Germán Gallegos cruz

Por German Gallegos Cruz López Obrador y la guerra que viene.

 

Atento recado a los peligrosos.

Los detractores del “Peje” tendrán que buscar un nuevo «slogan» de ataque, pues el trillado “es un peligro para México”, ya no les va a funcionar. Analizando el vacuo efecto de su contenido, por desgaste, no tiene la ponzoña de otros tiempos para lograr descarrilar su legítima aspiración. Hoy por hoy, los que han demostrado en los hechos, que fueron, son y serán un peligro para México, son aquellos que han entregado los recursos naturales y las empresas estratégicas del estado, a manos extranjeras y negociantes nacionales sin escrúpulos. Ya viene 2018 y está como las tiendas Oxxo, «a la vuelta de la esquina». La preocupación va en aumento. Los adversarios de Andrés Manuel ya empezaron a ingerir tranquilizantes para conciliar el sueño. Porque a sus “gallos” no le crecen los espolones. Ni Osorio Chong, del PRI, ni Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya, del PAN, tampoco Miguel Ángel Mancera, del PRD, son rivales de cuidado para el tabasqueño. Las circunstancias políticas del país le están tendiendo la cama al “Peje”. Se han amontonado los desatinos del gobierno que preside el licenciado Enrique Peña Nieto. Hasta la fecha, nada de lo prometido ha dado satisfacción a la ciudadanía. Cuando se inicia este sexenio, más de la mitad de los mexicanos abrigaron cierta esperanza de progreso en sus particulares economías. A pesar que el presidente Peña Nieto logró seducir a los líderes partidistas, antaño opositores que firmaran el «Pacto por México», nada bueno ha sucedido. Los Anaya y los «Chuchos» nunca opusieron la mínima resistencia para guardar las formas, cuando menos, se arrojaron sin ninguna pena a los brazos del presidente. Cómo recuerdo a Ricardo Anaya en actos indignos de la más burda zalamería, aplaudiendo el «Pacto por México» y promoviéndolo como un hecho inédito, sin precedente en la historia de nuestro país. De los «Chuchos» ni qué decir. Ellos, en la voz de Jesús Zambrano se regocijaban de la propuesta presidencial. Los demás partidos, por su tamaño, han sido rémoras del PRI, de ellos no hay nada de qué hablar. Estos actores políticos, que con mexicana alegría ordenaron a sus bancadas en el Congreso firmar las reformas estructurales y lo que se le ofrezca al presidente, ahora pretenden deslindarse del Ejecutivo. Dicen que nada tienen que ver con los gasolinazos y hacen la pantomima de enojo para buscar acercamiento con el pueblo, haciendo aparentemente suyos los reclamos justos de la gente. Hay que tener un grado de cinismo y descaro tamaño «caguama» para negar lo que hace un «rato» defendían. Ricardo Anaya, el presidenciable y sus coros, destilan veneno «mortal» contra Andrés Manuel López Obrador. Desde Veracruz, Yunes Linares, el «inmaculado», hasta la señora Margarita Zavala, desde donde encuentre tribuna, arremeten contra el tabasqueño. Por fortuna, para el “Peje”, el impensable canibalismo del PAN le engorda el caldo y le allana el camino. Desconozco en qué nopalera extraviaron el pensamiento del maestro Manuel Gómez Morín. Los herederos del conservador Partido Acción Nacional andan de la greña buscando las escasas simpatías para lograr la quimérica candidatura a la presidencia de la República. Los otros aplaudidores del “Pacto por México”, los «Chuchos» y los residuos del PRD, buscarán colocar a un candidato testimonial en Miguel Ángel Mancera, sólo para conservar la «franquicia» que proporciona dinero sin trabajar. Es muy probable también que pretendan una «megaalianza» entre el PRI, PAN, PRD y “satélites” que los acompañan, sólo para no dejar pasar al acérrimo enemigo. Los improbables candidatos independientes están como globos mal inflados. Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” perdió sus canicas con el caso sin resolver de su antecesor Rodrigo Medina. El exombudsman, Emilio Álvarez Icaza, acaba de anunciar que también quiere ser candidato independiente. La pregunta sería: ¿A quién presta sus servicios este intelectual de alquiler, para atomizar el voto? En fin, no tardan en reagruparse los verdaderos «peligrosos» de México para tratar de atajar el tercer intento de Andrés Manuel López Obrador. En estos momentos hay un ambiente favorable para el tabasqueño. Todas las encuestas lo colocan por arriba de todos. El efecto de los golpes bajos y la guerra de estiércol aún no hacen mella en él. Hay que esperar el comportamiento de los medios masivos de comunicación, que se alían por default con los adversarios del insistente “Peje”. Es innegable que la desinformación, o la información amañada ha surtido efecto negativo en sus aspiraciones, pero también vale decir que el hartazgo de la gente y la decepción de los propios priistas, con los escasos resultados de la administración del presidente Peña Nieto, le ofrecen un panorama de probable triunfo. Es un hecho, esta próxima campaña política será una verdadera guerra por los intereses en juego. Pero la debilidad de los adversarios de López Obrador le abre de antemano la puerta del éxito. Nunca como antes he detectado simpatías variopintas hacia el proyecto del hijo predilecto de Tabasco. Parece que la tercera será la vencida, como me platicó el propio Andrés Manuel. No es una regla, pero Lula da Silva y Francois Mitterrand, uno de Brasil y el otro de Francia, ambos ganaron la elección presidencial en el tercer intento.

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