Alexis Shaffer. Si es posible estar en paz
Eureka, no tienes que hacer nada para tener conciencia plena
En el mundo todo es como es y sucede como sucede. Pero no tiene que ser tan pesado.
Hemos elegido la ruta más pesada y difícil, por eso diversión etimológicamente significa salirse de la ruta, sí, abandona esa vereda de hábitos tóxicos, si estás enfermo o tienes problemas, es mejor que lo resuelvas.
Así que puedes disfrutar y estimular la curación y bienestar al mismo tiempo, sin tener que ir a una clínica de recuperación para restablecer tu equilibrio mental y corporal.
Los métodos están a mano. A lo largo de varios años he publicado muchos artículos acerca de ello y si me sigues semanalmente muchos pudieron haber sido de utilidad en tu vida cotidiana.
No hay nada nuevo bajo el sol, la mayoría de ellos se integran de diversas maneras, y con ingeniosas estrategias, las prácticas espirituales y la meditación milenaria de oriente. Una de ellas, conocida como mindfulness ha crecido exponencialmente en los últimos años.
Mindfulness ha sido traducida al español en diferentes formas, todas compuestas a falta de una palabra que dé con el significado original. Las traducciones más comunes son Atención Plena, Plena Conciencia, Presencia Mental y Presencia Plena/Conciencia Abierta, entre otras.
La palabra Mindfulness es también una de las primeras traducciones que se hicieron de la palabra «sati» en pali, un idioma vernacular similar al sánscrito que se hablaba en la época en que Buda comenzó a enseñar hace 2500 años. Sati es la nominalización del verbo «sarati» que significa rememorar o recordar. Puesto que recordar es precisamente traer al presente, en su concepción última sati o mindfulness es la capacidad humana básica de poder estar en el presente y de «recordarnos» estar en el presente, es decir, constantemente estar volviendo al aquí y ahora.
No podríamos vivir sin la capacidad de estar en el presente: es la que nos permite recordar hacia dónde estamos yendo mientras caminamos, aún cuando durante el trayecto nos hayamos perdidos en miles de pensamientos. Sin Mindfulness sería imposible poder observar y reconocer la propia experiencia y vivir en este mundo. Sin embargo, y aunque creemos tener control consciente de nuestra atención, lo que normalmente sucede es que estamos constantemente atendiendo a pensamientos acerca del pasado o del futuro o bien reconociendo solo una pequeña porción de lo que está sucediendo en el presente: si lo que estoy experimentando me gusta, quiero que continúe o si lo que estoy experimentando me desagrada, quiero que desaparezca.
Mindfulness permite reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo, aceptando activamente el fluir de la experiencia tal cual se está produciendo. Así es que, aunque experimentemos algo que nos puede parecer desagradable, y que en realidad es solamente una percepción, podremos ahorrarnos el sufrimiento añadido de tener que lograr que aquello desagradable desaparezca. Quedarse solo con lo que experimentamos sin agregar sufrimiento es lo que la práctica de mindfulness permite.
Durante los últimos 30 años, la práctica de Mindfulness o Atención Plena está integrándose a la Medicina y Psicología de Occidente. Es aplicada, estudiada científicamente y por ello reconocida como una manera efectiva de reducir el estrés, aumentar la autoconciencia, reducir los síntomas físicos y psicológicos asociados al estrés y mejora el bienestar general.
Jon Kabat-Zinn, un biólogo molecular es un conocido referente mundial de Mindfulness por haber introducido esta práctica dentro del modelo médico de occidente hace más de 30 años, fundó la Clínica de Reducción de Estrés en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Allí introdujo a los pacientes a la práctica de Mindfulness para el tratamiento de problemas físicos, y psicológicos, dolor crónico, y otros síntomas asociados al estrés.
El define esta práctica como el tipo de atención que nos permite aprender a relacionarnos de forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora, en el momento presente. Es una forma de tomar conciencia de nuestra realidad, dándonos la oportunidad de trabajar conscientemente con nuestro estrés, dolor, enfermedad, pérdida o con los desafíos de nuestra vida. En contraposición, una vida en la que no ponemos atención, en la que nos encontramos más preocupados por lo que ocurrió o por lo que aún no ha ocurrido, nos conduce al descuido, el olvido y al aislamiento, reaccionando de manera automática y desadaptada.
La atención plena nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio interno, atendiendo de forma integral a los aspectos de la persona; cuerpo, mente y espíritu. Practicando la atención plena desarrollamos una mayor capacidad de discernimiento y de compasión. La práctica de esta atención abre la puerta hacia nuevas posibilidades, nos trae al aquí y al ahora, nos invita a vivir una vida de manera plena y en el presente.
La conciencia plena se ejercita prestando atención de manera activa en el momento presente y sin juzgar. Desarrollar la capacidad de abrazar la realidad de las cosas es curativo y transformador, cambia nuestro cerebro, tal como demuestran las investigaciones neurológicas.
Si aumentas la conciencia, los cambios en tu vida vienen solos. Requiere disciplina, pero lo más curioso es que no hay que hacer nada. Lo que propone la atención plena no es que uno cambie su vida, sino que se enamore de ella.
La atención plena te da otra manera de sostener tu experiencia desde la presencia, algo que no nos enseñan en la escuela. Te enseñan a pensar, pero a menudo el pensamiento no nos es útil a la hora de solucionar problemas vitales.
Lo más difícil de entender es que no hay que hacer nada. No se trata de intentar cambiar, se trata de en lugar de vivir dormido, vivir despierto.
Siempre hay cosas en tu vida que no acaban de gustarte. El hecho de que te gusten o no depende sólo de tus pensamientos. La depresión está causada por una desregulación en el pensamiento, empiezas a rumiar y entras en una espiral negativa que acaba en trastorno.
Si abrazas ese pensamiento, ya no continúa reproduciéndose. Sabemos que una mente distraída es una mente infeliz. Debemos acceder a la conciencia, un tipo de inteligencia innata de la que sabemos poco pero conocemos su poder.
Tenemos sólo algunas piezas del puzzle suficientes como para saber que la relación que mantenemos con nuestro cuerpo, nuestra mente, pensamientos y emociones, instante tras instante nos aporta si es la correcta, salud, bienestar y sabiduría. El cultivo de la atención plena es un acto radical de cordura, amor y compasión por uno mismo.