Apática Laura para cuidar a los turistas

PLAYA DEL CARMEN

Por Luis García > Quequi

Uno de los destinos turísticos más importantes no solo del Caribe, sino de toda Latinoamérica: Playa del Carmen, tiene a los ojos de millones de turistas que la visitan, año con año, unas torres de guardavidas que se están cayendo a pedazos.

La apatía, el abandono y la falta de voluntad de Laura Beristain por atender el recurso más valioso e importante de este polo vacacional, sus playas, tiene a menos de las mitad de las 16 torres distribuidas en la franja costera, en condiciones para que los guardavidas puedan desempeñar en óptimas condiciones, su trabajo, para garantizar el saldo blanco durante las temporadas altas.

Sin querer revelar su identidad, uno de los guardavidas que vigilan la playa dice que prefiere vigilar en la arena, con un banco bajo una sombrilla que en las torres, porque son inseguras; informa que algunos de sus compañeros han sufrido incluso accidentes en las torres y que ellos mismos se han puesto a hacer talacha, que no les corresponde, para correr menos riesgo en el cumplimiento de sus labores.

Con un entrenamiento previo que empieza temprano, entre las siete y las ocho de la mañana, antes de su horario de labores que empieza a las nueve, el guardavidas señala que con la presunta remodelación de las torres, incluso que salió publicada en un boletín, Laura Beristain solamente dio «atole con el dedo» a la población, pues su remodelación solo fue una pintada en la que ni las banderas les dieron nuevas, pintura que ya se ha desgastado por el salitre, sin hacer absolutamente nada más que eso.

«Los clavos están expuestos, no tienen barandales, no tienen la escalera completa, no tienen puertas ni ventanas, si llueve, todo se mete, solo las medio pintaron pero hasta ahí se quedó el mantenimiento».

Por este motivo, en recorrido por la costa, se puede apreciar que la mayoría de las torres de guardavidas están vacías, llenas de basura, en el mejor de los casos, viejos cascarones de tablas y fierros abandonados, que sirven de todo menos para vigilar; Laura Beristain tampoco se ha preocupado por poner una torre pública en una de las playas más famosas y visitadas por el turista, playa Mamita’s, cuyo acceso es por la Calle 28.

«Llegamos y como no tienen puertas están llenas de todo, de basura, de orines hasta de excremento, porque en la noche todo mundo se puede meter, no tienen ni puertas ni ventanas»; agrega que han encontrado de todo, toallas sanitarias, comida descompuesta, condones usados y ropa.

Señala que no solamente la promesa de mejorar sus espacios de trabajo la ha incumplido Laura Beristain, sino también la de aumentarles el salario, promesa que la alcaldesa les hizo poco tiempo después de que asumiera el cargo, hace más ya de un año.

«A nosotros, hace como un año, nos lo prometió, nos dijo que nos aumentaría el sueldo y hasta la fecha nada».

Denuncia que los uniformes no dieron para todos, que algunos compañeros no alcanzaron o solo uno, para toda la semana de trabajo, incluso dice que tuvieron que poner de su bolsa esta temporada de aguamala, en la que hasta 30 casos al día se atendieron entre todos, «para comprar el vinagre».

En este sentido, cuestiona en qué se están empleando los recursos que se generan de los impuestos de empresarios de la costa, para las playas, los recursos del derecho de saneamiento ambiental, que también contemplaban las playas, los recursos que para equipamiento e infraestructura tiene Protección Civil, porque a las torres de guardavidas, a pesar de su importancia, no les ha tocado nada.

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