producen asombro y que podrían atraer multitudes, esta puerta a su progreso económico permanece firmemente cerrada por Adriana Velázquez Morlet. (Por Carlos Hernández Báez y Allan Hassan Sulub > Quequi)

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