Alarma muerte de animales; pide organización reglamento, aplicación y concientización para que no los atropellen
Por Luis Roel Itzá
Quequi
Hace falta una reglamentación adecuada, la aplicación de este reglamento, equipo sofisticado de monitoreo y vigilancia, así como una mayor concientización sobre la importancia de la fauna en el medio ambiente, son algunos de los objetivos que se planteó una organización cuando se realizó un estudio sobre el atropellamiento diario de animales en la isla.
Alfredo Báez, encargado del programa de monitoreo de fauna atropellada en la isla de Cozumel que se realizó en el 2016-2018, dijo que se contabilizaron más de dos mil animales atropellados de los cuales el 60% fueron aves de distintas especies, entre las que destaca la conocida como la dama elegante, un 24% a mamíferos siendo mayormente los coatis y el otro 24% a reptiles, donde destacan iguanas y víboras.
Lamentó que hasta este día no se cuente con un estudio para conocer la población estimada de animales por especie que se tenga en la isla, sobre todo de los endémicos, que son los que más preocupan ya que si en algún momento se acaban estas especies ya no se volverá a tener otro en todo el mundo, de ahí la importancia de que se forme una cultura de prevención y cuidado de las especies y para ello se requiere de una enorme cantidad de recursos para colocar cámaras de monitoreo y vigilancia en las carreteras.
En este sentido, también dijo que cuando se construyó la carretera perimetral se pensó en ponerla de doble carril como en las ciudades grandes y para una circulación estimada de cinco mil vehículos al día, sin embargo, se llegan a contabilizar hasta 11 mil vehículos, lo que duplica el flujo vehicular, principalmente en la zona sur que abarca del muelle de Puerta Maya hasta Palancar, sobre todo los días en que hay un mayor número de cruceros atracados en los muelles internacionales de cruceros.
De acuerdo al monitoreo realizado, no se puede determinar cuántas hembras y o machos murieron porque la mayoría de los animales hallados ya estaban muy deteriorados por la cantidad de llantas que les pasaron encima, pero se considera que por cada hembra muerta se perdieron de cinco a diez ejemplares más por generación.