Apicultor Celestino May Martín: un ejemplo de perseverancia y amor por la miel

José María Morelos.- Con más de cinco décadas dedicadas a la apicultura y la meliponicultura, Celestino May Martín es un ejemplo de perseverancia y pasión por el trabajo en el campo. A pesar de enfrentar problemas de salud y las dificultades propias del clima y la economía, este reconocido apicultor sigue adelante con su labor, manteniendo viva una tradición que, según él, no solo endulza, sino que también cura.


“De poco en poco le entra agua al coco”, dice con una sonrisa, refiriéndose a cómo, a pesar de las dificultades, ha sabido mantener sus colmenas activas. “Yo nunca tiré la toalla ni con mis hijos. Ellos me dicen que ya no necesito trabajar, pero mientras pueda y pueda ayudar, aquí estoy. La miel es mi vida”, comenta con evidente orgullo.


Actualmente, May Martín maneja un total de 50 colmenas repartidas en distintos apiarios, aunque reconoce que el rendimiento varía según la temporada. La sequía, señala, ha sido un reto importante: “Estamos pasando una etapa crítica. Si no alimentas a tus abejas, se pierden. Por ejemplo, por descuidarme ocho días, ya perdí cuatro colmenas. Pero sigo luchando, alimentándolas y cuidándolas”, comparte.


En cuanto a la meliponicultura, el apicultor tiene 23 colmenas de abejas meliponas, una especie sin aguijón que produce una miel altamente valorada. Aunque recibe ofertas para vender varias colmenas, May Martín prefiere hacerlo de forma limitada, priorizando la calidad y la sostenibilidad de su producción.


La miel como parte de su vida
Más allá del negocio, la miel es una parte esencial de su día a día. “Yo consumo más de una cubeta al año”, asegura. Sin embargo, tras sufrir un accidente que afectó su coxis y pasar varios meses en recuperación, tuvo que moderar su ingesta de miel debido a recomendaciones médicas. Aun así, no deja de disfrutarla como parte de su dieta saludable, lo que atribuye a su fortaleza física a pesar de sus limitaciones.

“Mi esfuerzo y sacrificio están en cada gota de miel que produzco. Esto no solo es un trabajo, es mi legado”, concluye. La dedicación de Celestino May Martín no solo refleja su amor por las abejas, sino también su compromiso con su comunidad, demostrando que la apicultura es más que una actividad económica: es una forma de vida.

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