Apuntes para el inicio de año

Armando Ríos Piter

Por una #SociedadHorizontal, por una #NuevaRepública

Con el inicio de año, empezó la cuenta regresiva para que tome protesta el que será el 47º presidente de los Estados Unidos de América. Como se ha dicho en innumerables foros, la llegada de Donald Trump a la Oficina Oval, significará un golpe de timón en múltiples ámbitos de la vida interna de aquella nación. Por su cercanía y profunda interdependencia en los más diversos ámbitos, México podría ser uno de los más afectados -ya sea negativa o positivamente- por las decisiones y políticas públicas que impulse la nueva administración estadounidense.

En el ámbito comercial, la amenaza de elevar un 25% de aranceles a productos mexicanos implicaría duras afectaciones a importantes sectores de la economía nacional. Cabe recordar que 8 de cada 10 productos que se fabrican en México son enviados a nuestro vecino del norte.

Frente a esta situación, será fundamental hacer un análisis riguroso de los costos que estas medidas traerían, no solo para los productores del lado mexicano, sino también, para los consumidores estadounidenses. La Secretaría de Economía ha señalado que una “guerra comercial”, significaría para los Estados Unidos tanto como “darse un tiro en el pie”, pues serían firmas como “Ford, General Motors y Stellantis” las compañías estadounidenses más afectadas por dichos aranceles, por el simple hecho de producir en territorio mexicano. Lo anterior, se sumaría a una “potencial pérdida de unos 400 mil empleos en E.U. y un incremento en la inflación”.

Una guerra comercial resultaría poco conveniente para el hemisferio en su conjunto. Aunque hay quienes proyectan que la imposición de “aumentos arancelarios unilaterales agresivos conduciría a una reducción del PIB de México de entre el 0.2% y el 1.9%”, lo cierto es que la presión en los precios para el consumidor final de aquel lado de la frontera, en productos básicos como alimentos, automóviles y bienes electrónicos, también afectaría el bolsillo de los estadounidenses. Aunque es imposible adivinar qué pasará, el equilibrio estable es que haya renovación de acuerdos y el libre comercio en Norteamérica se profundice.

Frente al optimismo de este pronóstico, cabe resaltar que sería equivocado pensar que los episodios de tensión con Estados Unidos solo se circunscribirán a la óptica tradicional de la relación bilateral. La principal hipótesis sobre la que resulta indispensable hacer escenarios de riesgo, es aquella que identifica la volatilidad y la incertidumbre en torno al contexto global y el espacio que ocupa China como “retador” de la aún superpotencia.

Sirva como ejemplo, el reciente diferendo ocurrido con Panamá. El presidente Trump, amenazó con recuperar este el Canal si la administración de esa vía marítima no reduce el precio de los peajes a los buques con bandera de su país. En su posteo Trump también denunció una creciente influencia de China en el canal.

Aunque el presidente de aquella nación centroamericana, José Raúl Mulino, rechazó estas afirmaciones, reiterando que ese territorio pertenece al pueblo panameño, lo cierto es que habrá que prever más desencuentros de esta naturaleza. La presencia china en el continente se ha incrementado de manera dramática, tanto a nivel comercial, como en inversiones de infraestructura estratégica. No sería extraño que el republicano intensifique sus señalamientos en otros ámbitos.

En nuestro caso, ésta arista es especialmente delicada en el ámbito comercial y especialmente en el de Fentanilo. Cada vez son más las voces que involucran la producción, distribución y venta de precursores químicos para la fabricación de fentanilo, como un elemento que ha conducido a la “tercera guerra del opio”. Un ataque basado en “el poder suave” que ha derivado en la pérdida de…

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