ALEXIS SHAFFER. Si es posible estar en paz

 

 

GRATITUD POR LO QUE ES

Es honrar, amar, apreciar, es unidad, es abrir el corazón. ¿Cómo funciona? ¿Cómo entra en nuestras vidas? ¿Cómo puede convertirse en nuestra experiencia y, finalmente, en nuestro estado de ser?

El camino hacia la gratitud es diferente en cada persona. Aunque todo comienza cuando uno se desplaza desde el primer estado o nivel de conciencia que tiene que ver con el ser egoico. Bajo esas circunstancias, todo gira en torno a la ilusión en que el yo siempre es el más importante. Esta energía egoica se centra principalmente en conseguir lo que quiere, cuándo y cómo quiere; no se preocupa en absoluto acerca de la forma en que puede afectar el bienestar de otra persona.

Para el ego, el fin justifica los medios. En la mayoría de los seres humanos, ese primer estado o nivel de conciencia, es evidente durante su juventud. Incluso es algo que dentro de la sociedad se ve y se acepta como algo normal. Pero especialmente por los padres, ya que están acostumbrados a dar, dar y dar absolutamente todo a sus hijos y, por supuesto, esto crea en el niño, un confort natural de tomar y TOMAR. En realidad, crea una especie de co-relación de dependencia entre ellos.

Pero no siempre es así. Cuando los padres están viviendo en un nivel superior de conciencia, tienden a enseñar a sus hijos pequeños la importancia de dar y compartir con los demás; por lo tanto, pensando en hacer el bien a otros desde una edad muy joven, que puede ayudarles en el desenvolvimiento de su vida ulterior, moviendo más rápido hacia el segundo nivel del estado de conciencia. Este nuevo nivel espiritual, se refiere al momento en que una persona se mueve fuera del ego. Y se realiza abriendo su corazón en su entorno inmediato, incluyendo a otros; cuando se preocupa por miembros de la familia, amigos y vecinos. Y continúa en su crecimiento, esta actitud abierta, compasiva y positiva de agradecimiento, y se expande hacia arriba y hacia afuera, hasta incluir a su comunidad, su ciudad, su país y todo el mundo.

Para que una persona experimente agradecimiento, primero tienen que ser consciente de la valoración de lo que ya tiene. Sucede siempre cuando están contentos con lo que tienen, con lo que son, sin rencores ni odios a lo que fueron, y no viven presos, llenos de miedo, de sus pensamientos que le cuentan una historia de lo que quieren o que van a tener. Una historia de querer llegar a ser, nunca viene de nuestro verdadero yo, es algo que siempre surge de nuestro ego. Y la ilusión de querer, está directamente relacionada con nuestros problemas en la vida. Siempre cuando quieras que las cosas sean algo diferente a lo que realmente son, siempre te encontrarás en los áridos terrenos del sufrimiento. Esto no significa que tiene que gustarte todo lo que sucede, pero sí significa que tienes que llegar a un nivel de conciencia en el que cada situación puede ser aceptada, para poder estar totalmente en paz. Investiga esto por ti mismo.

Encontrarás que la verdad no será un paraguas que te proteja de los problemas de la vida, pero va a permitir que no creas las novelas que te cuentas sobre ellos. Encuentra tu verdad y encuentra el agradecimiento en tu corazón. Y cuando encuentres este agradecimiento sentirás un profundo amor que, naturalmente, te inspirará a que desees dar a los demás. Y cuando tu corazón se abre y se expande, hasta el punto de amar incondicionalmente, todo lo que vas a compartir con ese amor abierto y libre, vas a exudar puro amor con tu sola presencia.

Amar significa dar y compartir libremente, sin que retengas ni te aferres a ningún pensamiento. Amar libremente es amar con valor y sin ninguna preocupación por la forma en que pueda aparecer. El amor puede significar simplemente ser el amor, como la presencia silenciosa o mediante el intercambio de un simple abrazo.

Así que ¿cómo se llega a ese punto? Uno es amor puro sin una historia o sin identidad. Dentro de ese amor solamente hay gratitud. Sin una historia, uno es libre. Así que en esencia somos gratitud, estamos en la libertad y en el amor puro.

El detalle es que al ego le gusta el conflicto, lo creará en todas partes y con todos en cada momento. Si no hay nadie alrededor, el ego luchará consigo mismo; creará un conflicto interno para mantenerse y mantenerte en el sufrimiento. También creará conflictos exteriores; luchando contra la realidad, queriendo controlar y cambiar todo a su imagen y semejanza. Así que la idea es que te conviertas en lo suficientemente consciente para poder observarlo. Comprenderás entonces la necesidad insaciable que tiene el ego para crear los conflictos.

Hacer la guerra con la realidad, significa que estás luchando mentalmente con los hechos: pensando que deberían haber sido diferentes. Te llenas de «quiero», «necesito» o «deberían». Por ejemplo: tal o cual cosa no debería haber ocurrido, la gente debe ser mejor de como es, mi infancia debería haber sido diferente, no merecía tal o cual situación en la vida, la gente debería tratar mejor a los demás, esa persona no debería haber muerto o era demasiado joven para morir, los políticos deberían ser más honestos, la justicia tiene que ser más justa y así sucesivamente.

La realidad no es más que lo que realmente sucede, sin juicio, sin conflicto, y es exactamente lo que se supone que es, y además, siempre es perfecta.
¿Alguna vez has notado que ningún pensamiento logra vencer a la realidad, que aunque mentalmente te opongas a la realidad no cambiarán los hechos? Al llegar a un nivel de conciencia en que eres capaz de aceptar todo tal y como es, empiezas a experimentar la realidad de la vida de una manera mucho más eficaz, ya que ves con claridad que NO HAY conflicto, que todo lo que ocurre a tu alrededor es la proyección de un conflicto interno, lo que sin duda te permitirá tomar acciones más claras. Ya no pierdes tiempo y energía en pensar en el problema, sus detalles o que la situación debería haber sido diferente; ves todo con tranquilidad y objetividad, encuentras fácilmente y con éxito solución a cualquier problema.

Si cambia tu interior, indudablemente, tu percepción del mundo cambia. Un gran obstáculo a esto, es una mente ruidosa. Todos los pensamientos son en realidad ruido. Si uno puede desarrollar la capacidad de simplemente observarlos sin actuar, y permitir que se vayan o vengan; estar junto a ellos en el camino y seguir adelante cuando hayan terminado de parlotear para tratar de distraerte; disfrutarás de una inmensa paz interior. No es la idea de la paz, es una paz real, que se produce de forma natural y simplemente es. Una vez que esto ocurre, la guerra con uno mismo ha terminado. Por lo tanto, es evidente que lo que sucede entre los oídos, provoca la creación de una existencia pacífica u otra llena de agitación y conflicto (guerra interna). Estos son los estados desarrollados reales del ser, que se experimentan en función del nivel de los decibeles de ruido que uno pone en su cabeza, y si no se calman, nunca permitirán la paz profunda, esa que sobrepasa todo entendimiento. Independientemente de lo que uno alcance, uno va a permanecer en un estado de fluctuación entre el uso de las cosas para el cumplimiento temporal y la búsqueda de encontrar algo más tranquilo, lejos de la ansiedad. Si la agitación no existiera no habría fluctuaciones. Así es como se desarrolla una mente condicionada, a través de la visualización de un yo que necesita cosas del mundo para su satisfacción. Una mente como esta, no sabe cómo ser, ni se permite ser un buen anfitrión. Crea mentira tras mentira, y te enreda con ellas como si fueras una marioneta manejada por una cuerda.

 

 

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