Ayrton Senna a 25 años del adiós

Por Gabriel F. Cordero  Quequi

La muerte de uno de los mayores ídolos de la historia del deporte mundial cumple 25 años desde aquel 1 de mayo de 1994, cuando el brasileño Ayrton Senna, con apenas 34 años de edad, chocó contra el muro de la curva de Tamburello, en el circuito Italiano de Imola; ese día no sólo lloro una nación.

El accidente conmovió a millones de personas que presenciaron a través de la televisión y en vivo, la triste despedida del carismático y polémico ícono que logró entrar a la inmortalidad de la historia del automovilismo y deporte mundial.

Su legendario casco amarillo con una franja azul y otra verde hizo historia en las pistas y su genialidad marcó una generación que aprendió con él a agitar con orgullo la bandera del país.

Brasil no ganaba una copa del mundo de futbol desde México 1970, pero él hizo sentir el orgullo de Brasil, Senna salió por el mundo llevando la bandera como un símbolo que llenó de orgullo a tantos brasileños.

Senna era «determinación» y «dedicación», era el gran ídolo, un super héroe que acabó muriendo en la pista, lo que también ayudó en la consolidación del mito. Era el rebelde ante los poderes del sistema y dueños del deporte.

El legado de Senna fue «transformar el deporte». Hizo la diferencia porque además de ser un piloto excepcional, fue el que atendió otros aspectos, como la preparación física y mental, el entendimiento del vehículo (la otra parte de él), el conocimiento de la tecnología del automóvil y el cuidado de su imagen.

Documentales y libros muestran un Senna comprometido de forma mística con su carrera. En entrevistas, hablaba sobre su fe católica y sobre cómo era crucial para el automovilismo mantener un trabajo mental tan rígido que, según él, permitía en ciertos momentos que se elevara a otra dimensión mientras pilotaba.

Además de tres títulos de Fórmula Uno, Ayrton Senna tiene en su currículo 41 victorias en Grandes Premios, 80 podios y 19 vueltas más rápidas en carreras de la Fórmula Uno.

Pelé fue de una época en que la gente escuchaba los partidos de futbol por la radio o leía el periódico, esa generación no vivió con la misma intensidad y emoción como la de Senna, en aquellos inolvidables domingos en familia.

25  años después, su imagen sigue asociada a marcas comerciales y campañas sociales: Él es el último gran ídolo brasileño, para muchos, incluso mayor que el mítico Rey Pelé.

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