Amador Gutiérrez Guigui. En la opinión de…

Ambiente único

La excelente asistencia de aficionados en el estadio “Beto Ávila”, que estuvo complementada con tres emocionantes y delirantes juegos, enmarcados por la intensa pasión de seguidores de uno y otro equipo, provocaron que la llamada “Guerra Civil” entre Tigres de Quintana Roo y Diablos Rojos del México, ofreciera una fiesta beisbolera inolvidable en el Caribe Mexicano.

Allí, durante tres noches, en el estadio “Beto Ávila” de Cancún, acudieron familias completas, tanto quintanarroenses como de diversas partes de la República Mexicana, en especial de la Ciudad de México, las cuales “derramaron” un gran entusiasmo para ofrecer un especial ambiente que sólo puede darse con esta tradicional rivalidad.

Las famosas frases de ¡pobres Diablos! y ¡pobres Tigres! se escucharon al término de los juegos, dependiendo de qué equipo ganara; mientras que en las gradas se podían ver a los aficionados “felinos” y “rojos” conviviendo en gran armonía, entregando su correspondiente apoyo a la novena de su predilección. El grito de ¡vamos Tigres! también invadió el recinto, junto con los tradicionales sonidos que surgen desde las gradas.

Sin lugar a dudas, el estreno de la bandera monumental con los colores azul, blanco y naranja, y con el logotipo de los Tigres de Quintana Roo al centro de la misma, que fue extendida por todas las secciones del estadio iniciando desde las gradas, significó un acontecimiento muy especial en esta serie, que tuvo muchos momentos muy emotivos, incluso, dramáticos.

Mención aparte merece el muy peculiar mensaje alusivo al campeón Tigres enviado desde Nación ESPN, por David Faitelson, ganador del Emmy 2016 en español como “Personalidad Deportiva de Habla Hispana” en los medios de comunicación, el cual fue vitoreado por miles de aficionados “felinos” en el estadio.

Sumándose a este efusivo ambiente, aparecieron las “Tigritas”, así como el “Tigre Chacho”, quien incluso el domingo estuvo acompañado por “Chachito”, el más pequeño de la familia y con “Chachita”.

Y para enriquecer la fiesta, en la octava entrada se disputó la divertida y tradicional carrera de botargas, que fue del total agrado del público. Y cómo omitir que la competencia estuvo “sazonada” por el famoso aficionado, el “Pollo”.

Al final de los tres juegos el diamante del “Beto Ávila” de Cancún se pobló de niños y niñas, quienes se divirtieron al máximo con esta oportunidad.

Y como es costumbre, cuando se enfrentan Tigres y Diablos, la prensa nacional y local estuvo presente.

Fue así como Cancún demostró ser una gran plaza de la Liga Mexicana de Beisbol.

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